«Pintar a través de la cámara», así definió la artista Paola Marzotto su amor y pasión por la fotografía en una charla con Newsweek Argentina, a bordo del rompehielos Almirante Irizar. La condesa italiana, hija del fallecido conde Umberto Marzotto, presenta hoy su segunda exposición sobre la Antártida en el buque Almirante Irízar. Viajó por primera vez en el año 2020 y tres años después, en el 2023, decidió volver a ese lugar frío y lejano en el que ella encontró a «una gran familia».
Vos viajaste a la Antártida en el 2020 y volviste en el 2023. ¿Por qué decidiste regresar?
-Por una razón. La primera vez yo saqué fotos, no te digo por casualidad, pero no eran fotos de una búsqueda. Yo la primera vez fui a la Antártida de turista con el National Geographic, que hace un turismo culto, pero es siempre turismo. Sí sabía lo del cambio climático, pero no sabía mucho. Ahí escuché charlas y saqué fotos, pero saqué fotos de turista. Y no llevé una cámara porque mi técnico me dijo que el iPhone era la mejor cámara porque me veía como una señora grande que se iba a la Antártida a sacar fotos selfie. Y no es que yo tenía algún proyecto en la cabeza, pero me hubiera gustado sacar mejores fotos.
La verdad que no lo hice y no es que las fotos sean malas sino que el medio es un medio muy básico. Puse esas fotos en Instagram y la curadora de la Bienal de Venecia, de la parte fotográfica, me invitó a participar. Entonces, ahí se me abrió todo un mundo y desde el primer momento que me di cuenta que imprimir desde el iPhone no es simple, por lo menos con mis fotos, que por unas cuantas razones eran en baja calidad. Desde entonces quise volver.
Cuando tuve que enfrentarme con los problemas que me dio el haber sacado fotos sin un medio de nivel, entonces tenía muchísimas ganas de volver a sacar fotos, pero no tenía ganas de hacer turismo, porque además de que (viajar en el Irizar) es mucho más interesante como experiencia de vida, también porque me di cuenta de lo peligroso que es invadir ecosistemas delicados, como la Antártida que hay que dejarla tranquila.
Entonces volví de la única forma que a mí me pareció sustentable, ya que, al buque no le cambia si yo voy o no voy porque va a cumplir su misión. De ahí al Almirante Irizar misión a la Antártida, que es por un lado la misión del Irizar que hemos documentado que no era la búsqueda por la cual fuí que es ‘Antarctica, Melting Beauty’, pero aproveché y me fuí con otro artista de Eye-V Gallery para sacar fotos y documentar la misión del Irizar como forma de agradecimiento hacia el comandante Recio, que fue nuestro anfitrión. También a la Armada, a la Dirección Nacional Antártica y a la Cancillería que son las instituciones que nos acompañaron e hicieron posible el viaje.
¿Cómo encontraste a la La Antártida en este segundo viaje, al haber regresado luego de tres años?
-Era muy distinto el tipo de viaje. El primer viaje fue un viaje de turismo era como estar en un hotel flotante cinco estrellas, este segundo viaje fue un viaje muy disciplinado, con la diana (despertador) con los horarios de las comidas, nosotros habíamos sido invitados por el comando. Todo con una disciplina militar. Aunque en el National Geographic también hay una disciplina militar muy fuerte porque la gente no puede ir donde quiere, tienen que tener a la gente muy organizada. El paisaje tampoco fue el mismo porque nosotros esta segunda vez fuimos a lugares donde el turismo no va. Eso para mí fue muy interesante, pero al mismo tiempo tampoco da la vuelta, va de base en base, hay mucho tiempo de navegación, de mar abierto donde no ves nada mientras que cuando vas una semana con el National Geographic vas cerca de la costa, vas mucho más afuera. Pero obviamente la experiencia que tuve esta vez fue fabulosa, impagable, yo digo, la experencia de una vida porque no es una experiencia que cualquier persona puede hacer. No tengo ninguna experiencia parecida en mi vida porque si no sos militar es muy difícil que tengas esta experiencia. Entonces me ha encantado.
A nivel hielo yo veo siempre menos. Comparado con las fotos de mi hijo que fue en 2013 que yo conocía por las fotos de los panfletos publicitarios del mismo viaje, que ahora lo sacaron, estaban prometiendo ir en un rompehielo a cortar el hielo: todo blanco, la gente caminando en el hielo marino. Siempre hay menos hielo marino y siempre hay más hielo de tierra que quiere decir que se despega el hielo de tierra porque se suelta.
