Por Fernanda Arena
Fotos: Camila Fortunato
Veinticinco años y una carrera con diferentes matices pasaron desde que Dolores Fonzi saltó a la fama como actriz en “Verano del 98”. Un recorrido que en este 2023 hizo que se lanzara como directora de la mano de “Blondi”. En diálogo con Newsweek Argentina, la actriz habló sobre este nuevo desafío, el lenguaje universal de su ópera prima y las distintas formas de encarar la maternidad.
Pensar en directoras mujeres como “el futuro del cine” se convierte en una idea cada vez más tangible. Enumerar películas que tuvieron una voz femenina gritando “acción” ya no es sólo una utopía. Y aunque las estadísticas todavía reflejen que la balanza se inclina en su mayoría para el lado de los hombres, hay grandes y prestigiosas mujeres que brillan en pantalla grande a nivel nacional e internacional.
Lucía Puenzo, Ana Katz, Celina Murga, Albertina Carri y Lucrecia Martel son sólo algunas de las realizadoras argentinas que pisan fuerte y que allanaron el camino para que, recientemente, Dolores Fonzi también se haya sumado a esta notoria lista de cineastas. Así es como llega “Blondi” al cine. Con el sello de Fonzi como directora, pero también con su firma como co-escritora junto a Laura Paredes y con su papel protagónico rodeada de un gran elenco: Rita Cortese, Carla Peterson, Leonardo Sbaraglia y Toto Rovito.
“Blondi” puede definirse como una comedia, aunque no de las tradicionales. Es una película que fluye, que tiene un lenguaje cotidiano y que por momentos se parece a una road movie. Trata sobre la historia de una treintañera que fue mamá adolescente -a los 15 años- y, aunque su hijo no fue deseado, sí es muy amado.
El vínculo entre ellos es horizontal porque crecieron a la par. Él y ella transitaron uno la niñez y otra la juventud en forma paralela. Así es como ambos se embarcan en una suerte de viaje iniciático hacia la adultez en el que madre e hijo concluyen sus dolencias de la adolescencia.
Feliz y con la sensibilidad a flor de piel por la repercusión y buenas críticas que recibió el largometraje desde su estreno y que ya le valió (nada menos) el premio a Mejor Directora Argentina en la última edición del BAFICI, Dolores puede transitar este nuevo camino detrás de cámara y sumarlo a su reconocida trayectoria delante de la lente.
N:-Del uno al diez. ¿Qué tan contenta y satisfecha está con “Blondi”, su ópera prima?
-¡Diez! Estoy muy contenta, siempre lo estuve a lo largo de todo el proceso. Aunque compartí la escritura con Laura (Paredes) sólo fue esa instancia, que es un poco más solitaria y por ende no tenés tanto rebote, lo que me generó un poco de incertidumbre. Porque lo que escribís queda ahí y no sabés muy bien a dónde va. Pero el rodaje fue soñado y la edición también. Es el momento en el que se termina de asentar lo que va a ser, es cómo reinventar la película. El trabajo con los actores también fue increíble. Siento un agradecimiento enorme con todo el equipo que confió en mí y estuvo convencido de que lo que estábamos haciendo. Ellos son los responsables de lo que se logró. Sentir el apoyo y la confianza de todos te da una alegría y una seguridad para hacer lo que tenés que hacer, es decir, en este caso dirigir.
¿Hace cuánto tenía ganas de hacerlo? ¿Cuándo se gestó la idea?
-Empezamos a escribirla en 2017, pero no es que yo tenía tantas ganas de firmarla. Después me empezaron a apurar con esta idea tan instalada de que los guiones hay que filmarlos. Cuando se hizo un embudo y todas las condiciones se habían dado para rodarla ya no me quedó otra alternativa que hacerla. Pero confieso que yo con el guión ya estaba satisfecha; eso me parecía un montón. La verdad es que estoy re contenta. Y además, las devoluciones que tuve hasta el momento han sido maravillosas. La gente que la vio – amigos, familiares y también personas que no tan cercanas- coinciden en que el lenguaje de la película es bastante universal, más allá de que cuente cosas nuevas o desde otro punto de vista. Y eso hace que el público se pueda identificar con cualquiera de los roles.
¿Qué le dijo Santiago (Mitre), su pareja y productor de “Blondi”?
