Su primer trabajo en relación de dependencia fue en una agencia de publicidad hasta que quedó embarazada de su primera hija obligándola a replantearse la vida de empleada. Fue en ese momento de inflexión cuando Alejandra Leguizamón sintió que comenzaba la vida de adulta con nuevas responsabilidades. También sabía que no quería quedar eternamente atada a un trabajo sin poder estar presente durante la crianza de su hija de la manera que ella soñaba. Por eso, en 2010 decidió emprender y hoy tiene una empresa que ofrece más de 100 cursos de capacitación por donde ya pasaron más de 15.000 mujeres. @mamaemprendearg es una escuela online que capacita a madres emprendedoras, potenciando el ecosistema femenino en la Argentina y Latinoamérica.
Aquí la historia de la creadora del Netflix de las emprendedoras, la número 1 del e-learning que ya cruzó fronteras y se expande internacionalmente.
¿Qué te motivó e inspiró para emprender?
Era joven y trabajaba en una agencia de publicidad y cuando quedé embarazada sentí que no era lo que yo proyectaba para mi vida. Mi mamá fue mamá soltera y de chica yo sufrí bastante sus ausencias porque trabajaba todo el día. Ahí me cuestioné ´dónde quiero estar los próximos 10 años´.
¿Cuál fue tu primer intento como emprendedora?
Mi novio en ese momento, actual marido, tenía un trabajo estable y eso ayudó a que yo pueda estar más tranquila y dar el salto para dedicarle tiempo a un emprendimiento propio. Empecé con una marca de decoración 100% online que se llamaba “Qué monono” y fue una marca emblemática en el mundo de las emprendedoras porque en el 2010-11 no eran tantas como hoy en día. Yo tenía un bebé chico, era mucho el sacrificio y no estaba 100% la energía puesta en el negocio, pero ahora entendí que fueron los primeros años de sembrar esa semillitas que años después vi los frutos.
¿Cómo y cuándo surgió el negocio de @mamaemprendearg?
En el año 2016, el negocio no iba para atrás ni para adelante sumado a que a nivel societario no estábamos bien y ahí ya tenía mi segundo hijo. En esa segunda crisis laboral, ya con 26 años veía que todas mis amigas trabajaban en empresas con una carrera prometedora y yo me sentía estancada. En esos años yo me había dado cuenta que era muy buena asesorando y que la fusión de mis años en publicidad con los de emprendedora, tenía algo contundente para ayudar a otras personas. Ahí empezó mi bichito de asesorar a otras emprendedoras y eso se transformó después en mamá emprende.
¿Era un asesoramiento integral?
En ese momento iba más por la creación de marca, redes sociales, una propuesta de valor para saber cómo bajar a tierra un montón de conceptos abstractos para darle forma a un proyecto. El primer curso online como mamá emprende lo lancé en 2017, solo con una página web en Wix, sobre cómo crear una tienda online. Todo 100% autogestión y fue un éxito.
¿Por qué “Mamá emprende”?
Cuando le puse el nombre “Mamá emprende” lo mezclé mucho con mi historia personal. Estaba en una disyuntiva: le hablo a las mujeres o a todos en general. Hasta que entendí que quería ayudar a esa mujer o mamá que está perdida y busca su nuevo horizonte, quizá abrumada con la maternidad. Lo cierto es que en redes sociales no había nadie que le estuviera hablando a esa comunidad.
¿Hoy que ofrecen?
Hoy es una academia con más de 100 cursos, tenemos 8.000 alumnas en la membresía y más de 70.000 cursos vendidos desde la nueva plataforma. Todo es online, pero cada vez estamos haciendo más experiencias híbridas porque nos damos cuenta que al online sólo le queda como sabor a poco.
¿Cómo es una experiencia híbrida?
Por ejemplo, hace varios años, hacemos un evento a fin de año que se llama “EmprendeFest”, un encuentro presencial para alumnas, la comunidad de “Mamá emprende” con charlas y speakers internacionales. Este evento tiene un anclaje educativo donde seguimos ofreciendo más herramientas de capacitación. También sirve para el relacionamiento y hacer networking, una oportunidad para conocer al resto de la comunidad y hasta a conocer a tus mentoras o referentes.
¿Cómo funciona la membresía?
Ofrecemos tres membresías: bronce, platino y diamante. La primera es una membresía mensual que te da acceso a más de 100 cursos. Generalmente la usan entre 3 y 6 meses y pueden darse de baja cuando quieras como Netflix o Spotify.
En la de platino se incluye un grupo de WhatsApp con todas las alumnas que es ideal para hacer networking, además de un programa de creación de contenido para redes sociales de un año de permanencia. Y la membresía diamante incluye todo lo anterior, sumado una mentoría por mes personalizada con una de las mentoras del equipo de mamá emprende (hay más de 40 mentoras).
¿Todos podemos emprender?
La verdad es que no lo sé. Yo conozco mucha gente que cree que no puede emprender y después la rompe. También gente que realmente no intentó, no le gusta o lo padece. Conocí de todo. No sé si es para todos, pero porque creo que nada sea para todos.
¿Se nace o se hace?
Creo que es mucho más el miedo a la incertidumbre que la dificultad real de emprender. Hay miedo a lo nuevo que quizá después en lo concreto no es tan difícil de gestionar. Tal vez lo más difícil es mantenerse o ser resiliente, porque es cierto que vivimos en un país con muchas crisis que no dan respiro. Ser emprendedor en ese contexto te entrena a buscar soluciones continuamente. Eso se entrena y es un súper poder.
Qué consejos prácticos le das a esa mujer que quiere ser su propia jefa.
El súper poder está en aterrizar los proyectos para poder concretarlos con rapidez. No quedarse en el limbo solo con la idea. Entonces el primer paso es tener algo que liderar y para ello es necesario animarse y avanzar. Emprender es poder hacer realidad, es concretar en un corto plazo aunque no sea perfecto. Después hay tiempo para mejorarlo. También saber pedir ayuda en aquellas cosas que uno no sepa, que eso no sea un límite para ejecutar algo. Un proyecto a la vez porque creo en eso que dice ´el que mucho abarca, poco aprieta´.
Tenés una marca instalada. ¿Cuáles son tus próximos objetivos a corto?
Mi meta para el año que viene es llevar a “Mamá emprende” a una escala internacional, pisar fuerte en Latinoamérica y Estados Unidos, especialmente en el mercado de habla hispana. Hoy nuestro 80% del mercado está en Argentina y la idea es cruzar fronteras. Llegar a las 100.000 alumnas en el pase libre. Sé que es un modelo de negocio súper escalable.
Pero no es lo mismo emprender en la Argentina que en cualquier otro país.
Sí, las variables van cambiando. Es clave tener partners en distintos países y socios comerciales para entender un poquito la idiosincrasia de cada lugar. El modelo de membresías es el más rentable y en la industria del e-learning es donde más crece y donde se gastan millones de dólares por año. Hay que pensar en grande.