La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) dio a conocer su índice mundial para los precios de los alimentos correspondiente a noviembre, y en él se verifica una nueva baja. Se trata del octavo descenso consecutivo desde el récord marcado en marzo, en el inicio de la invasión rusa a Ucrania.
El estudio sigue los precios al consumidor de las productos más comercializados en el planeta, y el último muestra que se alcanzó una media de 135,7 puntos, contra los 135,9 verificados en octubre, que había sido igual a la de septiembre.
Más en detalle, la organización sostiene que las caídas en los precios de los cereales, la carne y los productos lácteos permitieron compensar en noviembre las subas en los aceites vegetales y el azúcar. Pero también contribuyó a este descenso que se haya garantizado por 120 días la continuidad de las exportaciones de cereales desde Ucrania, con el respaldo de la ONU. La suspensión temporal por parte de Rusia había generado preocupación, pero todas las partes finalmente llegaron a un acuerdo para mantener la vía comercial por el Mar Negro.
Con este resultado de noviembre, los precios de los alimentos se encuentran ahora apenas un 0,3% por encima de los niveles de 2021, en un contexto en el que buena parte del mundo sigue manteniendo altos números de inflación, pese a que bajan los alimentos y el combustible.
Respecto a la oferta, la FAO asegura que el mundo producirá menos cereales de lo previsto en 2022: se alcanzarán los 2.756 millones de toneladas, frente a los 2.764 millones calculados en el informe anterior. Esto se traduce en una caída de la producción del 2% respecto a 2021.
Estos indicadores podrían comenzar a tener efectos también en las proyecciones económicas para Latinoamérica, que en buena parte depende de la producción y la exportación de alimentos. Los principales organismos de crédito internacionales vienen recortando las previsiones para 2023 y 2024.
