Por Lucrecia Melcior
Como crítica de arte ha formado parte de más de una veintena de jurados y comisiones, siempre comprometida con estudios de género: Rocío de la Villa es una feminista investigadora especialista en arte contemporáneo. Su curaduría en la exposición “Maestras”, en el Museo Thyssen de Madrid –desde el 31 de octubre hasta el 4 de febrero de 2024–, destaca artistas célebres en su tiempo que hoy vuelven a ser reconocidas por su indiscutido talento.
En una en una entrevista exclusiva con Newsweek Argentina, afirmó que “la creación y el talento no tienen sexo”; sin embargo, reconoce que las mujeres en el mundo del arte debieron romper moldes hacia su emancipación del sistema patriarcal.
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¿Cuándo y cómo surge su interés por el arte y cómo lo canaliza para acabar siendo curadora?
– El arte histórico y contemporáneo me interesó desde la adolescencia, estudié Artes y Oficios y simultáneamente realicé la licenciatura de Filosofía, especializándome en Estética y Teoría del arte. Con el tiempo, fui compaginando la docencia y la investigación en la Universidad Autónoma de Madrid con la crítica de arte en publicaciones especializadas. El trabajo de comisariado de exposiciones en algunos proyectos muy concretos es una consecuencia coherente.
Sin embargo, en esa subjetividad que ya carga el arte, tiene que también haber un hilo conductor evidente para el público, ¿no?
– El trabajo curatorial se encarga precisamente de mediar entre el arte y el público. Seleccionar, sintetizar y categorizar las obras ayuda a que los espectadores comprendan mejor a un artista, un movimiento, un periodo histórico.
Participa como curadora en la exposición “Maestras” en el Museo Thyssen de Madrid, ¿cómo se gestó la idea?
– La idea viene de muy lejos, ya que en España hemos sufrido un retraso importante respecto a otros países de nuestro entorno en la recuperación y visibilización del legado artístico en femenino. Un legado que es una objeción sin paliativos al relato tradicional que se ha impuesto durante el silo XX y que, aun hoy en el siglo XXI, sigue siendo el relato dominante en la enseñanza y en los museos de arte histórico.
¿Qué podemos encontrar allí?
– Un recorrido por ocho cuestiones importantes para la historia de las mujeres y de las artistas en Occidente desde comienzos del siglo XVII hasta las primeras décadas del siglo XX, cuando se logra el sufragio universal, a través de 101 obras de 73 artistas.
¿Cómo fue el proceso de selección de estas artistas mujeres célebres? ¿Por qué ellas?
– La selección, más que de artistas, ha sido de obras en géneros artísticos y con iconografías muy concretas que fueron realizadas en momentos y lugares determinados donde, por diversas circunstancias, se dieron condiciones favorables para la creación de las artistas con altos niveles de excelencia.
¿Qué obras nos podrías mencionar como las más destacables en el montaje de la exposición?
– Como digo, el nivel de calidad es muy alto en todas las secciones. Hemos traído cuatro telas de diferentes épocas de Artemisia Gentileschi, y pintoras y escultoras conocidas como Clara Peeters, Angelica Kaufmann, Elizabeth Vigée-Lebrun, Berthe Morisot, Mary Cassatt, Camille Claudel, María Blanchard, Goncharova, Kathe Kollwith, Maruja Mallo o Frida Kahlo están bien representadas. La gran sorpresa viene de esas otras artistas prácticamente desconocidas: de la mayoría, nunca se había visto nada en España.
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El arte despierta emociones, hemos recibido testimonios sobre la exposición que nos dan a entender la profunda sensibilidad que se vivió gracias a la muestra.
– Efectivamente, la exposición es muy emocionante. Los sucesivos relatos se entienden muy bien gracias a la belleza de las obras, sin necesidad de textos explicativos adicionales. Para los aficionados al arte es una especie de regalo sorpresa conocer y poder deleitarse ante tantas imágenes maravillosas que hasta ahora se le habían ocultado. Y para las mujeres, además, supone la recuperación de su pasado, se sienten reconfortadas y, de algún modo, completadas, tras la restitución de lo que se les había amputado.
