Durante una entrevista con Ceferino Reato en su programa “Al hueso”, en Radio Rivadavia, el gestor cultural y exfuncionario de Medios y Cultura, Darío Lopérfido, opinó sobre la situación en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa).
Desde luego, se mostró sumamente crítico con el actual manejo por parte del Gobierno nacional, pero rechazó las opiniones que postulan que la única salida es cerrar el organismo.
En primer término, opinó: “Es un desastre muy grande el que han hecho en los últimos años con organismos como el Incaa, discriminando al que piensa distinto, con bolsones de corrupción muy fuerte, con una gran cantidad de empleados…, porque una cosa es un impuesto para subsidiar una industria que genere empleo y producción, y otra es que sea para mantener una estructura administrativa soviética, como la del Incaa, que lo único que hace es dilapidar recursos”.
“La reacción de la gente fue muy fuerte: muchos salieron a decir que había que cerrar el Incaa. Yo no lo sé, pero no creo que haya que cerrarlo. Lo que sí sé es que así como está no puede seguir”, enfatizó Lopérfido.
En ese mismo sentido, vinculó ese déficit en la gestión a prácticas similares a los desde montoneros en la década del ‘70. “Estas áreas fueron copadas. En la década del ‘70 los montoneros copaban, hablaban de ‘copar’ sindicatos, fábricas, organismos públicos. Lo que pasó durante los años del kirchnerismo es que ellos coparon el Incaa, Télam, la TV Pública, la Anses, todo lugar donde haya caja y posibilidad de hacer ingeniería cultural con dinero para hacer determinado tipo de películas o convertir a Télam, como en el último tiempo, en una agencia pro-Putin”, añadió.
Finalmente, sobre este tema concluyó: “Vos podés tener el Incaa abierto o cerrarlo, pero lo que no podés hacer es que, con un 40% de pobres, se dilapide dinero, que haya corrupción y se discrimine al que piensa distinto”.
DEL PESIMISMO AL OPTIMISMO
Por otra parte, desde España ofreció su visión respecto a la situación política y económica del país, y sostuvo que tiene “una visión muy pesimista para el corto plazo y una visión optimista para el largo”.
Sobre su mirada negativa, explicó: “El momento actual lo veo como una decadencia acelerada por parte del ‘régimen’, que se va a acelerar cada vez más. Me gusta llamar ‘régimen’ al kirchnerismo. Y está mostrando toda su decadencia y todo su ‘hacer político’ solamente en función de la conservación del poder por parte del kirchnerismo duro, y una incapacidad muy grande de parte del Gobierno para manejar una situación tan compleja como esta”.
Sin embargo, sostuvo que tiene también una mirada positiva en el largo plazo. “Soy optimista hacia el futuro, porque creo que si la oposición se decide a terminar con este régimen y a empezar una Argentina nueva, puede haber una posibilidad muy grande”, finalizó.