Aladdin, una de las mágicas historias que reúne Las mil y una noches, es la nueva producción teatral de Ocesa. Con 35 actores en escena, el musical hace un despliegue de ciencia y tecnología para llevar a los espectadores uno de los más deslumbrantes éxitos de Broadway.
“Toda obra tiene su propia característica”, asegura el director de producción para México de Aladdin, Jaime Matarredona quien hace un recorrido a través de lo que sucede detrás del escenario y comenta a Newsweek en Español que “en Aladdin se conjugan todos los avances tecnológicos”.
Matarredona inicia develando que el telón no es uno tradicional. Este es de seda y está conformado por dos hojas de 100 metros cuadrados. Cuando inicia la función el telón no sube porque posee un novedoso mecanismo kabuki que provoca la impresión de que este sale flotando del escenario.
Para el gran recorrido por el país de Agrabah, en compañía de Aladdin y la princesa Jazmín, ahora tiene todo un sistema automatizado de cerca de 70 motores que hace que las dunas, los carros, las casas y los otros edificios puedan moverse de un lado a otro gracias al sistema de Wi-Fi.
Hasta ahora se estima que la producción de Aladdin tiene un peso aproximado de 85 toneladas. De las cuales, 65, están soportadas en la parrilla del teatro Telcel. A su vez, para transportar la producción al recinto se usaron 17 traileres.
EL VESTUARIO
El vestuario es una colección bastante compleja por el manejo de texturas y el largo procedimiento que tomó su realización. Las telas provienen de Turquía, Marruecos, Italia, Francia y Alemania. Gran parte de vestuario tiene piezas hechas a mano. Todo está bordado a mano y hay elementos que pegan a calor.
Cada pantalón que se usa en la obra tiene más de 1,400 piezas de cristales Swarovski, en total, los vestuarios que usan pedrería, tienen más de 3,000 pequeños cristales. A excepción de la primera escena que es en el mercado, todos los vestuarios de los actores llevan cristales.
Más de un millón de piezas de cristales Swarovski son las que conforman todo el vestuario. Otro dato interesante es que tienen 38 cambios de vestuario en un solo número musical que se realiza en menos de 30 segundos.
A su vez, una de las escenas requiere 58 cambios de vestuario que se realizan en menos de un minuto. Javier Herrera, encargado del departamento de vestuario, informó que el equipo de este área está conformado por 20 personas.
Los zapatos, más de 160 piezas, son hechos en México con el diseño original de Nueva York. En su totalidad, el vestuario está conformado por 450 piezas, informó Javier Herrera.
Rocío Gómez, responsable del departamento de peluquería y maquillaje, comentó que cada actriz usa de tres a cuatro pelucas que se tejen cabello por cabello sobre un tul especial.
AUTOMATIZACIÓN, MÚSICA E ILUMINACIÓN
Todos los edificios se manejan de manera inalámbrica. Para todo el equipo de producción ha sido una fortuna que no hayan tenido, hasta el momento, interferencia de señal. Durante la puesta en escena de El rey León sí hubo momentos en donde las terminales de las tarjetas de crédito o alguna llamada interfirió con la señal. En el caso de Aladdin esto no sucede.
Durante la obra se tienen aproximadamente 40 cambios de escenografía. El número más vistoso de toda la obra es probablemente, señala Jaime Matarredona, es el que sucede dentro de la cueva de las maravillas.
En la obra, además de cambios de vestuarios y los varios trucos de magia, también se presenta pirotecnia la cual fue hecha en México.
“En este caso toda la parafernalia está al servicio de la historia. Todo está tan bien armado que no se ve lo difícil que es”, dijo Matarredona.
Para tener el mejor sonido, Aladdin se desarrolla con casi 200 bocinas que están colocadas por todo el teatro. La música es totalmente en vivo. La orquesta que acompaña la obra está conformada por ocho músicos. Dos teclados, trompeta, trombón, batería, alientos contrabajo, percusiones y un director musical.
“Solamente en el foso de la orquesta hay 70 micrófonos repartidos entre los diferentes instrumentos”, dijo el director.
Sobre la iluminación, Matarredona recordó el primer musical que realizó. “En ese momento teníamos una gran cantidad de luces robóticas, en total eran 20. En esta producción tenemos 120 luces robóticas. Nunca en la vida habíamos trabajado con ese número y además hay reflectores led y todos cambian automáticamente de color”.
LA EVOLUCIÓN TECNOLÓGICA
Sobre la evolución de la tecnología que está al servicio de las grandes producciones teatrales, el director Jaime Matarredona resalta como un gran avance tecnológico la alfombra mágica.
“La alfombra mágica es una cosa nunca antes vista. Es algo muy, muy, muy impresionante dentro de los avances tecnológicos en el teatro. Pero también puedo mencionar la señal inalámbrica que mueven todas las piezas en el escenario.
“Me ha tocado ver la evolución de la tecnología en las obras de teatro. Cuando me tocó La bella y la bestia, en 1997, no podía creer el nivel de automatización que tenía. En este momento tampoco puedo creer el nivel en el que está con Aladdin. Sin embargo esta tecnología de repente da muchos problemas”, comenta el director a Newsweek en Español.
Matarredona añade que el armado de la obra es artesanal y por ello se debe inventar un mecanismo que logre construir cada escena del musical. “A veces ese mecanismo falla, a eso no se enfrentamos todos los días.
“El sistema de video es de los departamentos que más rápido van evolucionando y son de los que más complicaciones tienen. Puedo mencionar también la secuencia de pirotecnia que también es impresionante. No hay una persona con un encendedor esperando a encenderla, esto se desarrolla en dos consolas que corren simultáneamente porque si falla una entra la otra”.
Publicado en cooperación con Newsweek en español