Por Juan Carlos de Pablo (*)
Argentina se rige por un régimen político-institucional presidencialista, de manera que, salvo que lo asesinen, se infarte, renuncie o le hagan juicio político, Javier Gerardo Milei presidirá el país hasta el 10 de diciembre de 2027. O de 2031, si resulta reelecto.
El presidente es economista de profesión, pero trabaja de presidente. Es totalmente consciente de sus limitaciones: no tiene gobernadores, muy pocos senadores, algunos diputados y pocos instrumentos de política económica.
Al mismo tiempo, es una figura con relieve internacional. Lo cual no quiere decir que “se la crea”, pensando que es el equivalente, en el siglo XXI, de Winston Churchill o Charles De Gaulle.
Cuando comenzó su gestión presidencial, Milei era puro futuro. Ahora tiene algunos logros para mostrar. La tasa de inflación cayó de 25% mensual, a menos de 3%; y el nivel de actividad dejó de caer a mediados de 2024, habiendo recuperado el nivel observado en diciembre de 2023. Lo logró con un solo instrumento: el equilibrio fiscal, popularizado en el slogan “no hay plata”. Argentina 2024 ha mostrado la potencia que tiene eliminar el desequilibrio de las cuentas públicas. Si la base de la política económica hubiera sido una meta monetaria o, peor aún, una meta cambiaria, yo estaría verdaderamente preocupado.
Quien, referido a Argentina, pregunta por “2025”, con el mayor de los respetos, no entiende nada. Porque si algo caracteriza a mi país es la fluidez, que obliga a actualizar los diagnósticos -y las decisiones- con enorme frecuencia. No hay nada más patético que alguien que se aferra a lo que alguna vez dijo o escribió, cuando debería cambiar para no pifiar en la toma de decisiones. Dejémosles el pasado a los futuros historiadores; la toma de decisiones es prospectiva.
En octubre de 2025 se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. La historia argentina muestra la importancia de la elección de medio período. Fernando de la Rúa la perdió, y al mes tuvo que dejar el Gobierno; Alberto Ángel Fernández también la perdió, convirtiéndose en “pato rengo” en los últimos dos años de su presidencia.
Milei está haciendo lo que corresponde: formar su propio partido, para no tener que depender de Mauricio Macri, en la elaboración de las listas de candidatos. De cualquier manera, por más que le vaya bien, el oficialismo no conseguirá mayoría absoluta en ninguna de las dos Cámaras del Congreso. Lo cual quiere decir que tendrá que seguir negociando, como lo viene haciendo desde el primer día.
No hago pronósticos numéricos; es más, me burlo públicamente de quienes los hacen, particularmente cuando los publican con decimales. Utilizo el denominado esquema error tipo I, error tipo II, para ayudar a tomar las decisiones. ¿En base a qué las tienen que adoptar, las personas y las empresas?
Demoler para transformar: el plan de Federico Sturzenegger para destruir la burocracia argentina
En base a la continuación del equilibrio fiscal, por la determinación mostrada por el presidente Milei; y en base al proceso de apertura y desregulación económicas, llevado adelante por el ministro Federico Sturzenegger.
Sobre esto último me preocupa la falta de sincronización entre las medidas que inducen las importaciones, versus aquellas que alivian los costos de producción locales. No tengo ningún inconveniente con que se fundan empresas porque sus dueños son incapaces o indolentes; pero que quiebren porque los costos que están fuera del control de los empresarios y les impiden competir con los chinos, es una barbaridad.
Por todo lo cual digo que, como de costumbre, en Argentina en 2025 tampoco tendremos tiempo para aburrirnos.
(*) UNA BREVE BIOGRAFÍA
Nació el 25 de noviembre de 1943 en Argentina, está casado, tiene dos hijas y tres nietos.
Es uno de los economistas más destacados del país y es consultor de importantes empresas e instituciones. Dirige el newsletter semanal Contexto, es columnista habitual de La Nación y es profesor en la Universidad de San Andrés (UDESA) y en la Universidad del CEMA (UCEMA).
Respecto a su trayectoria académica, es preciso señalar que es licenciado en Economía, egresado de la Pontificia Universidad Católica Argentina (1964); cursó estudios de doctorado en Economía, en la Universidad de Harvard (exámenes generales aprobados en 1968, tesis “en curso”); es Doctor Honoris Causa de la UCEMA (2009); y es miembro titular de la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
A lo largo de su carrera, se desempeñó como economista asistente en el Consejo Nacional de Desarrollo (1963) y en el Instituto Torcuato Di Tella (1963-65); economista jefe en la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) (1965-75); director nacional de política tarifaria y de importaciones en el Ministerio de Economía y Trabajo de la Nación (1969-70); profesor de Economía en la Escuela de Administración en el Instituto para el Desarrollo de Empresarios en la Argentina (IDEA) (1976-78); editor ejecutivo en El Cronista Comercial (1982-89); y presidente de la Asociación Argentina de Economía Política (1992-94).
Además, dictó cursos en la Pontificia Universidad Católica Argentina, en la Universidad Nacional de La Plata, en la Universidad del Salvador, en la Universidad Argentina de la Empresa, en la Universidad Nacional del Sur, en la Universidad Nacional de Mar del Plata y en la Universidad de Buenos Aires; así como en la Universidad de Alcalá de Henares (España) y en la Universidad de Boston (Estados Unidos de América).
Es autor de 56 libros y obtuvo innumerables reconocimientos: Premio Ovidio Giménez, Fundación Ovidio Giménez (1972); Premio Dr. Daniel Goytía, Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (1975); Premio Economía Argentina, Fundación Judía Argentina (1977); Cruz de Plata Esquiú (1981); Premio Konex en Comunicación-periodismo, Fundación Konex (1987); Premio Longines al periodismo destacado (1995); Martín Fierro (1997, 1998, 1999, 2002 y 2006); Santa Clara de Asís, Liga de Madres de Familia (2000); Premio Perfil (2007, 2008, 2010); Premio Tomás Bulat (2015).
Y, finalmente, él mismo realiza una aclaración importante respecto a comentarios que circulan en los medios de comunicación: se reconoce como “amigo” del presidente Javier Milei, pero asegura que no es su asesor económico.
