Un grupo investigadores españoles en junto con colaboradores ingleses y australianos, detectaron la invasión de distintas especies de mosquitos en la Antártida. Asimismo, se detectó la presencia de otras especies no nativas que ponen en riesgo la biodiversidad y el equilibrio ambiental de esa región.
En 2006, el Comité de Protección Ambiental del Sistema del Tratado Antártico publicó un manual para reducir el riesgo de ingreso no intencional de especies a través de cargas, pasajeros, buques o aeronaves.
Después de erradicar un pasto que se había asentado en la zona de la base Primavera en la década de 1950 y acabar con una población de polillas que llegó a la base Carlini en un cargamento de harina proveniente de Alemania, Argentina busca contener un brote de moscas, identificado por primera vez en 2006 en la base uruguaya Artigas de la Isla 25 de Mayo, cuya población continúa en aumento y podría alcanzar la base Carlini.
«Hasta hace unas décadas cualquier insecto que llegaba adentro de una carga a una base antártica no sobrevivía a las condiciones ambientales y se morían en poco tiempo, eso hoy ya no es tan así y además con el crecimiento de los programas científicos y de la actividad turística hay más chances de que cualquier persona traslade consigo esporas o semillas sin tener idea que lo esté haciendo», advirtió el biólogo Martín Díaz, jefe del programa de Gestión Ambiental y Turismo de la Dirección Nacional del Antártico (DNA).
Las previsiones del calentamiento global y una mayor presencia humana, debido a nuevos programas científicos y una mayor actividad turística en los últimos años especialmente en el norte de la Península Antártica, auguran un hábitat favorable para el establecimiento de moscas y otras especies que, si no son frenadas, dañaran irremediablemente la vida autóctona.
Una de las máximas preocupaciones actuales es que las especias no nativas se arraiguen en la zona puesto que a nivel mundial la invasión de éstas es una de las principales razones para la pérdida de biodiversidad.
«Argentina forma parte del esfuerzo internacional para el control de las especies no nativas en la Antártida, y también ha confeccionado manuales propios para evitar el traslado de estas formas de vida a nuestras bases; todo el personal que viaja recibe las recomendaciones para limpiar todo su equipo, especialmente el calzado y el velcro de la ropa, también se revisan y se limpian todas las cargas que se trasladan en buques y aviones y los protocolos de cuidado alcanzan a los depósitos en los que se preparan las cargas y los transportes que las llevan», explica Díaz.
Argentina trabaja en mejorar los controles ambientales para evitar un daño irreparable al ecosistema.