El próximo 20 de julio, comenzará el Mundial Femenino de Australia y Nueva Zelanda 2023, en el que 32 selecciones nacionales, entre ellas Argentina, competirán para ser las nuevas campeonas del mundo.
Sin embargo, un informe realizado por la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol Profesional (FIFPRO), entidad que nuclea a futbolistas de todo el mundo, advirtieron sobre las desigualdades que atravesaron las jugadoras para llegas hasta la Copa del Mundo. Entre ellas, tener que renunciar a su empleo para jugar partidos oficiales.
Pese a que en los últimos años creció la profesionalización del fútbol femenino, el reporte, que contó con la participación de 362 jugadoras, reveló que solo el 40% se considera profesional. El 16% dijo ser semiprofesional, mientras que un 35% se identificó como aficionada y un 9% no tenía seguridad sobre su estatus.
En ese sentido, desde FIFPRO señalaron que el 29% de las chicas no recibió ningún tipo de apoyo económico por parte de sus selecciones. El porcentaje restante, recibió remuneraciones en distintos niveles, ya sea por partido o por resultado, mientras que apenas un 8% aseguró tener un pago mensual.
La Selección Argentina se prepara para disputar el Mundial Femenino
En este contexto, muchas jugadoras de las 32 selecciones que competirán en el Mundial Femenino 2023 se ven obligadas a tener un segundo empleo para poder cubrir sus necesidades. Sin embargo, el 66% tuvo que pedir licencia o renunciar a estos para disputar los clasificatorios.
Según la encuesta, el 29% pidió permiso no remunerado; mientras que un 37% renunció. Además, hay un 6% que tuvo que abandonar sus estudios para representar a su país. Una situación que no se da en el caso de los hombres, quienes pueden vivir de su carrera como futbolistas.
“Cuando se espera que las futbolistas soliciten permiso (retribuido o no) para jugar en su selección nacional, deben escoger entre competir para su selección nacional en torneos internacionales o mantener su segundo empleo y otra fuente de ingresos. Una elección que las jugadoras no tendrían que realizar”, reclamaron desde FIFPRO.
Al respecto, la entidad señaló que hay “problemas más profundos en el desarrollo fragmentado del deporte”, y que de no haber cambios esto “seguirá repercutiendo en el crecimiento sostenible del fútbol femenino”.
