Ricardo Darín estuvo este sábado en el Festival de Venecia a raíz de la presentación de la película «Argentina, 1985» que protagoniza junto a Peter Lanzani. En ese contexto, el actor habló sobre «los discursos de odio» y fue contundente.
«Cada uno hace lo que puede con respecto a la rabia, a la ira, a la cólera. Por eso es que es importantísimo revisar cuál es la violencia propia. La interna. Qué es lo que nos pasa a nosotros adentro porque a veces, sin darnos cuenta, podemos contribuir a esa violencia generalizada», sostuvo.
Asimismo, remarcó que «yo creo que si uno tiene sensibilidad humanista, el primer deber es tratar de ponerse en el lugar del otro». «Incluso, cuando recibimos una agresión», subrayó y advirtió: «Porque la bola de nieve que produce la agresión y la violencia, es muy fácil de generar y es muy difícil de detener». En ese sentido, hizo hincapié en que «no nos olvidemos que el odio, probablemente sea el único sentimiento que no prescribe».
El ejemplificador discurso de Ricardo Darín sobre el odio, en la presentación oficial de “Argentina, 1985” en el festival de Cine de Venezia. pic.twitter.com/HinMPvXB04
— Marcelo Bonelli (@BonelliOK) September 5, 2022
EL OTRO DISCURSO
La hermana del actor, Alejandra Darín, que es la presidenta de la Asociación Argentina de Actores, también se refirió a «los discursos de odio». El viernes pasado, en la movilización que se llevó a cabo en Plaza de Mayo en defensa de Cristina Kirchner a raíz del atentado, la actriz recalcó que «desde hace varios años, un sector minúsculo de la dirigencia política y de sus medios partidarios, viene repitiendo un discurso de odio, de negación del otro, de estigmatización, de criminalización de cualquier dirigente popular o afín al peronismo, y aún de cualquier simpatizante» y recordó: «Todos hemos visto movilizaciones donde se pasearon por las plazas más importantes de la Capital Federal bolsas mortuorias, ataúdes o guillotinas«.
En esa línea aseguró «no es inocente ni gratuita la legitimación de discursos extremos, de llamados a la agresión, de planteos que niegan legitimidad democrática del adversario político» y si bien aclaró que «nadie es individualmente responsable por las acciones de otros», afirmó que «quienes cedieron minutos de aire a los discursos de odio deberán reflexionar sobre cómo han colaborado para que lleguemos hasta esta situación«.