Emblema de la Armada argentina, la Fragata Libertad supo ser escenario de formación de más de 15 mil marinos a lo largo de sus 50 viajes de instrucción, en los que debió surcar desde bravos mares hasta un embargo por parte de «fondos buitre». Hoy se encuentra varado por un conflicto de remolcadores y no puede ingresar al puerto de Buenos Aires.
La reconocida embarcación, que este sábado concluye su viaje de instrucción número 50, entró en servicio en 1962, pese a que la idea de construirla había sido concebida en 1946: los trabajos comenzaron en noviembre de 1953 en el Astillero Río Santiago (el entonces presidente Juan Domingo Perón clavó el primer remache) y en abril de 1956 -durante la Revolución Libertadora- se le impuso el nombre de «Libertad» a través del Decreto 7922.
Su mascarón de proa también tiene una particular historia, ya que el original -diseñado por el escultor Luis Perlotti– fue descartado porque al ser colocado sobre el buque la imagen quedaba con el rostro mirando hacia abajo: el primer viaje de la Fragata Libertad fue sin la tradicional pieza que engalana a las embarcaciones. Actualmente, esa obra se encuentra en el parque del Museo Naval de la Nación.
Para poder dotar a la nave de un mascarón de proa, el capitán Emilio Biggeri recomendó al joven escultor gallego Carlos García González, quien terminó siendo el encargado del diseño y la confección de la obra: el artista hizo un boceto inspirándose en su esposa, quien falleció antes de la colocación a bordo, y lo plasmó en madera de cedro paraguayo.
La obra que encabeza la embarcación representa la imagen de la República Argentina y su sentimiento arraigado de libertad: la mujer mira el horizonte custodiando la proa durante su derrota por los mares del mundo.
El bautismo en el mar ocurrió en marzo de 1962, cuando emprendió un viaje por las frías aguas de la Patagonia y sus velas debieron soportar una fuerte tormenta tras dejar Puerto Madryn.
El 19 de junio de 1963 la Fragata Libertad realizó su primer viaje de instrucción, llevando a bordo a cadetes de la Escuela Naval Militar. Capitaneada por Horacio Ferrari, la embarcación tuvo su primera travesía, que se extendió por seis meses: 66 días en puertos y 104 en el mar, completando unas 18 mil millas navegadas.
«Un buque escuela es un pedazo de la República que se desplaza por entre la hostilidad de los mares para decir a los países que recorren nuestra realidad institucional, técnica, educacional y política, y para llevarles un mensaje de paz y confraternidad», afirmó José María Guido, entonces Presidente, al despedir a la embarcación.
En aquel primer viaje, el buque amarró en puertos como el de Recife, en Brasil; Boston, en Estados Unidos; Lisboa, en Portugal; Boulogne Sur Mer, en Francia; Londres, en Inglaterra; y Dakar, Senegal, entre otros.
Además de la tripulación argentina, también comenzó ahí la tradición de contar con invitados de otros países: en aquella ocasión se trató de becados de las Marinas de Estados Unidos, Paraguay, Perú, Brasil y Uruguay.
Tres años después de aquel viaje, la Libertad escribió su primera gran página en historia de la navegación: en su cuarto viaje de instrucción y al mando de Ricardo Guillermo Franke, consiguió por primera vez el trofeo internacional «Boston Teapot«, de la Asociación Sail Training, al alcanzar la mayor velocidad de grandes veleros entre el Cabo Race (Canadá) e Isla Dursey (Irlanda) y recorrer una distancia de 1741,4 millas en 6 días y 21 horas de navegación total a vela. Además, recibió el galardón de la «Gran Medalla» por batir el récord mundial de velocidad a vela desde el Cabo Race y el cruce de la línea imaginaria Dublín- Liverpool del Atlántico Norte, recorriendo más de 2 mil millas en ocho días y doce horas.
La mítica fragata puso a la Argentina al tope de los países con más triunfos en esta competencia, ya que volvió a quedarse con el premio en otras ocho ocasiones (1976, 1981, 1985, 1987, 1992, 1998, 2000 y 2007).
En mayo de 2001, el entonces presidente Fernando De la Rúa nombró a la nave como «Embajadora de la República».
A comienzos de octubre de 2003, mientras se encontraba amarrada en el puerto de Ferrol, en Galicia, el buque escuela sufrió un incendio que dañó parte de su estructura, ocasión que luego derivó en un proceso de modernización de media vida que se extendió hasta 2007.
Tal vez uno de los sucesos de mayor impacto en su historia no haya tenido que ver con cuestiones marítimas: el 2 de octubre de 2012 la Fragata Libertad fue retenida en el puerto ghanés de Tema tras la presentación de un recurso de amparo por parte del Grupo NML Capital, uno de los denominados «fondos buitre» que reclamaba judicialmente el pago de bonos que no habían entrado en el canje del default de 2001.
La embarcación fue eje de una controversia internacional que la puso en tapa de todos los diarios del mundo y que llegó a ser tema de discusión en la ONU. Luego de que el Tribunal Internacional del Derecho del Mar dictaminara que el buque contaba con inmunidad diplomática, la Corte Suprema de Ghana falló a favor del reclamo argentino y luego condenó al fondo buitre a pagar unos 8 millones de dólares a la administración del puerto de Tema por los gastos que había demandado la retención de la Fragata Libertad.
Finalmente, el 19 de diciembre de 2012 la nave pudo partir de África y retornar a Mar del Plata el 9 de enero del año siguiente.
A lo largo de los 50 viajes de instrucción, la Fragata Libertad formó a más de 15 mil marinos, que orgullosamente forman parte de la historia de la nave insignia de la Armada Argentina.