Leyendo:
¿Flotación entre bandas o devaluación encubierta? Las señales del mercado tras el nuevo dólar
Artículo Completo 5 minutos de lectura

¿Flotación entre bandas o devaluación encubierta? Las señales del mercado tras el nuevo dólar

Las nuevas definiciones sobre el esquema cambiario y el reciente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), dejó una pregunta resonando entre economistas y analistas: ¿lo que se anunció es una flotación administrada o una devaluación encubierta? ¿Cómo reaccionó el mercado a los cambios?

En la primera jornada hábil tras el levantamiento del cepo cambiario, el dólar oficial cerró en torno a los $1.230, lo que implicó una suba del 12% frente al cierre del viernes anterior. Aunque el Gobierno evitó presentarlo como una devaluación, para muchos especialistas lo fue en los hechos. “Si bien el Ejecutivo no lo reconoce, el dólar estaba claramente atrasado”, pusieron como punto en común distintas consultoras económicas.

El nuevo régimen cambiario plantea una flotación entre bandas, en las cuales el tipo de cambio puede moverse entre un piso de $1.000 y un techo de $1.400, con un ajuste mensual del ±1%. Dentro de ese rango, el tipo de cambio flotará libremente, y el Banco Central sólo podrá intervenir si el dólar alcanza alguno de los extremos. Esa fue una de las condiciones establecidas en el acuerdo con el FMI.

Durante la primera jornada, el dólar se movió sin intervención oficial. El BCRA no participó del mercado, y el precio surgió exclusivamente del juego entre oferta y demanda. Para varios analistas, eso fue una señal positiva: el mercado respondió sin sobresaltos, el tipo de cambio se ubicó dentro de lo previsto, y no hubo necesidad de usar reservas.

Sin embargo, el nuevo esquema llega tras intervenciones constantes, que derivaron en una fuerte caída de reservas internacionales. “Las reservas brutas descendieron en unos USD 3.400 millones en el último mes y medio, con ventas del BCRA por USD 2.200 millones en el mercado oficial de cambios y una intervención directa en los mercados financieros por unos USD 640 millones. Las reservas netas retornaron a niveles similares a los heredados: cerca de -USD 10.300 millones, considerando vencimientos del BOPREAL”, estimó Fundación Capital.

En este contexto de debilidad para las arcas del BCRA, el nuevo acuerdo con el FMI resultó clave: el programa por USD 20.000 millones, de los cuales USD 15.000 millones ingresarán entre abril y junio, estarán disponibles para fortalecer las reservas. A este refuerzo se sumarán USD 3.600 millones de otros organismos internacionales y la posibilidad de un repo por USD 2.000 millones.

En total, el Gobierno proyecta ingresos por unos USD 20.600 millones en el corto plazo, lo que apunta a disuadir nuevas presiones sobre el tipo de cambio pero el problema de la inflación empieza nuevamente a copar la agenda de las consultoras y del propio poder Ejecutivo.

Más allá de la relativa calma cambiaria del primer día, el mayor desafío vuelve a ser la inflación. El último dato fue del 3,7% mensual, por encima de las proyecciones privadas y muy lejos del 1% que proyectaba el equipo económico a comienzos de este año. El rubro de alimentos, que afecta con más fuerza a los sectores vulnerables, volvió a estar por encima del promedio general, y esto profundiza la pérdida de poder adquisitivo.

En un contexto en el que los ingresos no se recuperaron plenamente y la recuperación salarial es parcial, el impacto del nuevo tipo de cambio sobre los precios pasa a ser una pregunta central. ¿Cuánto del ajuste cambiario se trasladará a precios? ¿Cuánto afectará al consumo? ¿Hay margen para más ajuste?

Desde el Gobierno destacan que la liberación cambiaria marca una señal de normalización y aunque para algunos analistas, la jornada inicial fue un éxito, todos coinciden en que los próximos días estarán marcados por la volatilidad y que habrá que observar con atención cómo evoluciona la inflación, el nivel de reservas y la reacción del mercado.

El nuevo esquema se juega en varios frentes: por un lado, la estabilidad cambiaria y la confianza en el programa económico; por otro, el desafío es contener la inflación en momentos donde todos los analistas ajustan sus previsiones para el alza.

A favor del gobierno aún no comenzó a ingresar el grueso de los dólares de la cosecha, lo cual podría aportar un flujo adicional de divisas que facilite la acumulación de reservas pero más allá del ingreso de dólares la confianza será determinante para esta etapa en la gestión de Milei

Aunque el valor del dólar surgido en la primera jornada tras el fin del cepo fue genuino —sin intervención del Banco Central y marcado por la oferta y la demanda—, el hecho de que se ubicará un 12% por encima del último cierre previo deja expuesto el atraso cambiario que el Gobierno aún no termina de reconocer.

La pregunta ahora es cuánto de esa corrección se trasladará a los precios: en una economía con inflación, escasa estabilidad y fuerte inercia, ese traslado suele ser rápido y fuerte, y su efecto puede neutralizar los avances logrados en materia de anclaje monetario.

Aunque no lo reconozca, en la city saben que el Gobierno asumió que parte del problema era que un dólar atrasado no solo le sacaba competitividad a la economía real si no que también agotaba reservas. Si bien el nuevo régimen cambiario trae aire, aún se mantiene el desafío por sostener la confianza y estabilizar no solo los precios sino también las expectativas. De esta forma, el pulso también será social: en año electoral, con ingresos golpeados, inflación persistente y cierto descontento, el margen para el ajuste es limitado y aunque no lo admita, el presidente también lo sabe.

Ingresa las palabras claves y pulsa enter.