Una de las mayores promesas de campaña de Luiz Inácio Lula Da Silva, apuntada a al sector medio de la población en un contexto de crisis económica global, era la exención del impuesto a la renta para aquellos trabajadores que ganaran hasta dos salarios mínimos.
Esta medida tiene un alto costo para las arcas del Estado: se calcula que podrían dejar de recaudarse por ese concepto unos R$ 3.200 millones (unos US$ 616 millones), que podrían dejar un “agujero fiscal” si no se compensa con algún otro ingreso.
Este miércoles, el ministro de Hacienda de Lula, Fernando Haddad, anunció que buena parte de esos recursos saldrán de una nueva fuente de financiamiento, un sector que actualmente no está tributando en relación a sus enormes ganancias.
El funcionario confirmó que en breve Brasil comenzará a cobrar impuestos a las apuestas deportivas, especialmente las que se realizan a través de plataformas online, muchas de ellas internacionales, como Bet365, Betano y Betfair.
«Regularé los juegos de azar online. No pagan impuestos y se llevan una fortuna del país», anunció Haddad en una entrevista con el portal UOL, y aseveró que eso ayudará a compensar la falta de ingresos producto de la exención de rentas de un importante sector de la población.
Aunque Haddad no quiso especificar cuál sería el monto recaudado por el nuevo impuesto a las apuestas, fuentes de Hacienda le confiaron a Reuters que la cifra podría ir de los R$ 2.000 a los R$ 6.000.
