A medida que la pandemia golpea la economía de Tailandia que depende del turismo, las atracciones con animales, desde zoológicos de mascotas a centros de elefantes y granjas de tigres, están resintiéndose.
La Fundación Amigos de la Vida Silvestre de Tailandia tiene como objetivo rescatar a los animales que son abandonados o explotados en Tailandia, pero la organización está sufriendo en medio de las restricciones del coronavirus.
«Durante los últimos seis meses no hemos tenido ningún visitante y hemos perdido alrededor del 75% de nuestros ingresos», dijo Edwin Wiek, fundador del santuario, a unos 170 kilómetros al suroeste de Bangkok, en un terreno donado por un templo cercano.
Recientemente Wiek pasó cuatro días y noches en una jaula, que una vez fue hogar de chimpancés, para recaudar 25.000 dólares para ayudar a alimentar a los animales y poder asistir a los que esperan el cuidado de la fundación. «Un problema mucho mayor que veo venir ahora es el de las atracciones con animales alrededor de Tailandia (…) tienen cero ingresos y están empezando a pensar en regalar sus animales», dijo Wiek.
Tailandia recibió un récord de 39,8 millones de turistas en 2019, pero con las fronteras cerradas, el país espera solo 8 millones este año. La economía podría registrar la mayor contracción desde 1998.
El santuario, que tiene más de 800 animales y gastos de 4.000 dólares mensuales, suele depender de voluntarios, pero ahora sólo tiene uno. Rhi Menmuir, de 22 años, lleva siete meses en el santuario y ayuda a preparar comida para los animales dos veces al día. «He notado la diferencia en que la calidad de los alimentos ha bajado un poco», dijo Menmuir, quien es de Escocia.
Wiek que dijo que la presión para acoger más animales ha puesto a prueba los estándares de cuidado, y que el santuario solo tenía fondos para aguantar de seis a ocho semanas. «La cantidad de animales frente a la calidad de los cuidados es un dilema que me preocupa seriamente», dijo Wiek.
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