Por la crisis en China tras la eliminación de su política de “Cero Covid” en medio de un nuevo brote, el Gobierno de los EEUU, a través de sus CDC (el máximo organismo sanitario), decidió extender hasta al menos el 10 de abril la exigencia de certificado de vacunación a los viajeros internacionales.
Esta situación podría golpear de lleno la planificación de la temporada 2023 para el tenista serbio Novak Djokovic, ex número uno del mundo (hoy en el puesto 5), quien desde el inicio de la pandemia se ha negado a recibir las vacunas contra el COVID-19.
Por esta situación, Djokovic se ha perdido ya el Abierto de Australia (con escándalo incluido) y el US Open, dos de los cuatro Grand Slam, los torneos más importantes del año.
Con la extensión de las restricciones en EEUU, el tenista tampoco podrá jugar en 2023 al menos dos torneos clave en ese país para quienes disputan el ranking de la ATP: los Masters 1000 de Indian Wells y Miami, programados para marzo. Se perderá así la chance de jugar por esos 2.000 puntos, sumamente valiosos en la puja contra los españoles Rafa Nadal y Carlos Alcaraz.
Este escollo vuelve a poner en jaque la carrera de Djokovic, que parecía cobrar cierta normalidad luego de que el Gobierno de Australia, que lo deportó hace un año, le permitiera entrar para jugar el torneo de Adelaida y el Australian Open en 2023.
El año pasado, ente la posibilidad de no jugar el US Open, Djokovic apuntó a la letra chica de la norma sanitaria, que establecía dos excepciones al requisito de vacunación: tener algún problema serio de salud que le impidiera vacunarse; o ser una persona sumamente relevante para el país, lo cual debía ser certificado por el propio secretario de Estado, Antony Blinken. En 2022 no lo consiguió, y se estima que tampoco lo haga en 2023.