El presidente, Javier Milei, habló hoy en el Foro Económico Mundial en Buenos Aires, que se llevó a cabo en el Palacio Libertad (ex Centro Cultural Kirchner)
El evento busca conseguir nuevas inversiones y dar a conocer el «nuevo clima de negocios» de la Argentina a los funcionarios y empresas nacionales y multinacionales.
Lo primero que dejó en claro fue que su Gobierno vino «a ponerle un cepo al Estado».
Destacó que «en sus primeros 10 meses de Gobierno logró el primer superávit fiscal sostenido libre de default de los últimos 123 años en Argentina, en un giro de timón sin precedentes a lo largo y ancho del planeta. Mientras el resto de la dirigencia se dedicó a ponerle cepos a las libertades individuales con reusltados nefastos nosotros vinimos a ponerle un cepo al Estado».
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«Producto de ese esfuerzo de los argentinos se duplicó el valor de nuestros bonos y bajamos el riesgo país de 3.000 puntos a menos de 1.100, y vamos a seguir bajándolo», resaltó.
Y aseguró: «Vamos a lograr tarde o temprano volver a ser un país emergente en la calificación crediticia».
También hizo hincapié en que su gestión, mediante el Ministerio de Desregulación, «elimina alguna traba o desactiva un curro como si trabajara en un escuadrón anti-bombas».
«Con la estabilidad macro lograda después de décadas y los esfuerzos desregulatorios y de apertura económica a través de la Ley Bases y otros instrumentos estamos generando una tormenta perfecta para cualquier inversión», aseveró.
El mandatario también se refirió al cierre de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y sostuvo que se trata de «un organismo estatal superpoblado que fue utilizado para perseguir al sector privado».
Por lo tanto, «creamos un nuevo ente impositivo recortando un 34% de su estructura. Bajamos el gasto recortando a quien recauda».
Además, remarcó la «propia batalla de las Termópilas con 6 senadores, 39 diputados y la voz de los argentinos que los apoyan en la calle y en las redes contra el gran aparato del partido del Estado».
En esa lucha, le agradeció «al sector de la dirigencia política que no busca caranchear votos, sino un verdadero cambio para el país de sus hijos».
Y en consecuencia, «apoya sosteniendo sus vetos y reformas para garantizar el equilibrio fiscal y el crecimiento económico».
Pero, según advirtió: «Hay otro sector que quiere que nada cambie, que quiere seguir protegiendo sus privilegios a costa de todos los argentinos».
Afirmó que consiste en «esa oposición carancho que dijo que nos íbamos en enero, en Semana Santa, en junio y ahora no saben dónde meterse porque la motosierra sigue más prendida que nunca».
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