Un total de 1.100.000 alumnos que tuvieron trayectorias discontinuas el año pasado por la pandemia de coronavirus regresaron hoy a las escuelas bonaerenses. Y en la Ciudad de Buenos Aires, unas 2.117 escuelas volvieron a abrir sus puertas para el regreso a clases presenciales de 370.493 alumnos y alumnas de todos los niveles.
«Hoy empezaron las clases con presencialidad de 1.100.000 estudiantes que se llevaron una materia o que tienen que reforzar algún contenido», explicó el mandatario bonaerense Axel Kicillof durante una conferencia que encabezó en La Plata junto a la directora general de Cultura y Educación, Agustina Vila.
Kicillof expuso que, desde el Ejecutivo bonaerense, se trabajó para que el retorno a las aulas se lleve a cabo «con responsabilidad y sin marketing», con el objetivo de «asegurarle a este universo tan amplio que trabajamos desde octubre en el protocolo elaborado con trabajadores de la educación, especialistas, expertos en salud, gremios y directivos para tener presencialidad cuidada». Luego, manifestó que al tener que respetar la distancia de un metro y medio entre bancos para evitar contagios de coronavirus «no entra la misma cantidad de alumnos en el aula y por eso hay que usar otros espacios».
«Aun así, no caben la misma cantidad de chicos y por eso, para poder mantener distancia hay que hacer algún tipo de alternancia», puntualizó el mandatario bonaerense.
En una Ciudad en la que se vieron otra vez guardapolvos y uniformes, comenzaron las clases en los jardines maternales y de infantes, desde los 45 días hasta los 5 años, los primeros tres grados del nivel primario y educación especial, y 1º y 2º año de los colegios secundarios, de acuerdo al cronograma diseñado por el Gobierno porteño que cada colegio debe implementar de acuerdo a sus posibilidades.
Ese cronograma continuará el lunes próximo, con los estudiantes de los últimos cuatro grados del primario y de la modalidad Especial, y el 1 de marzo será el turno de los alumnos de los tres últimos años del secundario y de los últimos cuatro años de la escuela técnica. El 8 de marzo volverán los estudiantes de la escuela de adultos y el 22 de marzo los terciarios y los institutos de formación profesional y de docentes.
El objetivo es que al menos todos los chicos asistan jornada simple.
Desde que en noviembre pasado el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, anunció el inicio de clases para el 17 de febrero, la decisión fue rechazada por los gremios docentes. De hecho, Ademys comenzó hoy un paro de 72 horas y denunció que «no están dadas las condiciones sanitarias ni educativas» para el regreso presencial a las aulas en el contexto de la pandemia. Por su parte, los docentes nucleados en la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) convocaron para hoy a una jornada de «organización y lucha» en rechazo al protocolo presentado por las autoridades porteñas, al que consideraron «insuficiente».
Para rechazar las críticas, el jefe de Gabinete Felipe Miguel, aseguró en su cuenta de Twitter que el Gobierno de la Ciudad entregó ya 74.472 mascarillas para los docentes -quienes deberán usarlas además del tapabocas-, 33.145 litros de alcohol en gel, 53.359 litros de alcohol líquido, 1.662 termómetros, 6.000 dispensers de papel, y 6.000 dispensers de jabón.
Por su parte, el secretario de Transporte porteño, Juan José Méndez, se refirió a otro punto clave en el regreso a clases, la forma en que los chicos llegan al colegio. «Hay más movimiento en las calles, y eso lo estamos acompañando con mayor cantidad de colectivos», dijo en diálogo con Radio Nacional, y aclaró que «sigue vigente el protocolo, con una capacidad restringida de pasajeros, en donde deben ir todos sentados y hasta diez parados».
Con timidez, tratando de reconocerse detrás de los barbijos y acostumbrándose a eso de mantenerse lejos de los amigos, los chicos de la Escuela 18, «Yapeyú», en el barrio porteño de Villa Crespo, volvieron hoy las aulas tras once meses de educación virtual. Bautista empezó hoy tercer grado y, según le dijo su mamá a Télam, estaba tan ansioso que se despertó a las seis de la mañana. «Estaba nervioso, extrañaba venir», contó el niño, parado en la puerta de la escuela con su delantal blanco, barbijo y unas cartulinas rojas que le asomaban desde la mochila.
En esta nueva normalidad, la imagen de entrada de los colegios cambiaron. Ya no hay alumnos corriendo en la puerta, ni padres hablando en la vereda de enfrente. Apenas queda un saludo a lo lejos, un choque de codos y los chicos que, con timidez, intentan aprender los nuevos códigos. Como indica el protocolo de Ciudad, alumnos y alumnas deben ingresar de a uno para que les tomen la temperatura y continuar con el segundo paso, que consiste en limpiarse los pies en una alfombra sanitizante y colocarse alcohol en gel de un «totem».
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