Los datos son oficiales -fueron provistos por el ministerio de Trabajo-: alrededor de 740 mil empleados del sector privado sufrieron suspensiones, que generalmente se acuerdan entre los gremios y las cámaras empresarias para evitar despidos.
En un año bajó 3,4% el número de empleados en blanco y los salarios retrocedieron 4%. Pero la caída es aún mayor si se compara con 2018: un 12 por ciento. Según cálculos privados, la tasa de desocupación habría oscilado en un año del 10,4% al 15,5%.
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Los trabajadores de la construcción, los empleados de comercio y el personal doméstico fueron los más afectados. Entre mayo y el mismo período de 2019 se quedaron sin empleo alrededor de 409.000 personas, más del 72 por ciento pertenecían al sector privado. Pero el impacto fue en todo el mercado laboral: unos 88.800 monotributistas y 24.100 autónomos también fueron desafectados.
Desde el ministerio de Trabajo, aseguran que estas cifras serían mucho más altas de no haberse aprobado la suspensión de los despidos y suspensiones y la doble indemnización. “Las suspensiones han funcionado como uno de los mecanismos de ajuste del empleo”, dice el informe del ministerio de Trabajo.
