Por Roman Iucht
De bromista en el vestuario a estratega admirado mundialmente, Lionel Scaloni transformó la Selección Argentina en una máquina de éxitos. Su evolución como técnico, basada en un sistema único de gestión y liderazgo, ha convertido al equipo albiceleste en un modelo a seguir en el fútbol internacional.
Lionel Scaloni tiene la misma cantidad de años de experiencia como técnico que de entrenador de la Selección Argentina. Seis páginas completas del calendario, desde 2018 a esta actualidad inédita en la larga y gloriosa historia albiceleste, le permiten exhibir una vitrina que muestra una Copa del Mundo, dos Copas América y una final continental. Ahora todo parece natural y la prepotencia de los resultados se impone con su fuerza demoledora, por eso vale la pena recordar los orígenes antes de desarrollar cualquier análisis o descripción del protagonista.
El ciclo de Jorge Sampaoli terminó de forma caótica, con la eliminación en octavos de final del mundial de Rusia y con el sello de “ciclo cumplido” para varios históricos. Jugadores de clase internacional, colgaron sus botines con la amarga sensación de haber perdido tres finales, señalados por una sociedad resultadista que premia a los campeones con la misma facilidad con la que rechaza a aquellos que trastabillan en el último día de competencia.
Ante ese panorama de fragilidad extrema, la sucesión no resultaba sencilla. Era necesario encontrar un nombre rápido para evitar la danza de candidatos y fundamentalmente que aceptara las condiciones específicas de la coyuntura. Lionel Scaloni había sido un colaborador del cuerpo técnico de Sampaoli, pero su rol secundario lo dejaba indemne del caos. En ese marco de inestabilidad y con el mote de “interino”, el entrenador comenzó su trabajo sin tener la más mínima experiencia en el cargo.
La primera gran decisión del técnico fue el comienzo de la renovación de nombres. Jugadores que pedían pista comenzaron a ganar experiencia con la camiseta argentina y a consolidar un nuevo grupo. Fueron dos años arduos en los que experimentó la sensación de manejar el timón de un transatlántico y a través del ensayo y el error ir endureciendo su espalda. Se gana o se aprende, y Scaloni aprendió a sembrar esperando el tiempo de la cosecha.
Todo lo que vino luego es conocido, disfrutado y festejado por un pueblo como el argentino que habitualmente solo recibe alegrías de sus deportistas. La Copa América de 2021 terminó con casi treinta años de sequía y a partir de ese momento, nada detuvo a un equipo que hoy goza del reconocimiento mundial como el mejor del planeta.
El crecimiento del equipo fue proporcional a la evolución de su líder. Scaloni fue definiendo su estilo y en sus formas, hoy muy reconocibles, hay un método que se sostiene en algunos pilares fundamentales.
EL EQUILIBRIO COMO GUÍA
Adentro de la cancha siempre se verá un equipo ordenado que jamás se va a descompensar. Cada futbolista tiene una función y el todo siempre vale más que la suma de las partes. Nadie se salva solo. Afuera del campo la ecuación es idéntica. Salvo en contadas situaciones, Scaloni se muestra en las conferencias de prensa o en el banco de suplentes como un hombre medido, que evita el conflicto, se aleja de las polémicas y conduce sin histerias.
Todos recordamos por excepcional y porque la situación lo ameritaba, la imagen inolvidable del DT en la que se quebró cuando Gonzalo Montiel convirtió el último penal ante Francia, en Qatar. En ninguno de los otros logros o de los esporádicos tropiezos, se alejó de esa expresión sanguínea pero equilibrada. El equipo es lo que transmite su líder.
PROHIBIDO RELAJARSE
El técnico evita el “síndrome de la gratitud” y en cada decisión confirma que aún cuando respeta y valora las trayectorias y la experiencia, la actualidad es la que guía sus decisiones. Nadie quiere quedarse afuera, todos mantienen la voracidad para seguir acumulando gloria. Ganan porque se quieren; no se quieren porque ganan. Afuera de la cancha parecen estar de viaje de egresados, pero adentro se defienden como soldados en la trinchera.
LA INTIMIDAD ES SAGRADA
Un grupo se hace fuerte en su interior. Todo se resuelve puertas adentro. Solo meses después del título mundial, Scaloni confesó las charlas que tuvo con Rodrigo De Paul para incluirlo ante Países Bajos a pesar de estar tocado físicamente y con Ángel Di María cuando le anunció que sería titular frente a Francia en el juego decisivo. Del mismo modo, nunca se conoce la formación titular del equipo hasta consumido el plazo reglamentario. La intimidad debe ser inviolable. Son detalles de forma pero que hacen al fondo y respetarlos también es parte de una dinámica de trabajo.
MESSI ES UN CASO APARTE
El entrenador le dio al mejor jugador del planeta todas las condiciones para su comodidad dentro del grupo. Es con el único con el que tiene un tratamiento distinto respecto a su presencia en el campo, pero esto no afecta su autoridad frente al grupo. Todos aceptan que Messi decida la cantidad de minutos que juega por partido, porque además son sus propios compañeros los que lo quieren adentro del campo aún si se encuentra vulnerable desde lo físico. El partido ante Ecuador en Estados Unidos, en la Copa América, fue el mejor ejemplo y aunque parte de la prensa cuestionó que Leo no fuera reemplazado, el cuerpo técnico nunca dudó. Messi disfruta en este equipo y el entrenador, en parte, es responsable de esa felicidad.
EL APOYO EN SU CUERPO TÉCNICO
Las decisiones siempre son consensuadas, aunque el técnico tenga la última palabra. Scaloni se construyó con el tiempo, por lo tanto, su éxito también se sostiene en su apertura. Aimar, Samuel y Ayala son materia de consulta permanente y la lucidez de sus miradas enriquece la del entrenador. Asimismo modo los preparadores físicos, médicos o nutricionistas aportan su saber. En la actualidad, el fútbol es una expresión que obliga a un conocimiento multidisciplinario. Scaloni bebe de todas las fuentes posibles.
Parece increíble la metamorfosis. Como futbolista siempre fue el más divertido y una usina generadora de climas positivos. Como entrenador fue descubriendo su camino y hoy es modelo de conducción de una “empresa” exitosa que se sostiene en el tiempo. Creó su criatura y la disfruta. El mundo elogia y admira “el método Scaloni”.