Igualmente ves muy poco. En mis paisajes metafísicos de la Antártida y de la serie Antártica ‘Melting Beauty’, tú vas a ver que hay muchísima falta de hielo, casi que no lo ves. Hay algunos que encontré cerca de la base Marambio, pero muy poco. Había un promedio de temperatura de dos grados arriba de cero, que es como el monte en primavera si vas a La Patagonia no es la Antártida. Es obvio que algunas fotos, también del buque sobre todo bajando a la base Belgrano donde yo quiero volver porque me falta, ahí sí seguramente vas a poder encontrar un poco más de hielo. Pero la comparación que yo hago es cuando fue mi hijo en el 2013, las fotos que yo vi, y cuando yo fui en el 2020 y en el 2023, la comparación es dramática.
¿Qué aprendiste en este segundo viaje?
-Esta búsqueda no es la búsqueda clásica de Eye-V Gallery hicimos una búsqueda como de fotoreportaje. El mensaje que espero que trasmita esta exposición, mi parte de la exposición, es que el buque es un mundo, un mundo de paz y armonía, con jerarquías donde cada uno está en su lugar incluso los pasajeros, los invitados y todos se portan bien porque de cómo se porta cada uno depende la salud de la misión.
Yo creo que el Irízar, a nivel global, es un ejemplo de paz, de ejercicio de la solidaridad, armonía y cooperación.
Y eso es muy importante por eso aunque no fuera una búsqueda sobre la naturaleza en si misma, Eye-V Gallery lo presenta porque creo que todo es un conjunto. Obviamente es una búsqueda más antropocéntrica que la que nosotros hacemos con Eye-V Gallery normalmente que es la naturaleza pura. Está este mensaje: miren el mundo, miren el planeta, que es como un barco en el que estamos todos, portémonos bien porque si alguien hace algo que no hay que hacer y pasa algo, estamos todos en ese barco por lo que no conviene que nadie haga una locura. De la colaboración, el Irízar se convierte en una gran familia y ese espíritu se siente. Y por eso, a mí me gustó mucho el Irizar, me pareció una gran familia con un ejemplo de paz.
En tu parte de la muestra, tenés muchas fotos de mujeres jóvenes que desempeñan distintos roles en el Irízar. ¿Eso a te sorprendió mucho?
-Cuando yo las vi no lo podía creer. Las chicas representan el 40% del total de la tripulación y hacen cualquier tipo de trabajo. Ves a una que está en el puente de comando, después hay una doctora que también es cirujana. Ves que no renuncian a la femeneidad pero hacen trabajos de hombre y lo hacen todo muy bien. Muy interesante ver una presencia femenina en lugares tan remotos y con trabajos tan extremos.
¿Qué es lo próximo que te gustaría hacer?
-Miles de proyectos. En el futuro próximo a nivel exposiciones tengo ‘Antártica Melting Beauty’ 2023, o sea las fotos que yo saqué de los paisajes de la Antártida, de la naturaleza, los voy a exponer en Abu Dabi, Madrid y espero también Buenos Aires en los próximos meses. Es una búsqueda bastante nueva, tiene un año, lleva su tiempo hacer la selección aunque yo no uso photoshop, pero el trabajo de selección, de edición, lleva mucho tiempo. Y tengo otros compromisos que en paralelo estoy llevando adelante. Uno es un libro que se llama ‘Ipatriarque’, que es un libro y también una exposición sobre los árboles milenarios de Cerdeña.
Después hace mucho que trabajo en una cosa sobre Armenia, Armenia es un país que yo amo muchísimo. Fui en el 2012, 2013 y quiero volver. Estoy organizando una exposición con otro amigo para ver si la podemos armar en Venecia pronto. Armenia es el primer país de la cristianidad, hay un genocidio ahí.
Entonces, por un lado, yo tengo una búsqueda muy profunda en la naturaleza pero no me olvido que existen también los seres humanos e intento también, cuando puedo, hacer algo. En este caso lo intentaré.
¿Por qué elegís la fotografía para expresarte?
