Por José Calero
El país necesita dólares. Aprovechada de manera inteligente, la exportación de minerales puede ser una de las llaves para financiera el desarrollo nacional, generando puestos de trabajo a lo largo de todo el territorio. Litio, oro, plata, cobre y hasta uranio atraen millonarias inversiones y se vuelven una oportunidad, con el incentivo del Estado. Más allá de las discusiones ambientales e ideológicas sobre el extractivismo, los números muestran que existe una gran oportunidad.
La Argentina enfrenta una oportunidad clave en los mercados globales gracias a su riqueza en minerales como el litio y el cobre. Luis Lucero, secretario de Minería de la Nación, proyectó que las exportaciones mineras irán creciendo hasta alcanzar los 20.000 millones de dólares para 2031. Esto consolidará al país como un actor destacado en la transición energética global.
Con más de tres años de crecimiento continuo, la minería en Argentina se perfila como un sector estratégico para la economía nacional. Actividades como la extracción de litio, impulsadas por la creciente demanda global de baterías, y la expansión en la producción de hidrocarburos son fundamentales para atraer inversiones y potenciar las exportaciones.
Las principales inversiones de los últimos años se enfocaron en el litio, mineral clave para nutrir las baterías de los vehículos eléctricos, pero que ha tenido un comportamiento mixto en los últimos años: en 2023, los ingresos por exportaciones de ese mineral ascendieron a 850 millones de dólares, pero en 2024, los precios internacionales cayeron drásticamente, de los US$ 21.000 por tonelada a los US$ 9.200 actuales.
Pero a pesar de esta baja en los precios, las exportaciones totales del sector minero para 2024 rondaron los 4.300 millones de dólares, superando en 300 millones los valores de 2023. Esto se debe al aumento en las cantidades exportadas, aunque los ingresos en dólares hayan sido menores.
OPORTUNIDAD GLOBAL
En la asunción de Donald Trump, se pudo ver el rol que EEUU le asigna a la minería. El gobernador de San Juan, Marcelo Orrego, fue el único mandatario provincial argentino invitado. La provincia cuyana lleva la delantera en inversiones mineras y acaba de anunciar el primer plan de inversión bajo el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), mediante un proyecto de explotación de oro en el yacimiento Gualcamayo, departamento de Jáchal, que prevé una inversión de 1.000 millones de dólares por parte de la empresa Minas Argentinas, integrante de AISA Group.
El plan incluye el desarrollo del Proyecto Carbonatos Profundos, con una inversión de 485 millones de dólares para producir 120.000 onzas de oro anuales durante al menos 17 años, además de la creación de hasta 1.000 empleos durante la fase de construcción y 400 durante la operación. La empresa también planea invertir otros 52 millones en exploración en los próximos cinco años, buscando no solo oro, sino también molibdeno y cobre.
Pero este no el único interés estadounidense: ARC Energy (dicen que tiene vínculos con Trump) fue la única oferente y preadjudicataria en el proceso de privatización de IMPSA, proveedora tecnológica clave para la energía nuclear.
El cobre, otro mineral clave, tiene un panorama más limitado en Argentina. Actualmente, solo opera el proyecto Martín Bronce, en Jujuy, aunque se espera que nuevos emprendimientos como Josemaría y Filo del Sol (FDS), en San Juan, impulsen la producción en los próximos años.
El mercado del litio, por su parte, enfrenta un desafío en 2025, con un exceso de oferta que podría llevarlo a su punto crítico. Según el Bank of America, el superávit de litio podría prolongarse hasta 2026, mientras que los vehículos eléctricos necesitarían masificarse mucho para equilibrar oferta y demanda. Es una carrera contra el tiempo en la que la Argentina debe acelerar, porque el panorama de la movilidad eléctrica es alentador. En noviembre de 2024 se vendieron 1,8 millones unidades en el mundo, un récord histórico. China lideró las ventas con casi 1,3 millones de unidades en un solo mes. ¿Puede aprovecharlo Argentina?
Actualmente, el sector del litio cuenta en nuestro país con cuatro proyectos operativos, seis en construcción, cinco en etapa de factibilidad, dos en prefactibilidad y 33 en desarrollo inicial, lo cual posiciona al país como líder regional en la producción de este recurso estratégico.
Mientras tanto, el precio del oro también ha influido en los balances de la minería argentina. En 2024, este metal alcanzó un pico de 2.700 dólares por onza, cerrando el año en 2.400 dólares, un 20% más que en 2023.
LA MANO VISIBLE DEL ESTADO
De cara a 2031, el desafío será equilibrar las fluctuaciones de precios y las dinámicas del mercado internacional para alcanzar el ambicioso objetivo de exportaciones fijado por el Gobierno. Este camino requerirá no solo inversiones en infraestructura y tecnología, sino también una planificación estratégica que aproveche al máximo las ventajas competitivas.
