La mayor muestra de que se tenga registro de las obras del pintor neerlandés Johannes Vermeer, figura clave del arte holandés del siglo XVII, abre sus puertas este viernes en el Rijksmuseum de Ámsterdam, en el marco de una exposición que aborda y destaca su uso de la luz natural.
Son 28 las obras de Vermeer que serán exhibidas en los Países Bajos (y tres cuartas partes de las que se conservan), y se cree que son la mitad de todas las que pintó en su corta vida. El maestro de la pintura murió a las 43 años, y se sabe que mantenía un ritmo lento de trabajo. De hecho, sostienen que es probable ni el artista haya llegado a ver tantas de sus pinturas juntas.
Al respecto, el director del Rijksmuseum, Taco Dibbits, contó que Vermeer era un hombre que vivía con una familia numerosa y tenía “una ajetreada vida como marchante de arte, pero que aun así se las arreglaba para perfeccionar obsesivamente obras de una belleza serena, bañadas en luz natural y realizadas con una precisión casi fotográfica”. «Es esta concentración y tranquilidad absolutas de sus cuadros lo que seguimos amando hoy en día», agregó.
La muestra reúne a obras sumamente difundidas y valoradas del artista, como «La joven de la perla» (1664) y «La lechera» (1659), pero también las dos únicas pinturas al aire libre conocidas, lienzos de gran tamaño y una serie de sus retratos de mujeres.
Vermeer tuvo siete hijas, lo que los especialistas en arte vinculan de manera casi directa con su obra, en las que las protagonistas en general suelen ser mujeres.
Respecto a su método de trabajo, los estudios han revelado buena parte de su fórmula para el éxito. Por ejemplo, descubrieron agujeros de alfileres en el exacto punto de fuga de los cuadros (lo cual ocurre en “La Lechera”); o un sistema de hilos que le permitían garantizar la perspectiva perfecta que ostentan sus pinturas. Inclusive hay quienes sugieren que podría haber utilizado una “cámara oscura”, precursora de las cámaras fotográficas.
«La Lechera», una de las obras más conocidas y valoradas de Vermeer
Además, lograron explicar que su lentitud se debía a que sus obras iban cambiando y las corregía de manera obsesiva. Ese es el caso de “La Lechera”, de la que fue eliminando elementos para simplificarla.
La exposición, que se pudo concretar gracias a la colaboración de museos de Alemania, Francia, Japón, Reino Unido, Irlanda y Estados Unidos, permanecerá abierta hasta junio.
(Con información de Reuters)
