Actualmente, el boleto mínimo de colectivo en el AMBA tiene un precio de $371,13. Sin embargo, si se compara con su valor en el 2001, el precio equivaldría a $1.097,38 de hoy, según el análisis realizado por la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA). Esto refleja una caída del 66,15% en términos reales en los últimos 23 años.
Luciano Fusaro, presidente de AAETA, analiza en una entrevista con Newsweek Argentina las razones detrás de la fuerte depreciación en el valor del boleto de colectivo. Explica que el cálculo del 66% menos en términos reales se basa en una comparación con el costo del boleto a fines de los 90.
“El análisis que hacemos respecto a por qué el boleto está 66% atrasado, es considerando lo que costaba el boleto de colectivo a fines de los 90, principios de los 2000, cuando el boleto mínimo en el AMBA estaba a 75 centavos de peso o 75 centavos de dólar y el boleto promedio estaba a 85 centavos. Entonces si llevamos ese valor y lo ajustamos por inflación, nos da algo más de mil pesos actualmente”
Fusaro explica que lo que refleja ese análisis es que el boleto de colectivo en el AMBA, sin subsidio, costaba alrededor de un dólar, y que si ese dólar se ajusta por la inflación propia de esa moneda, se alcanzan los 75 centavos de dólar que costaba en el 2001. Sobre cómo se cubre la tarifa actualmente, explican que parte de ese 66% de atraso está cubierto por subsidios: el boleto mínimo es de $371 hoy en día y el boleto promedio es menor lo cual hace que el boleto promedio esté en alrededor de $285 (por los descuentos sociales) pero si se agregan todos los subsidios que hoy en día se pagan, las empresas reciben, entre tarifa y subsidios, $850 por viaje. Desde AAETA aclaran que incluso con todos los subsidios que se pagan no se llega todavía al dólar que costó, históricamente, el boleto colectivo en el AMBA cuando no había subsidios.
AAETA elabora desde el 2021 el índice “Bondi”, que busca revelar cuál sería el costo del transporte sin el subsidio. Para elaborarlo, toman la misma metodología que utiliza la Secretaría de Transporte de la Nación, y a ello le suman los precios reales de los insumos, como el valor del gasoil, la mano de obra, la reposición de un colectivo 0 kilómetros, etc.
Lo que revela este índice es que el costo real de mover un pasajero por el AMBA está en torno a los $1.300: “El costo real de mover un usuario en el AMBA es de alrededor de $1.400/$1.350. Eso es lo que cuesta hoy, con los datos al mes de octubre, mover un pasajero en el AMBA; con lo cual estamos lejos porque entre tarifa y subsidios hoy en día, estamos en $850. Hay una brecha de cerca de $500, lo cual explica por qué el sistema de transporte se está deteriorando, brinda cada vez menos servicios y frecuencias y el parque está en peores condiciones”.
Índice Bondi octubre 2024🚍
Los costos del sector se ubican en $1319,7 por pasajero, similar a septiembre, producto de la postergación de paritarias y la fuerte baja de la inflación.
La diferencia entre los costos reales y reconocidos sigue superando al 30%. #AAETAComunica pic.twitter.com/DXtBl2Tn3k
— aaeta (@aaeta_arg) November 15, 2024
Al mencionar el sinceramiento de tarifas en el AMBA, Fusaro afirma que es quizás el lugar donde menos sincerado está el valor del colectivo: “cuando uno mira un ranking de la tarifa mínima de colectivo en las ciudades del país, vemos que en las grandes ciudades, por ejemplo, Córdoba, Rosario, Santa Fe, el boleto está de $940 para arriba, como en el caso de Córdoba, Rosario y Santa Fe que ya están en $1.200, lo mismo Mar del Plata, Tucumán, son todas ciudades donde el boleto ya está de $1.000 para arriba. El promedio de tarifa de colectivo mínima en todo el interior del país está arriba de los $800 y cuando uno hace el ranking de todas las ciudades, la tarifa más barata de la Argentina es la del AMBA ($370) excepto con La Rioja, que es un poquito más barata, lo cual se refleja la enorme disparidad”.
En la comparación hay prácticamente una relación 3 a 1 entre lo que se paga el boleto mínimo en el AMBA y lo que se paga el boleto mínimo en otras ciudades del país. Para el presidente de la asociación esto “es lógico porque en el AMBA el subsidio alcanza el 70% del costo y en el interior la proporción de subsidios ha caído muchísimo después de la quita del fondo compensador en enero de este año de parte de los subsidios nacionales”. En el interior del país solamente existen los subsidios locales en caso de haberlos, o bien los municipales y provinciales, pero aclara que esto se mantiene en muy pocos lugares: “Hay lugares donde directamente ya no hay subsidios locales, por eso la tarifa que paga el usuario es mucho más parecida al costo real”.
Sobre el impacto de la eliminación del sistema integrado de la SUBE, afirma que no ha sido significativo y que “la eliminación del boleto integrado de la SUBE solamente tuvo un impacto en las líneas que circulan nada más que por el Conurbano, y que fue un impacto bastante marginal”.
“Como es tan bajo el valor del colectivo, a $370 el boleto mínimo, la gente lo absorbió y no hubo prácticamente impacto. Si uno ve los números desde el mes de septiembre que empezó esta medida hasta la fecha, la cantidad de pasajeros prácticamente no se alteró y esa gente que antes tenía el boleto integrado de las líneas provinciales o se han adaptado o algunos han optado por utilizar el que podía ser una línea nacional en vez de provincial porque sí conservó el boleto integrado”.
En este contexto y haciendo un balance respecto del primer año de gestión del presidente Milei, desde el sector afirman “no nos podemos abstraer del contexto general”. Fusaro explica que el servicio de transporte en el AMBA al ser un servicio altamente regulado (que cuando empezó el 2024 estaba subsidiado al 90% y con tarifas muy atrasadas) tenía al comienzo de la gestión “una foto muy mala” y que si a ello se le suma el ajuste fiscal que también afectó, no se pueden abstraer de una crisis generalizada. Más allá de ello, afirma que en el caso del transporte, la crisis no empezó ahora si no que en el 2016 y se agravó con fuerza después de la pandemia.
Respecto del futuro, en términos generales, es optimista: “En la medida que, como las primeras señales muestran, haya alguna recuperación del salario que permita a su vez hacer ajustes tarifarios que lleven la tarifa de colectivo a valores más realistas, la situación debería revertirse”. Fusaro entiende a la situación actual como parte de un ciclo de caída y crecimiento pero en el caso del transporte, la caída viene de hace varios años. Si bien considera que este año fue duro, cree que en el 2025 la actividad debería empezar a tener algún rebote.