Carlos Melconian habló tras la parodia que Javier Milei le dedicó en la cena de la Fundación Libertad y lo primero que marcó fue: «La construcción de la imagen pública o la participación pública de uno demanda 30 años y después vienen un día con estas anécdotas, algunas a veces buenas, otras más o menos y hay que atender porque a uno le quieren preguntar esto».
En una charla con Nelson Castro en Radio Rivadavia, aclaró: «Yo tomo las cosas con humor, pero tienen que ser con humor y con respeto y educación como uno fue enseñado».
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Al ser consultado si estaba ahí cuando el presidente apuntó contra él, respondió: «Cuando se me hizo la hora para irme porque tenía otro compromiso, estaba hablando el expresidente (Pedro) Aznar, Milei no había hablado» y agregó: «Cuando llego a Dos Voces (el programa de TN), me aparece un tweet de un x, que decía: ‘Milei destrozando a Melconian'». Por lo tanto, dejó en claro que «no es que estaba y me levanté ofendido».
Sobre la imitación que el mandatario hizo de su persona, el economista contestó: «(Ariel) Tarico me imita mejor, que además se instruye de lo que va a decir, con contenido» y ahí marcó: «Casi que me estoy metiendo en un problema porque la imitación de ayer fue sin contenido».
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Acerca de «por qué el Milei está tan enojado con usted y otras economistas», indicó: «Antes de decir presidente Milei, Javier Milei es una persona que conozco hace mucho tiempo, venía mucho al estudio, un muy buen pibe» y aseguró: «Siempre fue como es ahora». Si bien aclaró que «nunca tuvo trato cotidiano», resaltó que «se podía hablar».
Luego se centró en la política y recordó: «En campaña apareció el tema dolarización. Nosotros, no por oponernos, teníamos un régimen cambiario alternativo y lo explique con mucha profundidad, y ahí salió la célebre frase fideos con tuco, no tenés fideos ni tenés tuco». Y aquí señaló: «Como ahora salió motosierra o licuadora».
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«Lo curioso de anoche es que, nobleza obliga, yo dije si uno se hubiera equivocado me pongo primero en la fila», manifestó pero aseveró: «Ni siquiera es el caso porque el país no terminó dolarizado, con el Banco Central cerrado».
En consecuencia, enfatizó: «Me quedo tranquilo porque no hay fideos ni tuco y nos lo va a haber por un tiempo».
Entonces, «me imagino que la tensión debe ser grande», recalcó y lanzó: «El presidente Milei es un formato atípico para la historia porque se quebró el bipartidismo, se quebró el licualicionismo». «Es una persona que no cuenta con gobernadores, con intendentes, con concejales», indicó.
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Y agregó: «El Parlamento es una cosa conflictiva», es decir, «es la rosca que uno no puede eludir».
Ante ese panorama, sostuvo que «de repente Milei con su temperamento se va un poco a la banquina, por eso hay que nutrirse de colaboradores que sepan a uno decirle las cosas» y recalcó: «Es el mejor consejo».
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Acto seguido, hizo hincapié en que «hay que ayudar al presidente» al tiempo que consideró que «los presidentes que no son fáciles deben ser personas abiertas y dejarse ayudar. No venderle pescado podrido».
«EN LA MOTOSIERRA CAEN JUSTOS POR PECADORES»
Sobre la gestión del libertario, explicó: «Ha habido un avance práctico, que es que uno tiene que gastar lo que tiene, ahora cuando uno tiene que gastar lo que tiene, lo tiene que hacer con la mayor eficiencia posible» y remarcó: «Hay que usar más bisturí y menos motosierra» porque «en la motosierra cae justos por pecadores».
En ese sentido, enfatizó: «Hay que hacer las cosas con más cuidado».
En esa línea, advirtió que «el futuro no puede ser una estrictamente un acto de demanda de fe» y desarrolló: «No puede ser un acto de emocionalidad diciendo que ya hemos recorrido la mitad porque eso no es cierto».
«La demanda de confianza, además de resultados y apoyo, tiene que estar basada en un modelo de país», afirmó y señaló: «A dónde estoy yendo, por qué voy a tener esta capacidad de hacer esto, qué estoy pensando con aquello». Y aquí añadió: «La importancia de un programa de alineamiento».
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Sin dejar lugar a dudas, subrayó: «No se trata de Moíses levantando los brazos y la gente se alinea porque un páis no es la Iglesia, no es la torá» y agregó: «Un país necesita señales concretas de hacia donde vamos».
