En el marco de la Conferencia Aurora Spring, en Oxford, el CEO de la petrolera Shell, Ben van Beurden, aseguro este jueves que Europa debe prepararse para un invierno “realmente duro”, en el que probablemente deba racionar el uso de la energía.
Esto, explicó, se debe a la disminución del suministro de gas natural a medida que Rusia restringe los flujos, en el marco del conflicto bélico en Ucrania y las sanciones internacionales.
Tal como lo contó Newsweek Argentina, países como Alemania han puesto en marcha programas de ahorro de gas, pero también de aceleración de las importaciones para garantizar el abastecimiento anticipado. De hecho, la propia Comisión Europea exige que el almacenamiento llegue a un 80% para el 1° de noviembre.
Esta demanda anticipada está causando faltantes en otras latitudes y ha disparado los precios del gas natural que se utiliza tanto para la industria pesada como para el consumo doméstico. Por lo tanto, el peso de este proceso recae particularmente sobre los consumidores y los gobiernos.
«Será un invierno realmente duro en Europa. A algunos países les irá mejor que a otros, pero todos enfrentaremos una escalada muy significativa en los precios de la energía», advirtió Van Beurden, y señaló que, en el peor de los casos, deberá ejecutarse un fuerte racionamiento.
Como ocurre en Alemania, varios países han ya dejaron en claro que, en caso de escasez, se priorizarán los hogares en desmedro de la industria, lo que hace prever una caída de la actividad económica. El Gobierno alemán, en ese sentido, está premiando a aquellas empresas que renuncien voluntariamente a utilizar gas por algunos meses.
Según lo consigna la agencia Reuters, las existencias en Europa están completas actualmente en un 62,6%. Pero los analistas advirtieron que alcanzar el mencionado objetivo del 80% será muy difícil si continúan las significativas interrupciones en la oferta de gas ruso.
Por caso, Moody’s advirtió el miércoles que Alemania e Italia se verían obligados a racionar el gas si los flujos no se reinician a través del oleoducto Nord Stream luego de la finalización del mantenimiento programado para el 21 de julio. Y es que existe la preocupación de que el mantenimiento no termine a tiempo, por lo que los gobiernos de ambos países sospechan que Moscú pueda utilizarlo como pretexto para seguir enviando menos gas a Europa.