Más de 300 bomberos voluntarios combatían esta mañana los tres incendios forestales que se mantienen activos en Alta Gracia, el norte de Punilla y Alpa Corral, en las sierras de Córdoba, en una jornada que se presenta con fuertes vientos desde el norte y sin lluvias.
Los incendios forestales que arrasan desde mediados de agosto gran parte de la serranía de la provincia de Córdoba, y que ya quemaron más de 60.000 hectáreas de monte, flora, fauna, pastizales y hasta viviendas, muestran un panorama desolador por donde el fuego pasó, a pesar de que la inquebrantable tarea de los bomberos que luchan día a día contra las llamas deje espacio a la ilusión.
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El director de Defensa Civil, Diego Concha, remarcó que el problema principal para que se descontrolen los fuegos “es la sequía que se presenta en toda la provincia producto de casi cinco meses sin precipitaciones de consideración”.
A la falta de agua, se suma el viento que se registró todo el mes y colabora con la propagación de los fuegos.
Por otra parte, en la localidad de Agua de los Árboles, en el departamento Minas, personal de bomberos logró contener un foco de incendio que se inició por la negligencia del dueño de un campo, que inició las llamas por un descuido luego de la tarea de marcar animales, y quien fue detenido.
El foco de incendio activo en la zona de Alta Gracia ocurre cerca del barrio cerrado Potrerillo de Larreta, donde el humo intenso se sitúa en zonas urbanas, aunque no hay evacuados por el momento.
En el norte de Punilla se registra desde hace al menos tres días un incendio que cubre las zonas de Río Pinto, Agua de Los Molles, Characato, Negro Huasi, Estancia Las Palmas, Oro Grueso y Cañada Honda, donde bomberos tienen el apoyo de aviones hidrantes que operan desde la Aeroposta de La Cumbre.
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Ese siniestro, que llegó a tener un frente de 40 kilómetros, se habría iniciado por un chispazo de una conexión de la Empresa Provincial de Energía Eléctrica de Córdoba (EPEC) en Villa Giardino.
En Alpa Corral, sector serrano del sur provincial cercano a Río Cuarto, el fuego está siendo combatido por más de 80 bomberos voluntarios de la zona, y aunque estaría controlado existe riesgo de que se expanda debido a los fuertes vientos.
Télam recorrió la zona del desastre desde San Clemente, en el Valle de Calamuchita, donde se detectan pinares y vegetación quemada en una gran extensión, para pasar por Alta Gracia, donde los fuegos aún siguen activos y quemando todo a su paso, como las cenizas que se detectan en la zona del Observatorio Astronómico de Bosque Alegre, el panorama es desolador tras el paso del fuego.
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Miles de hectáreas arrasadas entre los filos de los cerros por el incendio que se inició la semana pasada en cercanías a Villa Carlos Paz, en el Valle de Punilla, donde Federico Mariel, un vecino de la ciudad que es montañista y pertenece al cuerpo de guardavidas, dijo a esta agencia: «Es todo muy tremendo».
«La solidaridad de la gente es muy importante, pero en muchas ocasiones entorpecen el accionar de los bomberos y del personal idóneo» en la lucha contra el fuego, confesó el socorrista, que colaboró varios días en las tareas de extinción de las llamas en la zona de Las Jarillas, junto a su equipo.
Mientras, en el barrio Villa Independencia, Julián Escobar, trabajador de una estación de servicios, resumió: «Esto da mucha bronca, veo los animales cómo sufren por los incendios, cómo se mueren quemados las vacas y los caballos, eso duele mucho».
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