Investigadores y alumnos de la Facultad de Ingeniería de La Plata (UNLP) elaboraron, junto con la compañía Recyclamer Pampa, el primer robot solar que saca la basura y los hidrocarburos de cuerpos de agua.
El trabajo se dividió en dos: la firma armó el cuerpo, la parte de afuera del robot; y los investigadores y alumnos se encargaron de automatizar el sistema, que sería como desarrollar el cerebro del autómata.
Con el nombre de «Genesas», este androide puede recolectar residuos que se encuentren hasta en 40 centímetros de profundidad en superficies de agua.
El robot tiene una altura de dos metros y medio y cuenta con varios sensores como un GPS que es parecido al que hay en los celulares, además de sensores ultrasónicos para que pueda esquivar los obstáculos y una sonda de calidad de agua.
🤖 @CONICETDialoga y la @ing_unlp desarrollaron un robot solar que recolecta residuos flotantes e hidrocarburos en cuerpos de agua
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— Agencia Télam (@AgenciaTelam) December 16, 2022
Para juntar la basura, Genesas se contacta con una aplicación almacenada en la nube que le precisa cuál es el área que tiene que limpiar. Al llegar a la superficie indicada, un algoritmo de barrido le señala cuáles son los bordes del lugar en los que debe enfocarse y acto seguido, el robot realiza su trabajo.
En una entrevista a la Agencia TSS, Juan Luis Rosendo, doctor en ingeniería e investigador del LEICE (Instituto de Investigaciones en Electrónica, Control y Procesamiento de señales) sostuvo que «nosotros apuntamos a dos características principales: la primera fue plantear un diseño modular, para que sea un sistema de fácil armado, y mantenimiento y también para que no quede atado a componentes específicos sino que tenga alternativas sencillas de conseguir en el lugar donde se fabrique» y agregó que «la otra característica central fue la versatilidad, es decir, que más allá de la función específica que es la limpieza de cuerpos de agua, se lo pueda modificar para sumar funciones, como medir parámetros de la calidad del agua«.
En esa línea explicó que «a medida que avanza, va succionando el agua hacia un canasto de hierro que tiene en su interior. Ahí quedan atrapados los residuos» y añadió que «además, tiene algunos filtros de celulosa. Uno se usa para capturar los derivados de hidrocarburos y hay otros dos más pequeños que son para capturar microplásticos». La parte del filtrado y diseño del canasto lo hizo la empresa, y lo que hicimos nosotros fue automatizarlo de forma que pueda moverse de forma autónoma, y que no se choque con otras cosas«, detalló.