Por Giulia Carbonaro, de Newsweek
Con la victoria del expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, conocido como Lula, en las elecciones del domingo, Brasil está dando la espalda a cuatro años de políticas de Bolsonaro, que han tenido un impacto devastador en las instituciones democráticas del país, así como en la selva amazónica y las comunidades indígenas que viven en ella.
Junto a Lula, de 67 años, un veterano de la política de Brasil, los activistas ambientales y climáticos esperan que el país pueda poner fin a la deforestación del Amazonas y que Brasil vuelva a encarrilarse para combatir la crisis climática.
Lula tiene un historial prometedor en la lucha contra la deforestación durante su primer mandato entre 2003 y 2010, y se comprometió a tomar medidas enérgicas contra la minería y la tala ilegales, además de tratar de revivir el Fondo Amazonía, un proyecto clave que apoya la protección del medio ambiente en la selva tropical, que había sido archivado durante la presidencia de Bolsonaro.
«El daño de la presidencia de Bolsonaro es expansivo, pero no necesariamente está escrito en piedra. Una acción rápida y de amplio alcance para reducir las tasas de deforestación y restaurar las tierras podría ayudar a revertir este daño», aseguró Ed Atkins, especialista en políticas ambientales y energéticas de la Instituto para el Medio Ambiente de la Universidad de Bristol Cabot, en diálogo con Newsweek.
Un análisis reciente realizado por investigadores de la Universidad de Oxford, el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA) y el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) encontró que la deforestación podría disminuir en un 89% para 2030 bajo Lula, si el presidente restablece las políticas introducidas durante su primer mandato, cuando salvó 28,957 millas cuadradas de la selva amazónica.
UN “VOTO POR LA AMAZONÍA”: ¿QUÉ PUEDE HACER LULA?
«Tenemos suerte con Lula: podemos evaluar lo que podría hacer ahora a partir de su historial», explicó Atkins, y agregó: “El Gobierno de Lula ha argumentado que fue su período anterior como presidente el que vio una caída dramática en la deforestación en Brasil. Tal caída, de cerca del 80% en comparación con las tasas anteriores, es uno de los principales impulsores de la reputación de Brasil como líder en acción climática; una reputación que Bolsonaro ha destrozado”.
«La campaña de Lula se ha comprometido a repetir estos logros: hacer cumplir el Código Forestal, abordar la deforestación ilegal e invertir en reforestación. Si se cumplen estas promesas, se espera que la elección de Lula conduzca a una espiral descendente en las tasas de deforestación».
El Código Forestal, descuidado por Bolsonaro durante sus años en el cargo, es una legislación que requiere que los propietarios de tierras reserven y protejan una cierta proporción de bosques y restauren tierras que pueden haber sido deforestadas previamente.
Pero, si bien Atkins está seguro de que un gobierno de Lula conducirá a «una caída dramática en la deforestación», también cree que aún debemos mirar al presidente recién elegido con ojo crítico. “Aunque muchos han presentado esta elección como un ‘voto por la Amazonía’, la elección de Lula no es necesariamente la panacea que todos podrían pensar que es”, advirtió.
«Si bien los gobiernos de Lula y su sucesora, Dilma Rousseff, redujeron la deforestación, también promulgaron políticas que dañaron el medio ambiente: construyeron megarepresas, expandieron la extracción de petróleo y apoyaron la expansión de la industria de la carne vacuna. Todo con impactos ambientales», detalló.
Cumplir con todas sus promesas de campaña también podría ser una lucha para Lula, ya que Brasil se encuentra en una situación mucho más difícil ahora que durante el tiempo que estuvo en el poder por primera vez. «Después de asumir el cargo, Lula enfrenta numerosos desafíos y prioridades políticas. Desde expandir la educación hasta abordar la dramática desigualdad, siempre existe la posibilidad de que la acción ambiental caiga en la lista de prioridades», dijo Atkins.
«No se puede permitir que esto suceda. Los activistas y los observadores deben obligar a Lula a cumplir sus promesas, y la comunidad mundial debe apoyarlo para que las cumpla», exhortó.
LA RESTITUCIÓN DEL FONDO AMAZONÍA
En 2008, se creó el Fondo Amazonía para ayudar a financiar la protección de la selva amazónica y su biodiversidad, con Noruega como su principal donante. Entre 2008 y 2018, el país escandinavo aportó US$ 1200 millones, mientras que Alemania, otro gran donante, donó más de US$ 68 millones.
