Tiene una extensión de alrededor de un millón de kilómetros cuadrados y permite una de las más importantes pesquerías del globo. Pero ambientalistas advierten que está al borde del colapso: a la pesca fuera de control en el límite de la zona económica exclusiva se le suma la exploración sísmica de hidrocarburos.
El océano es un mundo en sí mismo. Hogar submarino de millones de especies, es un ecosistema único e irremplazable, vital para la supervivencia en la Tierra y para combatir el cambio climático. Se nos advierte que está en peligro hace tiempo y la situación sigue empeorando.
Las especies autóctonas de la región, como la ballena franca austral, el delfín franciscano y los pingüinos magallanes, están en riesgo. La falta de áreas protegidas, la pesca, el tránsito marítimo, el turismo en áreas costeras y la explotación petrolera son algunas de las principales amenazas de nuestros mares.
Para 2020, la Argentina se comprometió frente a la Convenio sobre Diversidad Biológica a cubrir al menos un 10% de su superficie marina con áreas protegidas. Sin embargo, la superficie actual de mar y costa con algún grado de protección representa apenas el 2,48%. Y se suma un problema más a la ecuación: la exploración sísmica de hidrocarburos en la zona económica exclusiva.
Se trata de verdaderos bombardeos acústicos utilizados por la industria petrolera para localizar pozos de petróleo en el fondo marino y así crear mapas submarinos detallados para la perforación. Estos estruendos se realizan con cañones de aire que generan ruidos tan potentes como el despegue de un cohete espacial, son el segundo mayor contribuyente de ruido subacuático causado por el hombre, detrás de explosiones nucleares y de otro tipo en pruebas militares.
Organizaciones como Greenpeace y Vida Silvestre procuran alertar a la población sobre la situación y alentar a actuar en pos de la protección de los mares, para asegurar la conservación de los ecosistemas marinos y la rica biodiversidad de la zona.
Nuestro mar, uno de los ambientes marinos más ricos y productivos del planeta, se encuentra hoy amenazado por las actividades humanas y el cambio climático. El mar es más frágil de lo que aparenta y no soporta más daños.
Gentileza: Revista Mustique / Fotos: Gentileza Greenpeace Argentina
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