En Argentina, la pobreza llegó al 41,7% en el segundo semestre del 2023 y el 58,4% de los menores de 15 años son pobres. Pero en otros países de América Latina ocurre lo contrario, la pobreza está bajando.
Un informe del Instituto de Desarrollo Social Argentino (IDESA) a cargo del economista, Jorge Colina, explicó que «el retraso social es un fenómeno propio de la Argentina» y precisó: «Partiendo de una situación inicial similar en el 2006, cuando los tres países comenzaron a transitar una gran bonanza internacional, en la Argentina la tasa de pobreza aumentó en un 50%, mientras que Chile y Uruguay la redujeron al 7% y 10%, respectivamente.
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«En el medio no hubo ninguna catástrofe natural, guerra o invasión; los tres países comparten similares perfiles raciales y culturales y enfrentaron el mismo contexto internacional», agregó.
El estudio sostuvo que «la alta y crónica tasa de pobreza en la Argentina es un derivado de malas políticas públicas apoyadas por amplios sectores de la sociedad».
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Aquí mencionó: los excesos de gasto público financiados con emisión monetaria y deuda pública, la utilización del Estado para beneficio intereses espurios, desprecio por el profesionalismo. La inefiencia en el ámbito público, mala organización del sistema impositivo y de la coparticipación federal, desorden previsional, aislamiento del mundo y perversas regulaciones en el sector laboral.
A modo de ejemplo, detalló que en Argentina hay «una creciente intervención del Estado» y puso el foco en «las transferencias monetarias asistenciales del Estado nacional se multiplicaron por 4 en términos reales entre el 2019 y el 2023″.
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«En el 2019 las transferencias asistenciales representaban 0,7% del PBI, mientras que en el 2023 ascendieron a 3% del PBI. Esto demuestra el rotundo fracaso de la política asistencial basada en transferencias monetarias con la intermediación de las agrupaciones piqueteras», sumó.
En este punto, Colina remarcó: «Que una parte mayoritaria del sistema político haya sostenido, o al menos tolerado, estas malas políticas es la principal diferencia con Uruguay y Chile» porque «en esos países, que fueron gobernados alternadamente por coaliciones de izquierda y de derecha, se sostuvieron políticas públicas mucho más consistentes y racionales».
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Sin dejar lugar a dudas, el profesional aseveró que «la pobreza es un derivado de la perseverancia en aplicar políticas equivocadas. Por eso, no se revertirá con unmilagro, como Vaca Muerta, litio, altos precios agropecuarios o algún otro hecho exógeno). Es imprescindible poner racionalidad a las políticas públicas».
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«Milei tuvo la visión y la virtud de convencer a la población de que hay que romper con los consensos equivocados que sostienen malas políticas», destacó e indicó: «Accedió a la presidencia sin caer en la tentación de repetir eslóganes ‘políticamente correctos'».
«Por el contrario, lo hizo planteando con énfasis y crudeza la necesidad de avanzar en una fuerte reorganización del sector público», resaltó y afirmó: «Llegar al poder con un mensaje claro y sin ambigüedades sobre la necesidad de cuestionar consensos equivocados constituye una oportunidad inédita».
Pero dejó en claro que «el aval a esas ideas es una oportunidad. Ahora hace falta capacidad política y técnica de gestión en el Estado».
Con información de Noticias Argentinas