-Con la naturaleza me encantaría pintar, por eso yo tengo un hashtag que dice painting with the lights (pintar con las luces). Me encantaría pintar, pero el problema es que pintar lleva tiempo, entonces yo pinto con la cámara. Me di cuenta que había una corriente artística de fines del 1880 que se llamaba pictorialismo y justamente los artistas de esta corriente querían pintar a través de la cámara, usar la cámara como una manera de expresar pinturas, usando la cámara como un pincel. Y es lo que yo hago mucho. También estoy pintando, pero eso lleva más tiempo. Entonces para hacer exposiciones … yo soy una activista y soy también una persona grande, no es que tengo 20 años y digo, bueno en los próximos 50 años de a poco voy pintando los cuadros que quiero pintar.
La fotografía es un medio muy rápido pero también puede ser un medio para la contemplación activa muy interesante porque el ojo humano captura, el espíritu captura, pero hay cosas que tú las ves en stream of consciousness (corriente de consciencia) con la cámara las vas siguiendo y después lo vas mirando y descubrís mundos. Y a mí eso me fascina.
Para mí ha sido un desafío importante volver a la tecnología digital, cambiar tecnología y volver a retomar un medio que yo usaba para mis viajes pero que no hacía un búsqueda que es muy diferente y un medio tan sofisticado como es una cámara digital, no es una camarita con la lente fija, que yo pongo en automático. Es una cámara que yo tuve que aprender y fue muy difícil, un gran desafío. Lo empecé en el 2021, no termina nunca. La primera cámara me llegó en el 2022. Pasé a la canon porque una artista de Eye-V Gallery, Manuela Cacciaguerra me convenció que tenía que tener la Roll Royce, la Ferrari de las cámaras. Y efectivamente te digo es muy importante tener una buena cámara. Es obvio que el ojo es todo, pero más allá del ojo, si tenés una buena cámara te ayuda muchísimo en lo que estás buscando. Lo primero es la búsqueda y mucho trabajo en eso. Buscar es una forma de encontrar.
Hoy en Argentina se está discutiendo el rol del Estado en relación a la cultura, especialmente en lo que se refiere al fomento y al financiamiento. ¿Cuál es su opinión?
-Me gustaría responder sin pelos en la lengua. Personalmente creo que el Estado tiene que invertir mucho más en la educación que en la cultura. No porque la cultura no sea importante, pero la educación es más importante que la cultura. La cultura es una cosa muy genérica, la educación es una cosa muy precisa.
Yo creo que al Estado le conviene invertir en cultura si como cultura estamos hablando de exposiciones de todo tipo, bien hechas. Sucede que la cultura es como una olla enorme en la que le tiran adentro cualquier cosa, si empezamos a sacar las cosas correctas, ahí sí le conviene invertir al Estado.
Un Estado como el Estado argentino, con una gran capital como la ciudad de Buenos Aires tiene un pasado de grandeza porque es una grandeza que va desde el arte a la cultura, a la arquitectura, al estilo de vida también que es un poco francés, un poco italiano, un poco inglés. Es una suma que hace que esta cultura nacional sea muy fuerte y muy importante en la vida de esta nación. Ahí, si yo fuera el Estado, invertiría en la cultura. Si por cultura me vas a decir que cualquier cosa es justificada que el Estado la tiene que subvencionar, yo no estoy de acuerdo. Yo creo que el Estado tiene que ser muy selectivo en lo que selecciona. Y también tiene que apoyar mucho a sus artistas como política cultural, una política cultural que tenga como mirada promocionar sus propios talentos. Hay gente muy talentosa que trabaja en el exterior, que no tuvieron restrospectivas en Argentina. Veo la misma situación que en Italia: hay talentos italianos que nadie les ha hecho nada y que recién se acuerdan una vez que esos talentos han muerto mientras que en España cualquier persona que haya hecho algo tiene la posibilidad de hacer exposiciones en todos lados. En cambio en Inglaterra premian a quien hace algo y eso lo hacía la reina, o sea, estamos hablando de un ente muy conservador que promociona sus talentos.
Hay varias formas de promocionar los talentos, no tiene que ser una subvención económica, le pueden dar sedes a disposición, pero no a cualquier cosa.
Entre el público y el privado, la vida cultural de Buenos Aires es de muy alto nivel y el Estado tendría que ser de ayuda, que no quiere decir necesariamente subvencionar puede ser patrocinar, verlo como parte integrante del futuro de la Nación.
LA EXPOSICIÓN
La muestra estará abierta al público desde mañana, miércoles 16 de mayo hasta el domingo 19 de mayo en el horario de 14 a 18 horas. El lugar es el Ara Almirante Irizar Apostadero Naval, Buenos Aires. Dársena Norte, ingreso por Avenida Antártida Argentina 1489.