-Santiago está chocho y dice que soy más arriesgada que él como director. Piensa que soy más jugada y que él es más convencional a la hora de dirigir. Se siente muy orgulloso. Él fue un poco el motor de todo. Fue el que me dijo “los guiones son para filmarlos”, el que me insistió para llevar adelante esta idea y la concreción de aquella escritura inicial para que derive en este producto. El mismo que estuvo junto a mí en cada instancia del proceso creativo y eso es algo que nos unió muchísimo.
Nuestra pareja está muy basada en eso también: ‘Se me ocurrió tal cosa, ¿por qué no hacés tal escena de tal forma?’. Tenemos mucho de eso en nuestra relación cotidiana que enriquece el vínculo y a mí me encanta.
¿Cómo transitó el proceso de rodaje?
-Focalizándome en el día a día. Así es como se dirige finalmente, paso a paso. Un día vas a ver las locaciones, al otro día te toca el rodaje, después viene la edición. Todo se trata de estar presente en cada momento para unir las partes del rompecabezas que venís acumulando y pensando y ahí es cuando sucede la magia del cine.
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¿Cómo atravesó el proceso de realización?
-Una clave fue que nunca entré en neurosis. Volvía a casa y me quedaba pensando en las escenas. Fue un proceso de enamoramiento único. Algo así como enamorarme por primera vez de algo: actuar y dirigir al mismo tiempo. Dirigir fue como sentir el primer amor de nuevo.
Para el rol del hijo, Fonzi visitó el set de “Argentina, 1985”, dirigida por su pareja, para evaluar y seleccionar actores. La responsabilidad recayó en Santiago Rovito, más conocido como Toto, que proviene de una familia de artistas. Nieto de la célebre actriz Bárbara Mujica, en una nota con La Nación tuvo palabras elogiosas para la novel directora: “El trabajo con Dolores fue impresionante, tuvo mucha generosidad conmigo y trabajamos un montón el vínculo, la cotidianeidad, el código de los personajes. Cuando me dijeron que había quedado salté en una pata”. El vínculo entre madre e hijo ficcional y entre directora y actor real queda plasmado en la película.
La relación entre madre e hijo fluye muy bien en la pantalla y emociona al espectador. ¿Sintieron la misma química con Toto Rovito?
-Sí, ¡Toto la rompe en la película! Es más de lo que soñé cuando escribimos el guión. La expectativa se ve totalmente superada por la realidad. Lo conocí un día que fui de visita al set de “Argentina 1985”, me encantó que físicamente fuese tan distinto a mí para poder ver a través de él al padre que Mirko (su papel en la ficción) no tuvo. A través de Toto conocemos al papá ausente.
Es muy interesante cómo se ve reflejada la fuerza femenina. Mostrar mujeres que van para adelante, que se hacen cargo, que son fuertes, pero no viene con una bandera, ahí no hay pañuelo verde ni celeste, somos nosotras…
-Sí, y nos atraviesan las mismas cosas. Es cierto que se habla de una nueva maternidad y que la estadística cuenta que las mujeres somos, en su mayoría, las que nos encargamos de la crianza y los hombres no tanto. También es cierto que estadísticamente, la mayoría de las personas que crían solas a sus hijos son mujeres. Pero más allá de eso que es concreto, es verdad que puede estar actuada por tres varones: padre de un hijo adolescente, un abuelo y un tío e igual se pueden identificar porque es “el universo” del que habla con el que busqué empatizar. No es que sólo las mujeres pasan por situaciones de este tipo. Ni tampoco la película está dirigida a las mujeres. Es un conflicto universal.
Si bien no es un film que toma posición, se siente un aire de justicia frente a los padres ausentes. ¿Considera lo mismo?
-Totalmente, hace un poco de justicia al mostrar a la red de mujeres conteniendo y bancando la crianza de un hijo. Igual insisto en esto de que la película es universal y que se pueden ver reflejados con cualquiera de los personajes.
En ese sentido, ¿el tono de comedia ayudó a mostrar realidades dolorosas con cierto humor negro?
-Exacto, la comedia nos protegió para poder contar y hablar de cosas serias pero sin bajar línea y sin ser solemnes. Entonces sí, pudimos tocar todos los temas pero siempre desde un lugar de exponerlos nada más, sin hacer juicio de valor sobre eso. La comedia tiene esa particularidad: permite hablar de todo sin ser solemnes. Todo es abordable desde este género.
A partir de esta gran experiencia, ¿le gustaría seguir dirigiendo?
-La pasé tan bien durante el rodaje y fue todo tan soñado que sí, ¡voy por la segunda!