José Antonio Ardavín, jefe de la división para América Latina y el Caribe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ratificó que América Latina sufrió un duro impacto como consecuencia directa de la pandemia y lo cuantificó.
Durante el lanzamiento de la segunda edición del Índice de Políticas Públicas para Mipymes en América Latina y el Caribe (IPPLAC), el experto aseguró que la región perdió 25 millones de empleos y que cerraron 3 millones de empresas.
En ese sentido, junto a especialistas de organismos internacionales y de los gobiernos latinoamericanos aseguró que el fortalecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas es la clave para revertir ese escenario y garantizar un desarrollo inclusivo.
«La economía de la región no puede entenderse sin las mipymes, que representan el 99% de las empresas y generan el 60% del empleo», aseveró Ardavín, quien destacó que la economía informal, «tan característica» de la región, se vio «particularmente afectada». Eso provocó que los gobiernos pagaran el «alto costo» de tener buena parte de su población sin cobertura social.
En ese mismo marco, el secretario permanente del Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe, Clarems Endara, advirtió que, basándose en proyecciones de la CEPAL, la economía de la región tendrá «el menor crecimiento del mundo», mientras que «la incidencia de la pobreza regional alcanzaría el 33% y la pobreza extrema, el 14,5 %» en 2022”.
Asimismo, Jorge Srur, gerente de la regional Sur del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), insistió en la importancia de las mipymes para la «cohesión social y la movilidad ascendente, claves para lograr la igualdad».