Tras el despido del cubano-estadounidense Mauricio Claver-Carone en medio de un escándalo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) puso en funciones al brasileño Ilan Goldfajn, exfuncionario del FMI propuesto para ese cargo por el expresidnete Jair Bolsonaro.
El exmandatario lo postuló en octubre, cuando Bolsonaro ya había perdido en la primera vuelta y se preveía una derrota en la segunda, y Goldfajn logró los votos necesarios teniendo en cuenta que Brasil es uno de los mayores socios de la entidad (más de un 13%, al igual que la Argentina) y que los gobiernos de Argentina y México bajaron a sus candidatos.
Al imponerse en el balotaje el 30 de octubre, el equipo económico de Luiz Inácio Lula Da Silva se opuso a su elección, pero ya era tarde, y el BID lo ratificó. Este jueves, al asumir el rol, aseguró que la entidad está en una posición ideal para romper la grieta en la región y ejercer un asistencia financiera eficaz para el desarrollo productivo de los países.
Sin embargo, el exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI no hizo referencia a las situaciones específicas que se están viviendo en la región e incluso en su propio país. No mencionó ni la toma del Planalto el fin de semana pasado, ni la crisis institucional en Perú, que ya arroja un saldo de 40 muertos.
Pero está claro que el BID puede resultar un socio clave para los países latinoamericanos en 2023, en medio de una casi inevitable recesión internacional, con una guerra en Ucrania que no cesa y crecientes tensiones en oriente. Actualmente, la entidad tiene en carpeta más de 600 proyectos de inversión en infraestructura, salud y turismo, entre otros sectores. En 2021, por caso, entregó financiamiento por US$ 23.400 millones.
En su nuevo armado, Argentina tendrá funciones clave. Para que Goldfajn ganara, como se señalaba, el país bajó la candidatura de Cecilia Todesca, pero a cambio de tres puestos centrales: la vicepresidencia de Sectores y Conocimiento, la Gerencia de Infraestructura y Energía y el nuevo Instituto de Género e Igualdad. Las dos primeras están vinculadas al otorgamiento de créditos directos.
De todos modos, aseguran que esto no asegura nada. El perfil del brasileño es técnico y ortodoxo, y su objetivo es despolitizar el BID. Y, justamente, los créditos que la Argentina consiguió en los últimos meses se concretaron tras la asunción de Sergio Massa en Economía, y gracias a la gestión política.
De hecho, recuerdan que cuando Goldfajn negoció con Argentina (con Martín Guzmán y Alberto Fernández) desde el FMI, se ajustó a los reglamentos del organismo, sin concesiones políticas.
