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Micaela Riera: su éxito actoral y su encuentro con la «verdadera» Fabiana Cantilo
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Micaela Riera: su éxito actoral y su encuentro con la «verdadera» Fabiana Cantilo

Por Luciana Plotinsky

No ocurre siempre. A algunos no les sucede jamás, pero -cuando pasa-, es mágico. Cuando la varita se posa sobre un trabajo artístico y coinciden el tiempo, el espacio, la preparación, el carisma y el ojo justo, es una bomba nuclear cuya onda expansiva perdura por largo tiempo.

La interpretación que Micaela Riera hizo en “El amor después del amor” –la serie de Netflix que encabezó todos los charts de popularidad- es de esas inolvidables. Su Fabiana Cantilo hace olvidar que la persona que vemos en pantalla no es la propia Fabi. Los gestos, el cabello, las cejas, la gestualidad, la mirada, la entonación, la voz. Es Fabi. Y también es Mica, que ve cómo su carrera se dispara como un cohete a la Luna.

N:-¿Cómo fue el proceso de selección para que interpretara a Fabiana Cantilo?
-Me llegó un correo para enviar un casting que en el asunto decía: “Actriz/Cantante”, pero no lo abrí porque nunca me consideré cantante. Honestamente, pensé que estaban buscando algo mucho más profesional.

¿Y cuándo respondió al mail?
-Lo dejé y recién a la semana lo abrí. Ése era el último día para enviar el casting. Cuando vi que era para hacer de Fabiana Cantilo me dije que sin dudas tenía que hacerlo. Mandé la canción requerida, que era “Mi Enfermedad”, y vi solo un video de ella en YouTube para ver las caras que ponía.

En total fueron tres castings, en los que Mica Riera, santafesina de 31 años, fue convirtiéndose cada vez más en Cantilo, ícono del rock nacional. “A medida que fueron pasando las jornadas, fui entendiendo más el personaje y la fui queriendo cada día más”, se sincera.

La chica que se mudó a Buenos Aires junto a su familia a los 4 años, que arrancó como modelo de la agencia de Pancho Dotto a los 14, que tuvo su primer papel actoral a los 17 en la serie “Consentidos” y que es profesora de cerámica, se vio frente a una oportunidad única: protagonizar un producto de proyección internacional en el que haría nada menos que del amor del músico cuyo disco es el más vendido de la historia del rock argentino.

¿Cuándo empezó a sentir que el papel era para usted?
-En los castings, porque fue el momento donde empecé a ver cómo se movía. Podría decirse que empecé a imitarla. A sacar un poco sus gestos, las reacciones con su cara, sus manos, sus cejas. Empezó ahí y siguió después de haber sido elegida.

¿Se reunió con ella?
-Tuve una reunión con Fabi y pude hacerle todas las preguntas que necesitaba para componer el personaje. Cuestiones íntimas de ella o cómo se llevaba con los otros personajes de la serie. Qué estaba haciendo ella cuando le sucedía todo lo que le sucedía a Fito. También preguntas personales. Ese fue el momento en el que terminé de armar el proceso de interpretación y después, a medida de que fueron pasando los días de rodaje, dejé que fluya, solté todo el aprendizaje y el momento de investigación y no volví a ver videos de Fabi. Me dediqué a disfrutar.

¿Cómo era su relación con el rock argentino antes de la serie?
-Mi relación era total. Siempre fui de escuchar rock nacional. Cuando era chica escuchaba mucho Sui Generis, Serú Girán, Fito, Charly, Spinetta. Todos esos monstruos eran mi banda sonora del Mp3. Siempre curtí mucho esa música, por eso no necesité aprender muchas canciones. Hubo algunas de Fito, como DLG (me partió el alma esa canción), que no conocía y me gustó mucho conocer.

“Y se abrirá todo el cielo. / No será un día normal. / Después de todo, / todo llega siempre de algún modo. / Las profecías se dan”. El comienzo de DLG –una perla (no tan) oculta en “Giros”, de 1985- puede funcionar como explicación metafísica a lo que la actriz experimenta en este momento de su carrera. Y, por si fuera poco, esa belleza de tema tiene coros de Fabiana Cantilo.

¿Qué le diría a la Mica Riera de los comienzos?
-Básicamente que tiene que ser perseverante, que tiene que confiar en sus sueños y en sus ganas. También le diría que disfrute más del trabajo, que no se preocupe tanto. Que no se preocupe por el alrededor, que todos fueron elegidos en sus lugares por algo, que solo se encargue de confiar en sí misma y en los demás. Y también le diría que confíe en los procesos que eligió, que con el tiempo me di cuenta de que he tomado diferentes caminos y diferentes decisiones, y que todas fueron por algo. En su momento me costó verlo, pero después todo fue por algo y eso es agradable de ver con el tiempo.

