Hoy se conmemora el Día de la Amazonia, que se celebra desde 2007, y esta efeméride busca reflexionar sobre la importancia y el valor del cuidado del medio ambiente para el bienestar del ser humano.
Como cada año, el calendario recuerda el momento en la que el emperador Don Pedro II decretó la creación del estado de Amazonas, una fecha que en 2007 fue institucionalizada como el Día del Amazonas por el entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010). Pero parece ser que la fecha de celebración está empañada por una realidad preocupante.
Considerado el santuario ecológico más importante del planeta, con una extensión de dos veces el tamaño de India, a lo largo de ocho países, en América del Sur se esconde una inmensa selva tropical que es la representación de la vida misma. Pues su retención de carbono y producción masiva de oxígeno hacen posible un aire limpio y la regulación del clima en el planeta tierra. Los boques de la Amazonia eliminan más dióxido de carbono del que emiten ayudando a la regulación del clima en la Tierra, por lo tanto reducen el efecto invernadero, causa del calentamiento global.
A pesar de su importancia para la conservación de la biodiversidad y para que el mundo alcance el objetivo de limitar el calentamiento global a 1.5 grados, lamentablemente el Amazonas está constantemente amenazado por incendios y deforestación sin control, reduciéndose cada año, poniendo en peligro el hogar de más de 350 grupos indígenas y el 10% de la biodiversidad de la fauna mundial.
El mes pasado, el Ministerio de Medio Ambiente de Brasil comunicó a través de un comunicado oficial que “todas las operaciones para combatir la tala ilegal en el Amazonas se detendrán debido a la falta de fondos”. La medida se toma a pesar del aumento de la deforestación y de las crecientes críticas a la política ambiental del país.
Los fuegos sin control que se produjeron en agosto generaron consecuencias nefastas para este ecosistema selvático. Los incendios están arrasando con el humedal más grande del mundo, amenazando especies en peligro de extinción, superando el récord histórico de cualquier mes desde que comenzaron los registros en 1998.
Por su parte, las comunidades indígenas, que por siglos habitan y protegen el Amazonas, se ven perjudicadas por la contaminación del aire y el desplazamiento y la destrucción de su territorio y su patrimonio cultural. La situación actual y las cifras son razones más que suficientes para actuar inmediatamente de manera decidida, rápida y eficiente. “La naturaleza y la humanidad comparten la misma realidad y forman parte de un único organismo, vivo e interdependiente. Por eso, todo lo que sucede en la Amazonia tiene un impacto en la vida de todos, sin importar la distancia”, dice Andrea Alvares, vicepresidente de Marca, Innovación, Internacionalización y Sustentabilidad de Natura.
Por el momento hay poco para celebrar en el Día del Amazonia; el pulmón del mundo está herido. El mundo mantiene su preocupación, sin embargo, es necesario promover aún más la conservación de los bosques y del medio ambiente antes de que sea demasiado tarde.