La Argentina parece tener un enorme futuro basado en la energía, con Vaca Muerta a la cabeza. Pero también es cierto que se vuelve indispensable que ese porvenir también sea sostenible en términos ambientales.
En ese contexto, nació Ukko Energy Blast, una nueva empresa de energía argentina, que promete no sólo una inversión de US$ 25 millones en gas asociado (que consiste en el armado de plantas de proceso y equipos de generación para producir 30 megas), sino también reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Durante la presentación, el CTO de la compañía, Mariano Rube, afirmó: “Nos vamos a dedicar a la generación de energía minimizando el impacto medioambiental, ya que en cada proyecto estaremos reduciendo más del 80% de dióxido de carbono. Y en cuanto a la proyección del negocio, apuntamos a generar negocios asociativos por más de US$ 20 millones anuales con distintas empresas y expandirnos regionalmente con proyectos en México, Ecuador y Perú”.
Según explicó el ejecutivo, el contexto es más que propicio. “Es evidente que la industria del ‘Oil and Gas’ manifiesta una curva exponencial de desarrollo y crecimiento de la producción. Existen en la actualidad desarrollos de infraestructura de gran envergadura que permitirán agilizar aún más esta industria. Estos procesos en la actualidad conllevan indefectiblemente acciones que impactan al medioambiente, sea por venteo o quema de gas. La industria necesita encontrar soluciones e inversiones inteligentes que permitan reducir el impacto medioambiental y revertir la huella de carbono”, explicó.
Para dimensionar este impacto, Ukko señala que en 2021 se quemaron innecesariamente 144.000 millones de metros cúbicos de gas en antorchas en instalaciones upstream de petróleo y gas en todo el mundo, lo que resultó en aproximadamente 400 millones de toneladas de emisiones equivalentes de dióxido de carbono (CO2), de las cuales 361 millones fueron en forma de CO2 y el resto, en forma de metano.
Puntualmente en el caso de la Argentina, las emisiones furtivas de gas, derivadas de la industria del “Oil and Gas” equivales aproximadamente al 10% del inventario de gases de efecto invernadero de todo el país; y en 2021 representó 1,2 billones de m3 de gas.
Por eso, en 2015 el Banco Mundial y la ONU lanzaron el programa “Zero Routine Flaring by 2030” (ZRF), que compromete a los gobiernos y las compañías petroleras a no quemar gas de forma rutinaria en ningún nuevo desarrollo de campo petrolero y a poner fin a la quema de rutina existente (heredada), tan pronto como sea posible y, preferentemente, antes de 2030.
Más allá de las propias emisiones de CO2 y metano, la quema y el venteo provocan otras emisiones de sustancias contaminantes, que abruman el ambiente con sustancias tóxicas e influencian adicionalmente el clima a través de emisiones de hollín. Por eso, sostienen que resulta necesario reducir y mitigar ese impacto.