Las primeras evidencias de vida en la tierra tienen más de 3,500 millones de años, una cantidad de tiempo difícil de dimensionar en una escala humana. Desde entonces, la vida se ha diversificado constantemente, desde las elementales formas en que surgió, hasta la gran variedad y complejidad de especies que habitan hoy el planeta, adaptándose a los tiempos en los que el mundo estaba cubierto de agua, a las glaciaciones o a las erupciones masivas. ¿Y la extinción?
Por supuesto, la mayoría de las especies que poblaron el planeta ya han desaparecido, dejando su lugar a otras formas de vida. El ritmo natural de extinción de las especies es lento, pues se produce a la vez que van cambiando las condiciones de la naturaleza. Este proceso, casi imperceptible, requiere miles de años.
Sin embargo, en estos miles de millones de años han ocurrido cinco grandes extinciones de especies. En cada uno, algún acontecimiento catastrófico cambió en poco tiempo las condiciones de habitabilidad del planeta, impidiendo que las especies se adaptaran a la nueva situación y provocando que se extinguieran de forma masiva.
La más conocida por todos es la última, que ocurrió hace 65 millones de años, cuando un meteorito impactó en lo que hoy es Yucatán. El fenómeno exterminó a más del 60 por ciento de las especies vivas, incluidos los dinosaurios.
Desde entonces, y durante decenas de millones de años, las especies sobrevivientes y las nuevas fueron adaptándose o desapareciendo al ritmo natural, hasta hoy.
LA SEXTA EXTINCIÓN MASIVA
Científicos de todo el mundo coinciden en que nos encontramos ante la sexta extinción masiva de especies. Una extinción anómala, sin precedentes, puesto que no está originada por un cambio natural ni por el impacto de un meteorito, sino por una combinación de factores desencadenados por la especie humana.
Desde la Revolución Industrial, hace 250 años, el ser humano ha cambiado drásticamente la faz de la tierra. Enormes áreas de bosque fueron taladas y se extrajeron y quemaron los depósitos de carbón y petróleo que tardaron millones de años en formarse. Y se expulsó a la atmósfera sustancias altamente contaminantes que han desencadenado un cambio climático global.
La evidencia científica es abrumadora: la temperatura del planeta aumenta a un ritmo vertiginoso (para los tiempos geológicos), los polos se derriten, aumentan los incendios, huracanes e inundaciones. La crisis climática ha extendido las zonas áridas del planeta, obligando a numerosas especies a adaptarse o desplazarse para sobrevivir.
La época actual está marcada por una profunda crisis ambiental que se caracteriza por una erosión y pérdida de la biodiversidad mundial a una tasa sin precedentes. Un proceso en el que la extinción de especies es más acelerada de lo normal debido al cambio climático, la deforestación, la degradación de hábitats, la contaminación, la caza ilegal y el tráfico de especies o de productos animales, así como la introducción de especies exóticas.
La suma de estos factores está llevando la tasa de extinción de especies a un nivel entre 10 y 100 veces superior al que existiría sin la intervención humana. Los cálculos prevén que este ritmo se acelerará en las próximas décadas.
ALTERACIÓN DE LA CADENA ALIMENTARIA
La pérdida de una sola especie suele ser traumática para todo el ecosistema en el que vive. Todas las especies tienen estrechas relaciones entre ellas para mantener el equilibrio ecológico. Cuando una de ellas desaparece se altera la cadena alimentaria y se desestabiliza el ecosistema entero. Y eso pone en riesgo a todas las especies de ese mismo hábitat.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), autoridad mundial en cuanto al estado de las especies y las medidas para protegerlas, ha elaborado la denominada Lista Roja de Especies Amenazadas. Esta permite alertar al respecto del estado de la biodiversidad mundial.
Para su elaboración, la UICN utiliza nueve niveles preestablecidos de amenaza: no evaluado, datos insuficientes, preocupación menor, casi amenazado, vulnerable, en peligro, en peligro crítico, extinto en estado salvaje y extinto.
No solo han desaparecido mamíferos emblemáticos como el rinoceronte negro de África Occidental, el tigre del Caspio y el bucardo de los Pirineos. Un número alarmante de animales, insectos y plantas está actualmente al borde de extinción. Actualmente, más de 40,000 especies corren peligro de extinción, el 28 por ciento de las evaluadas. Para algunas familias de animales el riesgo es aún mayor, como en el caso de los anfibios, con un 41 por ciento de especies amenazadas.
Es posible que especies emblemáticas, como el oso panda, el tigre y el delfín fluvial chino desaparezcan en un futuro próximo en estado salvaje. Sobrevivirían únicamente en los zoológicos mediante costosos programas de cría en cautividad.
EXTINCIÓN MASIVA EN CURSO
Los impactos asociados con el cambio climático son mayores en unas regiones que en otras. Es el caso de América Latina y el Caribe, que se encuentran entre las regiones más vulnerables frente al cambio climático, a la vez que poseen una de las mayores concentraciones de biodiversidad del planeta.
La extinción masiva que está en curso en estos momentos es otra prueba inequívoca de hasta qué punto estamos llevando al planeta y a las especies que lo habitan al borde de la destrucción. Por eso resulta fundamental generar un cambio significativo y revertir toda la actividad que nos ha llevado hasta este punto. A saber, dejar de quemar combustibles fósiles, modificar nuestros hábitos de consumo, exigir una producción responsable de los productos y servicios que consumimos, dejar de usar plásticos, gestionar eficientemente los desechos que genera nuestra sociedad, entre otras muchas medidas urgentes.
En general, los seres humanos debemos generar conciencia climática y aprender a vivir respetando y manteniendo el delicado equilibrio del que depende la supervivencia de la vida en el planeta, incluida la nuestra.
La crisis climática es la mayor amenaza que enfrenta la humanidad, por encima de cualquier guerra o genocidio. Por este motivo, el Museo Memoria y Tolerancia realizó la exposición temporal “Tic Tac, el cambio climático es ahora”, que ayuda a concienciar a la sociedad sobre la urgencia de abordar y revertir el cambio climático, por el bien de todo el planeta. N
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Carlos Cubero es licenciado en humanidades y maestro en Gestión del Patrimonio Cultural y Museos por la Universidad de Barcelona. Es Gerente de Contenidos en el Museo Memoria y Tolerancia, donde investiga y desarrolla contenidos sobre derechos humanos, discriminación e inclusión social.
Lucia Vázquez colabora en la Dirección Académica del Museo Memoria y Tolerancia. Es licenciada en comunicación social por la UAM y se centra en redes sociales y fotografía documental.
Publicado en cooperación con Newsweek en español