Por Alexis Chaves (*)
La utilización y producción de productos alimenticios y textiles que no respetan los principios esenciales de la gestión de residuos, incrementan seriamente el daño ambiental. Por eso el Parlamento Europeo pone en marcha acciones para el replanteo de toda la cadena de producción y consumo.
Una fuerte discusión se viene instalando en Europa, a la cual, en estos lares del planeta debemos prestarle mucha atención si queremos prevenir la contaminación de la tierra, las aguas y el aire.
El viejo continente y el mundo se encuentran frente a una realidad incontrastable que pone en jaque a nuestro ecosistema: la utilización intensiva y poco sostenible de la producción y prácticas de consumo de los productos alimenticios y textiles que no respetan los principios esenciales de la gestión de residuos e incrementan el daño ambiental.
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Frente al desafío de reducir la huella de carbono de estos productos, el Comité de Medio Ambiente dentro del Parlamento Europeo emprendió un conjunto de acciones para el replanteo de toda la cadena de producción y consumo. La piedra basal de la solución es “prevenir y reducir” los residuos.
La primera de las medidas tomadas consistió en la realización de una evaluación de impacto ambiental, en la búsqueda de un modelo mas sostenible que contemple: la prevención, la preparación para el reciclado y la reutilización de los deshechos, lo que redundara en un impacto significativo en el medio ambiente, especialmente en términos de emisiones de gases de efecto invernadero y uso de recursos naturales.
En concreto, con la reducción de los desperdicios de alimentos, los eurodiputados impondrán la contracción de hasta al menos el 20% en el procesamiento y la fabricación de alimentos (en lugar del 10% que tienen hasta ahora) y hasta el 40% per cápita en la comercialización minorista, o sea para los restaurantes, los mercados de alimentos y las residencias (en lugar del 30% de hoy).
Pero además se plantea involucrar a otro actor de responsabilidad central en este panorama crítico, y es el propio fabricante de los productos textiles, las prendas de vestir, calzados, colchones, alfombras, cueros, cueros ecológicos, cauchos y plásticos.
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Las nuevas reglas adoptadas instituirían un compromiso ampliado del productor, en donde al comercializar, ellos resguardarían los costos de su recolección, clasificación y reciclaje; por eso van a acordar que estos procedimientos entrarán en vigencia en los 18 meses después de la entrada en vigor de la ley: a esto se lo llama “sistemas de responsabilidad ampliada del productor”.
Frente a la suma de responsabilidades, los propios países que integran la Unión Europea, tendrían que ser los “garantes” del proceso enunciado, con un límite hasta el 1 de enero de 2025.
El futuro demanda tomar conciencia y poner en práctica la reducción del desperdicio de alimentos (sobre todo las frutas y verduras que se oxidan se pueden transformar en licuados o compost, por ejemplo); también como sociedad podemos alertar acerca de las prácticas comerciales desleales en los comercios de cercanía e hipermercados, y algo clave es tener presente las fechas de vencimientos, para poder donar alimentos que no fueron comercializados y siguen en condiciones de ser consumidos.
Y por lo textil, podemos agregar que el objetivo de disminución de los residuos – apuntan en Europa – al perfeccionamiento de las infraestructuras para aumentar la recolección lo más selectiva posible con una clasificación eficiente de los residuos de este segmento, para que puedan ser reciclados y no quemados en los centros de depósito final.
El desafío es grande y tenemos la oportunidad de ponernos a la altura de los retos que se vienen y que son un verdadero llamado de atención para la Argentina. Es hora de legislar en el presente si queremos un futuro con mayor calidad de vida para todos.
Datos: Cada año se generan en la Unión Europea unos 60 millones de toneladas de residuos alimentarios (131 kg por persona) y 12,6 millones de toneladas de residuos textiles. Sólo la ropa y el calzado generan 5,2 millones de toneladas de residuos, lo que equivale a 12 kg de residuos por persona al año.
Se calcula que menos del 1% de todos los textiles del mundo se reciclan en nuevos productos (Con información de: Residuo Profesional.com)
(*) Politólogo y analista parlamentario