Los empresarios aseguran que la llegada de Javier Milei a Casa Rosada disparó un fuerte impulso para las actividades extractivas. La minería y en especial la producción de hidrocarburos se vieron beneficiadas primero por una fuerte devaluación; y luego por las modificaciones tributarias para los grandes proyectos a largo plazo que se plasmaron en el RIGI.
Los ocho proyectos que ya solicitaron ingresar suman US$ 12.400 millones. Y hay más en carpeta. Las dos terceras partes de los desembolsos para esas iniciativas están concentradas en el shale oil & gas de Vaca Muerta.
Los incentivos fiscales y cambiarios que impulsó Milei tendrán sus primeros desarrollos en las provincias de Río Negro, Mendoza, Catamarca, Salta, San Juan, Buenos Aires y Jujuy. Las estimaciones oficiales calculan proyectos por US$ 54.000 millones, de los cuales US$ 30.000 millones estarían relacionados con el sector energético.
Entre los proyectos mineros que entraron al RIGI, se anotan Galan Litio (US$ 200 millones), Posco (US$ 1.000 millones) y Minas Argentinas (US$ 1.000 millones). Asimismo, Rio Tinto, una de las principales mineras a nivel global, anunció una inversión de US$ 2.500 millones para expandir el proyecto Rincón, ubicado en la provincia de Salta.
NÚMEROS PARA ILUSIONARSE
En noviembre de 2024, la minería creció 3,7% interanual, mientras que el acumulado de los primeros once meses del año mostró una mejora del 6,1% respecto del mismo período de 2023. Desde marzo de 2021, la salida de la pandemia, cuando la minería sufrió su última caída (-2,2%), el sector no ha dejado de avanzar.
Respecto del “mineral estrella”, el litio, hubo un avance del 41% en noviembre, idéntico al de octubre. El Indec reportó una producción de 6.759 toneladas, la segunda más alta desde que comenzaron los registros, en junio de 2023.
La minería, que en los últimos años ganó visibilidad gracias justamente al aumento de la producción y las exportaciones de litio y una cartera de grandes proyectos de cobre, tuvo un 2024 singular: aumentaron las exportaciones de oro y plata y cayeron las de litio, pero por una cuestión de precios internacionales.
Los valores del oro y la plata aumentaron fuertemente y los del litio aún no se recuperaron del desplome iniciado a fines de 2022, cuando el carbonato de litio equivalente (métrica estándar) llegó a rozar US$ 80.000 la tonelada, para caer en 2023 y 2024 a cerca de US$ 10.000. Hoy se ubica en la zona de los US$ 11.000, pero con pronóstico de aumento para los próximos años.
En el balance del año pasado, el sector minero fue uno de los que más creció: en el acumulado enero-octubre el Índice de Producción Industrial Minera (IPIM) del Indec creció 6,4%.
El problema es que los proyectos en producción están maduros. En Santa Cruz, de los cinco que hay, a cuatro les queda una vida útil de 4 años, que se pueden estirar un poco, pero con calidad y productividad cada vez menor. Y no hay ningún proyecto de envergadura que reemplace lo que se está perdiendo.
Además de gozar de precios excepcionalmente altos durante 2024, el oro empezó 2025 en alza: el viernes 24 de enero tocó su máximo desde el 13 de diciembre, a US$ 2.654 la onza. La incertidumbre que genera el arribo de Trump a la Casa Blanca hizo que los bancos centrales aumenten sus compras de oro, tal como ocurrió tras la invasión rusa a Ucrania. Y eso repercute en las decisiones empresariales.
LA “PATRIA MINERA”
En efecto, la geopolítica tiene un papel determinante, y puede comprobarse al analizar quiénes son los empresarios y los grupos que conforman hoy la “Patria minera” de la Argentina.
En términos de volumen y divisas, la principal apuesta de producción y exportaciones mineras está en el cobre. Desde el cierre en 2017 de Minera La Alumbrera, el único proyecto en operación es uno muy pequeño, el mencionado Martín Bronce, en Jujuy. Son apenas entre 300 y 400 toneladas mensuales que se exportan a Chile (el principal productor mundial).
Los seis proyectos más avanzados trabajando a máxima capacidad producirían unos 1,2 millones de toneladas anuales; con ese volumen la Argentina estaría en el tercer o cuarto lugar del ranking de países productores y se volvería un importante jugador mundial, con exportaciones anuales en torno a los US$ 12.000 millones.
Los proyectos cupríferos -como la alianza entre Lundin Mining y BHP, la minera más grande del mundo, para explotar los proyectos Josemaría y Filo del Sol, en el llamado “Distrito Vicuñas”, una suerte de “Vaca Muerta minera” sanjuanina, así como el proyecto Los Azules, también en San Juan- tienen tiempos de maduración de varios años. La formación de “Vicuña” significó la compra conjunta de FDS por aproximadamente US$ 3.000 millones, mientras que la entrada a Josemaría implicó un desembolso de US$ 690 millones.
