Por Shannon Power, de Newsweek
Los fanáticos de Disney encuentran algunos de los contenidos más antiguos de Mouse House «obsoletos» y «ofensivos», y desearían que se hicieran nuevos programas y películas en lugar de repetir sus clásicos.
Casi el 50% de los que respondieron a una encuesta de Newsweek estuvieron de acuerdo en que si Disney iba a reiniciar su contenido antiguo, debería actualizar las tramas para alinearlas con los valores modernos.
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Esto va en contra de la reciente reacción que ha acusado a Disney de «despertarse» al alterar las historias de películas reiniciadas como la nueva versión de acción en vivo de “La Sirenita”, que eligió a la actriz negra Halle Bailey como el personaje principal, Ariel. Disney también enfrentó críticas por elegir a Rachel Zegler, de ascendencia polaco-colombiana, como “Blancanieves” en la nueva versión de acción real de la película animada de 1937, “Blancanieves y los siete enanitos”. Y también cambió a los siete enanitos de esa historia por «criaturas mágicas» de diferentes etnias y géneros, y sólo uno de los actores tiene enanismo.
La encuesta fue realizada para Newsweek por Redfield y Wilton Strategies los días 22 y 23 de agosto con una muestra de 1.500 votantes elegibles en Estados Unidos.
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Planteó una serie de preguntas, entre ellas si «las películas clásicas de Disney contenían estereotipos ofensivos y obsoletos». Sólo el 26% de los encuestados estuvo totalmente en desacuerdo o en desacuerdo con la afirmación, mientras que el 45% estuvo totalmente de acuerdo o de acuerdo con ella.
Otro 30% no sentía nada al respecto o no lo sabía.
«Históricamente, Disney ha cometido todo tipo de delitos. Racismo, sexismo, discriminación a los discapacitados, homofobia: están presentes en todo el canon de Disney. En algunos lugares es explícito, como los tropos de besos no consentidos con princesas inconscientes, en otros está implícito, como su larga historia de villanos con códigos queer y desfiguraciones», dijo a Newsweek Hannah Yelin, lectora de medios y cultura en la Universidad Oxford Brookes.
Yelin, autora de Celebrity Memoir: From Ghostwriting to Gender Politics, añadió que en los últimos años, «Disney ha intentado visiblemente abordar estos temas en sus remakes, pero una corporación de entretenimiento de masas como Disney siempre antepondrá las ganancias al progreso».
La encuesta de Newsweek también preguntó: «¿Apoya o se opone a las nuevas versiones de los clásicos de Disney que cambian la trama y el argumento de la película original para adaptarlos a los gustos y la moral modernos?». Las respuestas fueron abrumadoramente a favor de actualizar las historias, con un 44% de acuerdo y un 24% en contra de tales cambios.
En cuanto a si Disney había encontrado una fórmula ganadora al reiniciar su contenido antiguo, el 36% de los encuestados quería que la compañía se concentrara en contar nuevas historias. El veinte por ciento pensó que Disney debería rehacer películas clásicas y otro 28% dijo que la compañía debería hacer un poco de ambas cosas.
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Disney enfrentaría una tarea «imposible» para garantizar que sus títulos antiguos cumplan con los estándares actuales, según Alexander Ross, autor de “The Evolution of Hollywood’s Calculated Blockbuster Films: Blockbusted”.
«Lo que sería aún peor sería prohibir los elementos ‘inapropiados’. Necesitamos verlos dentro de un contexto histórico como un reflejo de los tiempos. Arrojan luz sobre nuestro pasado, por desagradable que sea», dijo Ross a Newsweek. «Con las advertencias habituales, deberían seguir siendo accesibles para aquellos que estén interesados. Necesitamos seguir interactuando con ellos, lo peor que podría pasar sería cerrar los debates».
Ross se refería a la decisión de Disney de poner avisos por delante de programas y películas más antiguos en su servicio de streaming, Disney+, advirtiendo sobre contenido potencialmente ofensivo e incluso imponiendo restricciones de edad a títulos queridos como Dumbo, Peter Pan y Los Aristogatos.
«Si Disney puede sanear algunas de las IP [propiedad intelectual] problemáticas para comercializarlas es un asunto completamente diferente. Algunas de sus IP más antiguas, que se remontan a sus películas de animación clásicas anteriores, son muy valiosas y añaden cientos de millones a la valor de la biblioteca del estudio», añadió Ross. «¿Tiene sentido rediseñarlo para que sea aceptable y relevante para las nuevas generaciones? Absolutamente».
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Pero para el abogado especializado en discriminación, Andrew Lieb, la rapidez con la que la gente pide boicots si algo se considera «demasiado consciente» o, en el otro extremo del espectro, «demasiado ofensivo», pierde la oportunidad de elevar a las comunidades que alguna vez pudieron haber sido un blanco de los estereotipos ofensivos.
«Sí, seguro que Disney tiene contenido antiguo y ofensivo… deberíamos aprender de él y celebrar lo mucho más evolucionados que somos hoy. Por lo tanto, es imperativo que la sociedad acepte nuestro pasado y mejore nuestro futuro», dijo Lieb a Newsweek.
«Eso no quiere decir que, como abogado, no recomendaría a Disney que tuviera un descargo de responsabilidad destacado delante de todo su contenido histórico que se publica hoy», dijo. «Este descargo de responsabilidad debe explicar que el contenido es de una época diferente en la que se consideraba aceptable un comportamiento normativo diferente, pero que Disney no respalda que el contenido sea aceptable como si hubiera sido creado hoy».
«Necesitamos equilibrar los tiempos cambiantes y cómo llegamos hasta aquí», añadió Lieb. «Vivamos en la realidad de que algunas cosas fueron geniales en ese momento, pero ese momento también ofendió a mucha gente y esas personas ahora necesitan ser animadas y celebradas».
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Yelin compartió una opinión similar.
«En nuestro panorama discursivo polarizado, donde la indignación es oxígeno, estas representaciones cambiantes han sido un lugar de guerras culturales que han tratado de beneficiarse de la nostalgia de tiempos en los que quienes tenían el poder podían golpear con impunidad», dijo.
«El enorme alcance global de estas representaciones significa que también desempeñan un papel al contribuir a nuestras normas culturales. Si éstas están comenzando a ofrecer elencos diversos libres de estereotipos, es mejor. En última instancia, los textos culturales como las películas de Disney reflejan y dan forma a la sociedad en la que se hacen”.
Publicado en cooperación con Newsweek
