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Retratos extraordinarios: qué hay detrás de “Chica con un gatito”, una obra cumbre de Lucian Freud
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Retratos extraordinarios: qué hay detrás de “Chica con un gatito”, una obra cumbre de Lucian Freud

Por Gisela Asmundo, de El ojo del Arte

Nieto del afamado psicoanalista Sigmund Freud, Lucian nació en Berlín en 1922 y se exilió con su familia a Londres en 1933 escapando del nazismo. Estudió por un corto lapso en la Escuela Central de Arte de Londres, y de 1939 a 1942 con mayor éxito en la Escuela de Pintura y Dibujo East Anglian de Cedric Morris en Dedham. También asistió a Goldsmiths College, parte de la Universidad de Londres, en 1942-1943.

Luego de su primer matrimonio con Kathleen Garman, a fines de 1952 Freud se fugó con la heredera de Guinness y escritora Lady Caroline Blackwood a París, donde se casaron en 1953 para luego divorciarse en 1959. Se le han identificado catorce hijos, dos de su primer matrimonio y otros doce de varias amantes. La escritora Esther Freud y la diseñadora de moda Bella Freud son dos de sus hijas, fruto de una relación con Bernardine Coverley.

Sigmund Freud junto a sus nietos Lucian y Anton (Foto: Museo Freud de Londres)

Especializado en arte figurativo se volvió uno de los retratistas más destacados del siglo XX. Desde finales de la década de 1940 hasta la de 1950 los modelos representados lucen siempre como si estuvieran atados a posiciones inusuales, expuestos y congelados por la mirada del pintor y perdidos en la contemplación de su mundo interior.

A partir de la década de 1950, comenzó a centrarse en el retrato, principalmente desnudos, aunque su primer desnudo de cuerpo entero no lo pintó hasta 1966. A mediados de esa década desarrolló un estilo mucho más libre usando pinceles grandes de pelo de cerda, concentrándose en la textura y el color de la carne, utilizando una pintura mucho más espesa, incluido el empaste.

“Chica con un perro blanco” (Girl with a White Dog), actualmente en la Tate Gallery, es un claro ejemplo de una obra de transición en este proceso, que comparte muchas características tanto con sus pinturas anteriores como posteriores, con pinceladas relativamente estrechas y un tamaño y punto de vista medianos. Los colores de las áreas que no son de la piel en estas pinturas son típicamente apagados, mientras que la carne adquiere un color cada vez más alto y variable.

En la década de 1970, dedicó una serie de pinturas a su madre, sobre las cuales el historiador de arte Lawrence Gowing observó: “hace más de 300 años que un pintor no mostraba de manera tan directa y visual su relación con su madre. Y ese fue Rembrandt”.

En 2008, “Benefits Supervisor Sleeping” (1995), un retrato de la funcionaria Sue Tilley, se vendió por 33 millones de dólares, el precio más alto de la historia por una obra de un artista vivo. Poco después, en 2015, otro retrato de la misma serie “Benefits Supervisor Resting” se vendió por 56 millones en una subasta de Christie’s en Nueva York.

Freud fue un hombre profundamente reservado, sus pinturas, realizadas a lo largo de una carrera de sesenta años, son en su mayoría de amigos y familiares. Los títulos de sus cuadros eran en su mayoría anónimos y no siempre revelaba la identidad de los modelos. El duque y la duquesa de Devonshire tuvieron durante varios años un retrato de una de las hijas de Freud de cuando era una bebé, sin que se supiera quién era la misma.

Son obras generalmente sombrías y densamente empastadas, mayormente ambientadas en interiores inquietantes o paisajes urbanos. Se destacan por su intensidad psicológica y penetrante, a menudo, por el examen incómodo que se les atribuye en la relación entre artista y modelo. Teniendo en cuenta que Lucian fue el nieto del padre del psicoanálisis, posiblemente por asociación algo lo ligó a su prestigioso abuelo en su manera examinadora.

Acostumbraba a pintar muy cerca de los retratados en sesiones arduas y extensas. Solía trabajar de pie, lo que continuó hasta la vejez, cuando se cambió a una silla alta. Hacia 1960, Freud había establecido el estilo que mantendría, con algunos cambios, por el resto de su carrera. Falleció en Londres el 20 de julio de 2011.

KATHLEEN «KITTY» GARMAN

Kathleen Eleonora Garman nació en 1926 y fue criada por su abuela en Herefordshire. Su padre, el escultor Jacob Epstein, estaba casado con una segunda mujer y su madre Kathleen Garman llevaba una vida bohemia que resultaba inadecuada para la crianza de sus hijos.

Su tía Lorna Wishart, que había estado casada, tuvo una aventura ocasional con Lucian Freud, pero finalmente lo abandonaría debido a su promiscuidad con otras mujeres. Lorna es quien luego presenta a su sobrina a Lucian Freud en el Café Royal.

Kathleen había estudiado en la Escuela Central de Artes y Oficios bajo la enseñanza de Bernard Meninsky y John Farleigh. Pero luego de conocer a Lucian Freud sus estudios artísticos quedaron en un segundo plano.

