Pablo Temes presentará su muestra «Crónicas Urbanas» en el Museo Benito Quinquela Martín (MBQM), desde el 14 de mayo hasta el 26 de junio, en la sala Eduardo Sívori. En esta oportunidad, el artista «se sumerge en el entorno de dos ciudades icónicas: Buenos Aires y Manhattan» y pasa a ser un «habitante de ellas y sus paisajes, acogedores por momentos, y crueles por otros».
Además, la pandemia estará presente en la obra titulada «Mantenga Distancia Social», que muestra a «las personas moviéndose en lugares antes habituales y que ahora han tomado un aspecto atemorizante«. Pero podrán disfrutarse de más de 30 obras que Temes realizó durante los últimos 10 años.
«El protagonismo cromático y la fuerza del dibujo» son los ejes centrales de la exposición, y también dos características muy marcadas en la obra del artista. A su vez, se verá «cierta actitud bucólica, que nos remite a Hopper» (hay ciertas referencias al pintor americano, como en «St. Edward, confitería»), en donde «el ciudadano y su hábitat son los ejes fundamentales de la exhibición».
Yamila Valeiras, curadora MBQM remarca que «a lo largo y a lo ancho de América, el espíritu cosmopolita de una sociedad globalizada se ha ido anclando en diferentes metrópolis con inusitada velocidad» y agrega que «ese ritmo se incrementó en las últimas décadas, cuando el sujeto posmoderno se declaró ciudadano del mundo, incapaz de arraigar en ningún sitio y experto en comportamientos nómades».
En consecuencia, señala que «desde el sur del continente, Temes juega con la dualidad entre Buenos Aires y Manhattan, dos ciudades portuarias de intenso movimiento y marcada inmigración italiana, sometidas a una innata mirada periodística que compone escenas con personajes y sitios icónicos, oscilando entre la cotidianeidad y el extrañamiento», y destaca que «el énfasis en la textura y los matices de color nos acerca a un autor preocupado por el detalle pictórico pero dueño también de una geometría sensible, que en ocasiones se aventura a la incorporación de perspectivas distorsionadas, e incluso a las disrupciones surrealistas, como cuando los humanos adoptan fisonomía porcina».
La experta resalta que «con gran cantidad de obras inéditas, Temes propone recorrer locaciones que alcanzan una soledad metafísica, respetuosa deudora del pintor estadounidense Edward Hopper», y define a los «espacios sin atmósfera, como de un aire congelado, que tejen escenarios suspendidos en el tiempo y describen microhistorias ciudadanas«. Además, añade que las «fachadas de comercios con marquesinas luminosas se convierten en el refugio de las personas sin hogar, de los trabajadores que se amontonan en el vagón de un transporte público y de los solitarios transeúntes que deambulan sin rumbo bajo una lluvia pasajera, es decir, «una radiografía de la urbe contemporánea».
TEMES Y SU LUGAR EN LA PINTURA ARGENTINA
Por su parte, el artista plástico Daniel Santoro precisó que «la obra de Pablo Temes se inscribe en la tradición de grandes maestros que elaboraron su imaginario uniendo el campo del dibujo con el de la pintura, pensemos en Spilimbergo, Centurión, Berni, Alonso, Gorriarena«.
«Todos ellos, al igual que Pablo, elaboraron un mundo formal propio en el cual el dibujo es el elemento insoslayable que estructura las superficies de color, en esa relación es donde nace una forma, una representación espacial que podemos percibir inequívocamente propia del pintor, al decir de Merleau Ponty, es su manera particular de ‘rumiar el mundo'».
Y agrega: «Ya sea en Barracas, Nueva York o La Boca, todo es apropiado y pasa por el diagrama formal de Pablo, ya se trate de camiones, formas humanas, paredones con climas metafísicos, el artista impone su voluntad, su visión del mundo».
En esa línea hace hincapié en que «la arquitectura de planos de color es el elemento con el cual compone sus pinturas» y explica que «generalmente parte desde el fondo de la tela y desde allí se abren las fugas vertiginosas que generan los primeros planos de superficies siempre táctiles y sensuales».
Finalmente, contó que estudió Bellas Artes junto a Temes y ahí fue donde el maestro de dibujo, Osvaldo Attila, les dijo la siguiente frase: «Es fundamental tener un buen sentimiento de forma”. «Buena forma y buen color es lo que nos muestra Pablo Temes en esta exposición», concluyó