Cuatro años después, el proceso judicial que investiga las circunstancias de su muerte continúa dando mucho que hablar por sus reiterados atrasos, en un caso que mantiene en vilo a sus fanáticos alrededor de todo el planeta.
Maradona murió a los 60 años en su casa del barrio privado San Andrés, en el municipio bonaerense de Tigre, donde se encontraba bajo internación domiciliaria tras ser operado de un hematoma subdural el 3 de noviembre de ese año. Su estado de salud, ya debilitado por años de excesos y problemas médicos, incluía insuficiencia cardíaca, obesidad, adicción al alcohol y secuelas de una vida cargada de presiones y golpes físicos.
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La autopsia confirmó que el Diez falleció debido a un «edema agudo de pulmón secundario a insuficiencia cardíaca crónica reagudizada» y reveló una miocardiopatía dilatada.
Sin embargo, las investigaciones posteriores arrojaron sospechas sobre el papel de los profesionales encargados de su cuidado durante sus últimos días.