Mantuvieron una relación turbulenta de cinco años que se volvió cada vez más inestable debido a las supuestas infidelidades del artista, que afectó la salud de Kathleen. Tuvieron dos hijos, Annie en 1948 y Annabel en 1952, pero ese mismo año, Kathleen lo abandonó para irse a vivir con sus padres, a causa de una aventura entre Lucian y Lady Caroline Blackwood.

Lucian Freud, «Evening in the Studio» (1993). Oil on canvas. 200 x 169 cm. Courtesy The Lewis Collection. Photo: © The Lucian Freud Archive/Bridgeman Images.

Desde su infancia Kathleen había tenido una vida difícil con conflictos que se acentuaron con sus problemas matrimoniales. Aunque se volvió a casar, su vida estuvo atravesada por la tragedia. Su hermano mayor Theodore Garman, un pintor talentoso que sufría de esquizofrenia, murió repentinamente a los 29 años en 1954, y su hermana menor Esther se quitó la vida ese mismo año.

Entre 1947 y 1951 Lucian Freud realizó ocho retratos de Kathleen, entre los que se destaca «Chica con un gatito».

APROXIMACIÓN A LA OBRA «CHICA CON UN GATITO» 

“Chica con un gatito” (Girl with a Kitten) está fechado en su reverso en septiembre de 1947 y se exhibió por primera vez en la Galería de Londres en octubre de ese año, en una muestra titulada Lucian Freud y John Craxton. Apareció luego en el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres en 1950, como parte de la exposición colectiva Londres / París: Nuevas tendencias en pintura y escultura. En 1954 se exhibió nuevamente en la Bienal de Venecia donde apareció bajo el nombre de “Girl with cat” (la única vez que parece haber sido exhibido con ese título), ocasión en la que Freud fue seleccionado para representar a Gran Bretaña junto con Ben Nicholson y Francis Bacon.

Inicialmente la obra perteneció al hermano mayor de Freud, Stephen, pero luego fue adquirida para pasar a formar parte de la colección del filántropo y coleccionista Simon Sainsbury.

En la obra sólo se distinguen tres cuartos de la figura, la cual se recorta sobre una pared beige de fondo. Garman sujeta un gatito por el cuello en un gesto tenso, que se evidencia en sus nudillos marcados, y que pareciera casi estrangular al animal sin preocupación. Sus grandes ojos que se parecen a los del gato, tiene la mirada perdida, ausente, sin reparar en el estado del animal. Es el gato quién confronta al espectador con su mirada y acentúa de esta forma el estado disperso de Kitty.

Dado que Garman era generalmente conocida como Kitty (forma abreviada de Kathleen, pero a su vez el término familiar en inglés para referirse a un gatito), su trato con el gato plantea explícitamente preguntas sobre su propia imagen para intentar resolver.

Existe cierta homogeneidad que se manifiesta con el mismo escrutinio entre ambas figuras. Desde los reflejos en las pupilas hasta la electricidad estática en el cabello ondulado y el pelaje del felino. Una precisión lograda mediante el uso de finos pinceles de marta. Una luz plateada impregna la imagen, otorgando sombras en la piel perlada de Garman y la prenda azul suave que lleva una uniformidad fría.

Lucian Freud, «Reflection with Two Children» (Self-portrait) (1965). Oil on canvas. 91 x 91 cm. © The Lucian Freud Archive/Bridgeman Images. Courtesy Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

Freud siempre pintó a sus modelos en vivo explicando al respecto: “Quiero que la pintura funcione como lo hace la carne. Si no se dirige demasiado al modelo y uno se concentra en su presencia física, a menudo suceden cosas interesantes. Se logra capturar algo sobre ellos que ninguno de los dos sabía (…) El tema es autobiográfico, tiene que ver con la esperanza, la memoria, la sensualidad y la participación, en realidad”.

Los retratos de Kitty Garman marcaron la culminación del primer período de retratos de Freud, que evocaban la tradición de la Neue Sachlichkeit (Nueva objetividad), una forma de pintura realista que surgió en Alemania a principios de la década de 1920 y se caracterizó por su estilo nítido y poco sentimental.

LA ESCUELA DE LONDRES

Desde 1980 un grupo de prominentes pintores cuyo trabajo se caracterizó por el papel central otorgado a las figuras humanas comenzó a ser identificado colectivamente como la Escuela de Londres. El término fue acuñado por primera vez por Ronald Brooks Kitaj, un artista americano que pasó gran parte de su vida en Inglaterra.

En 1976 Kitaj fue el curador de una exposición para el Arts Council en la Galería Hayward titulada “The Human Clay”, que incluyó principalmente dibujos, pero también pinturas, grabados y esculturas pertenecientes a artistas de diferentes generaciones, desde Henry Moore hasta David Hockney.

Kitaj seleccionó primordialmente pinturas de una sola forma humana que podían estar en diálogo con importantes ejemplos históricos y ser representativas de un nuevo desarrollo por venir. En el texto que escribió para el catálogo de la exhibición utilizó la denominación Escuela de Londres para referirse a este grupo de artistas poco conocidos que provenían mayoritariamente de la capital inglesa.

En esa selección de 1976 Kitaj agrupó el trabajo de alrededor de cincuenta artistas, pero la expresión Escuela de Londres fue más adelante usada para referirse principalmente a un grupo puntual de artistas, entre los que se destacan Francis Bacon, Michael Andrews, Frank Auerbach, Leon Kossoff y por supuesto, Lucian Freud.

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