En su vida laboral hay un antes y después de la serie. ¿Y en su vida personal?
-Sí, creo que hay algo de esto de disfrutar el presente y confiar en los demás y confiar en que todo sucede por algo que lo tomo como algo personal también. Estoy tratando de trasladarlo a todos los aspectos de la vida. Creo que Fabi (el personaje de Fabi) me enseñó a vivir en el aquí y el ahora, es algo que estoy tratando de practicar todos los días.

ACTRIZ, MODELO Y CERAMISTA

Muchas personalidades dentro de una sola persona, muchas actividades en un mismo cuerpo. No le gusta encasillarse ni ser encasillada. Se define como “impulsiva y a la vez reflexiva, ambos rasgos”. Y profundiza: “Soy una persona que un día milita la reflexión y al otro día toma una decisión desde el impulso total. Así que soy cambiante, muy de ir para ambos lados al mismo tiempo. Me quiero así, me disfruto así y decido no etiquetarme”.

Deportista, concurre entre 3 y 4 veces por semana al gimnasio, aunque la vorágine del éxito de la serie la alejó un poco de esos estándares, aunque por un excelente motivo: el presente que le sonríe. “Como súper sano. Ahora me estoy salteando comidas, pero ya volveré. Es el momento de disfrutar y en eso estoy”, explica.

Viajera, se confiesa enamorada de Salta y Jujuy. “Si pudiera, me gustaría viajar todo el tiempo. Ojalá que mis próximos viajes sean por el Interior de Argentina. Estoy muy enamorada. El año pasado a fin de año estuve en Jujuy y Salta y me enamoré del Norte, pero hace años que mi amor se lo llevó el Sur, así que seguro este año vuelvo para allá”.

¿Le gustaba el modelaje o fue una salida laboral?
-El modelaje era una salida laboral que yo no necesitaba. Era chica y me gustaba tener cierta independencia económica. Me divertía comprar lo que quería y saber que trabajaba y esa plata era toda para mí. Con mi primer sueldo compré un control remoto universal, que era un objeto que deseaba y no le pedí a nadie. Eso me hizo feliz en su momento. Siempre me costó mucho eso de pararme frente a una cámara y posar, pero lo hacía como si creara un personaje de modelo. Cada vez que tengo que hacer fotos recurro a ese personaje que posa ante las cámaras.

¿Volvería a hacerlo?
-Lo volvería a hacer siempre y cuando sea cuidado, porque me he encontrado en muchos lugares hostiles en los que no me cuidaban. Hoy, parada desde otro lugar de confianza y amor propio, sería diferente.

¿Qué encuentra en la cerámica que no hay la actuación?
-Hay cierta libertad que no encontré todavía con la parte actoral. Nadie te está mirando, nadie te juzga. En la actuación, además de actuar para uno mismo, uno lo hace para el otro. Es un trabajo en el que siempre te estás exponiendo, siempre hay un público. La cerámica, en cambio, es algo muy personal. Ni siquiera lleva mi cara, y -si quiero- no le pongo ni mi nombre.

Y el trabajo actoral también tiene sus sinsabores.
-Es una profesión muy difícil, tiene muchos riesgos, muchos puntos suspensivos, paréntesis. Hay muchos momentos en los que uno no hace nada laboralmente hablando, y eso es complicado. Ahí es donde disfruto de la cerámica y me armé mi emprendimiento para no quedarme nunca sin trabajo. Eso me permite balancear: cuando tengo mucho trabajo actoral pauso la cerámica y viceversa.

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¿Y el futuro laboral? ¿Qué le gustaría proyectar?
-Ojalá me encuentre con mucho trabajo. Por otro lado espero que siga así, que sigan los éxitos. Poder seguir trabajando para plataformas internacionales. Y también me gustaría expandir la parte de cerámica, que haya nuevos desafíos, tener empleados para que me ayuden. Poder tener doble laburo y darle trabajo a otras personas.

Tras su éxito en Latinoamérica al compás del éxito de Netflix, se permite barajar otras opciones. Le espera un personaje en una novela de Pol-ka y también teatro, en la obra “El divorcio”, junto a Luciano Castro, Pablo Rago y Carla Conte.

Desea trabajar junto a Mercedes Morán o con Ricardo Darín, y evalúa: “Acá en Argentina tenemos un talento increíble, creo que no me voy a ir al exterior, voy a dejar que el futuro me sorprenda. Hacer cosas nacionales, de calidad y hermosas”.

Fotos: Santiago Turienzo – The Remake

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