¿Cree que está habiendo un despertar de la curiosidad por el arte de femenino?
– Sin duda, en general, gracias al peso cada vez mayor de las mujeres en las sociedades democráticas. Pero también porque el público se aburre del “rodillo” de exposiciones de artistas ya muy conocidos en los grandes museos de arte. La creaciones de las artistas aporta novedad y la posibilidad de presentar relatos alternativos.
¿Cuáles son las complejidades para las mujeres en el mundo del arte? ¿Existe todavía hoy una discriminación de hecho de la mujer artista?
– Como en cualquier otro ámbito, sí: el patriarcado sigue dominando el sistema institucional y mercantil del arte y las artistas sufren la discriminación sexista desde sus posibilidades de exponer al ingreso de sus obras en colecciones públicas y privadas, siempre a precios inferiores de las cotizaciones que alcanzan sus compañeros.
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¿Qué puede representar el feminismo para el arte? ¿La perspectiva de género condiciona el arte?
– Gracias a las legiones de historiadoras del arte feminista desde hace medio siglo, desde los años setenta del siglo XX, hemos podido recuperar obras de artistas mujeres que desde el final del siglo XIX se confinaron en los almacenes de los museos, generalmente en muy malas condiciones de conservación, cuando no mal atribuidas a artistas hombres. Además, también se han recuperado las relaciones que mantuvieron entre sí y con mecenas y marchantes: de esta manera emerge otra historia del arte que completa el relato tradicional.
El hecho de que la historia del arte que nos enseñaron esté tan lejos de la realidad histórica, de lo que realmente ocurrió, cuando las artistas fueron en su propia época reconocidas, sus obras alcanzaron fama internacional y altas cotizaciones y también fueron incluidas en los tratados de arte … todo esto demuestra que los prejuicios de género, los prejuicios misóginos, han condicionado el sistema del arte al completo durante el siglo XX y todavía hasta la actualidad.
Como podemos ver en «Maestras», históricamente podemos hablar de un punto de vista de género consciente entre las artistas, bien porque trabajaban para los intereses de mujeres cultas y poderosas, o bien porque sacaron provecho de los constreñimientos de géneros artísticos y temas que los hombres consideraron adecuados para la creación femenina: es así como aportan nuevas iconografías, originales y nunca antes vistas en la historia del arte occidental.
Por otra parte, desde la década de los años sesenta, las artistas feministas plantean una reacción al patriarcado. Puesto que la dominación masculina sigue imperando en la sociedad, se siguen sucediendo las generaciones de artistas feministas que denuncian las injusticias, desde el ámbito laboral hasta la lacra de la violencia de género.
¿Podría decir que el arte feminista solo lo hacen mujeres o también lo pueden hacer hombres?
– A partir de la teoría del arte feminista, se han desarrollado toda una serie de ramificaciones, desde el arte queer al transgénero, en paralelo a los avances de las diferencias en las sociedades en las últimas décadas. Por supuesto que hay artistas, también hombres, que critican el machismo, y gays y elles cuya creación se enmarca en esa gran casa común que es la teoría feminista del arte.
Si tuviera que dar 5 nombres de artistas a los que le parece que habría que dar más exposición, ¿a quiénes elegiría?
– Las exposiciones individuales siguen siendo necesarias, porque suelen suponer un avance en la investigación. En este sentido, me parece importante que en la programación futura del Museo Thyssen-Bornemisza se encuentren artistas españolas como Isabel Quintanilla, Rosario de Velasco y Remedios Varo; y también la expresionista alemana Gabriele Münter. Pero, en mi opinión hay que insistir en que las artistas no son un fenómeno excepcional, como se suele subrayar cuando hablamos de “la única” de cierto movimiento artístico, “la primera” en tal o cual… Por ello, habría que insistir en microrrelatos históricos donde detectamos genealogías con clara intencionalidad de introducir en la sociedad valores de igualdad.
(Fotos: Museo Nacional Thyssen-Bornemisza)