Otros proyectos, como El Pachón y MARA, de Glencore, un gigantesco trader mundial, están en casi permanente ampliación exploratoria, al igual que Taca Taca (First Quantum). En tanto, Nuton, una unidad de tecnología minera de Rio Tinto, firmó un acuerdo de inversión de US$ 250 millones en proyecto cuprífero Altar, de Aldebaran Resources, en San Juan.
Según una estimación de la Secretaría de Minería, los principales proyectos cupríferos demandan en conjunto inversiones por US$ 17.000 millones.
El cobre es una apuesta de largo plazo y debe pasar varias etapas, entre exploración, aprobaciones regulatorias, construcción (la de mayor impacto en las provincias y comunidades involucradas, por las inversiones y el empleo que genera) hasta llegar a producción y exportación. Los Azules es un proyecto avanzado, al que ya aportaron capital la automotriz Stellantis y la minera Río Tinto; su construcción iniciaría a fines de este año y entraría en producción no antes de 2027.
Pero en cantidad de proyectos el litio sigue siendo el mineral que más atención atrae. La Argentina es ya el cuarto mayor productor mundial y podría escalar al tercer o segundo lugar en la próxima década. Evidencia de este atractivo son las inversiones como la de Rio Tinto, que adquirió en US$ 6.700 millones Arcadium Lithium, el principal productor litífero de la Argentina y cuyo CEO, Jakob Stausholm, se reunió en Roma con el presidente Javier Milei.
Además, Galan Lithium se sumó al RIGI con una inversión de US$ 200 millones en el proyecto “Hombre Muerto Oeste”, en Catamarca, que iniciaría producción este mismo año, con unas 5.400 toneladas iniciales e incrementos progresivos planificados.
También Central Puerto desembarcó en el negocio del litio con una inversión en el proyecto Tres Cruces, en Catamarca. Suscribió acciones equivalentes al 27,5% del capital social y los derechos de voto de 3C Lithium Pte. Ltd., de Singapur, titular del 100% de Minera Cordillerana, sociedad argentina que detenta los derechos mineros de Tres Cruces.
Otro que reforzó su presencia en el sector es el empresario Eduardo Elsztain, principal accionista del grupo inmobiliario IRSA, quien amplió su participación en el proyecto aurífero Hualilán, en San Juan. Elsztain, quien ya controlaba la operadora Austral Gold y el proyecto Casposo, y ahora profundizó su influencia en la minería con la adquisición del 12,7% de la australiana Challenger Gold, que lidera el desarrollo de Hualilán.
Sin embargo, hasta aquí casi no se la ha mencionado, pero China no levanta el pie del acelerador en su objetivo de garantizarse el litio para su aparato automotriz e industrial, y sigue anticipando proyectos en el norte de la Argentina.
La minera Zijin Mining desembolsará US$ 600 millones para el desarrollo de Tres Quebradas, en Fiambalá, Catamarca. El emprendimiento se hará con las exenciones fiscales y los beneficios impositivos del RIGI.
Y, del mismo modo, Ganfeng efectuará desembolsos por al menos US$ 3.200 millones en cuatro proyectos distribuidos en el norte de la Argentina.
Por último, es imposible no mencionar el rol de YPF en esta historia. La principal generadora de energía eléctrica del país Central Puerto y la principal generadora de energías renovables orientadas al Mercado a Término (Mater), YPF Luz, desarrollarán un proyecto estratégico de interconexión eléctrica que responde a la necesidad de las empresas mineras para mejorar su competitividad a través de soluciones energéticas adecuadas. Avanzarán en un proyecto de interconexión para abastecer de energía eléctrica limpia a la zona de la Puna argentina, algo en lo cual venían avanzando de forma independiente y simultánea durante los últimos dos años.
EXTRACCIÓN INTELIGENTE
Finalmente, y en este escenario, tras la presentación del Plan Nuclear Argentino aparecieron especulaciones sobre la posibilidad de que en el país se vuelva a producir uranio. El mineral básico para abastecer a las centrales nucleares se dejó de extraer en Argentina desde 1997, por distintas cuestiones que estuvieron lejos de una política inteligente.

Javier y Karina Milei junto a los directivos de la minera global Rio Tinto Group
Desde entonces el país debe importar unas 250 toneladas de uranio por año para proveer a los reactores de las tres centrales nucleares nacionales, con un costo cercano a US$ 43 millones anuales, a lo que se deben sumar gastos de buques, otros transportes, seguros y permisos.
El uranio vinculado a la energía nuclear puede ser un elemento clave en un mundo que demanda cada vez más energía sostenible para abastecer el desarrollo de la inteligencia artificial.
Argentina tiene todo para posicionarse como un proveedor global confiable de minerales para las viejas y nuevas demandas del planeta. Pero también tiene por delante el desafío de aprovechar esos recursos para financiar su desarrollo, generando divisas y puestos de trabajo a lo largo de todo el territorio. Algo que solo puede hacerse a partir de políticas inteligentes.