Japón puso en marcha el miércoles su campaña de inoculación contra la COVID-19, administrando la vacuna de Pfizer-BionTech a los trabajadores de los hospitales de Tokio, en un momento en que el primer ministro, Yoshihide Suga, se esfuerza por mantener viva la cita olímpica de este verano pese a las adversidades.
Los trabajadores del Centro Médico de Tokio fueron los primeros de los 40.000 profesionales de la medicina a los que se destinaron los primeros envíos de la vacuna. Les seguirán otros 3,7 millones de trabajadores sanitarios, y después 36 millones de personas mayores de 65 años.
«Este es el primer gran paso para acabar con el coronavirus», dijo a los periodistas el viceministro de Sanidad, Hiroshi Yamamoto, en el hospital tras la administración de las primeras vacunas.
Las primeras dosis serán destinadas a 40.000 profesionales de la medicina.
Suga ha dicho que el despliegue de las vacunas será fundamental para celebrar con éxito las Olimpiadas, cuyo inicio está previsto para finales de julio, tras ser retrasadas el año pasado.
El Gobierno pretende conseguir suficientes vacunas para toda su población de 126 millones de personas para mediados de 2021. El jefe del programa de vacunación, Taro Kono, declaró el martes que el despliegue completo podría llevar un año.
El despliegue de las vacunas será fundamental para celebrar con éxito las Olimpiadas.
También se teme que se desperdicien millones de dosis de la vacuna de Pfizer-Biontech debido a la escasez de jeringuillas necesarias para maximizar el número de inyecciones de cada frasco.
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