El fondo se consideró exitoso, hasta que muchos países, incluidos Noruega y Alemania, dejaron de contribuir en 2019, en protesta por la creciente deforestación en la selva tropical. Luego, Bolsonaro detuvo unilateralmente el proyecto, quien dijo que el fondo había sido suspendido mientras revisaba su estructura de gobierno.
Desde entonces, ha habido pasos hacia la reactivación del acuerdo. El 27 de octubre, la mayoría de los magistrados de la Corte Suprema de Brasil (7 de 11) decidieron exigir la reactivación del Fondo Amazonía en un plazo de 60 días. Se espera una decisión final sobre el caso el 3 de noviembre, informó Reuters.
Durante su campaña, Lula dijo que está abierto a trabajar con otros países para aumentar la protección de la Amazonía, incluso mediante la reactivación del fondo. “Su reactivación permitiría a otros países donar y colaborar con el Brasil de Lula en la protección de la Amazonía. Noruega ya ha dicho que estaría feliz de hacerlo”, dijo Atkins, y señaló: “Una vez revivido, el Fondo Amazonía puede proporcionar una herramienta poderosa para revertir el daño que Bolsonaro le ha causado a Brasil, y a los ecosistemas y biomas que lo rodean».
CUÁNTA SELVA FUE DESTRUIDA CON BOLSONARO
Durante la presidencia de Jair Bolsonaro, sus políticas sobre deforestación y tala ilegal han llevado a la pérdida de decenas de miles de kilómetros cuadrados de selva amazónica. “Desde su elección, Jair Bolsonaro y su gobierno buscaron constantemente debilitar las leyes y protecciones ambientales y debilitar las agencias que monitorean y controlan la deforestación”, dijo Atkins.
«A través de sus palabras y políticas, también han legitimado los delitos ambientales. Esto ha incluido políticas gubernamentales para legalizar tierras ocupadas ilegalmente y debilitar la protección de las tierras indígenas. Esto fue parte de una política concertada para ‘correr el ganado’ a través de la protección ambiental brasileña, para abrir tierras para la minería y la agricultura», denunció.
Según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil, se han limpiado casi 16.000 millas cuadradas bajo la presidencia de Bolsonaro en los últimos cuatro años. Los incendios forestales, que han generado preocupación y críticas internacionales en los últimos años, por otro lado, han quemado 27.973 millas cuadradas de selva tropical en 2019 y 29.884 en 2020.
En 2021, la deforestación en la Amazonía alcanzó su máximo en 15 años, ya que los devastadores incendios forestales quemaron aproximadamente 1 millón de hectáreas de selva tropical, mientras que el saliente presidente rechazó millones en ayuda de los países del G7, alegando que esto conduciría a que interfirieran con la soberanía de Brasil.
Cada año se producen miles de incendios en la región y, sin embargo, su número aumentó durante la presidencia de Bolsonaro. «La presidencia de Bolsonaro brindó un apoyo considerable al sector agroindustrial brasileño. Esto animó a muchos a provocar incendios para quemar la Amazonía y usar la tierra que quedaba para el ganado o la soja. La elección de Bolsonaro dio espacio para muchos terratenientes, ganaderos, trabajadores ilegales y mineros para expandir sus operaciones, utilizando el fuego para despejar terrenos para uso o especulación», indicó Atkins.
Según el INPE, 2.000 millones de árboles, equivalentes a 1.536 millas cuadradas del Amazonas, un área cinco veces el tamaño de la ciudad de Nueva York, han sido quemados o talados solo durante los primeros seis meses de 2022. Es la cifra más alta en al menos seis años, lo que demuestra que, si bien el proceso de deforestación se detuvo significativamente en los años previos a la presidencia de Bolsonaro, se recuperó después de que el líder derechista asumió el poder.
Se estima que, en total, entre el 17% y el 20% de la Amazonía ha sido destruido en los últimos cincuenta años. Es urgente tomar medidas para detener este proceso, ya que la Amazonía juega un papel crucial en la regulación climática de nuestro planeta, produciendo entre el seis y el nueve por ciento del oxígeno total del mundo y actuando como un enorme sumidero de carbono para nuestras emisiones globales.
Publicado en cooperación con Newsweek