Por Fernando Heredia, de Energía Online
La ola de calor agobiante que afectó a casi todo el país durante la primera quincena de marzo tendrá un fuerte impacto en las tarifas de luz por el consumo histórico que se generó a partir del uso constante de aires acondicionados.
Según datos de Cammesa, en este lapso la demanda se disparó un 40% respecto a los registros de marzo del 2022, lo que probablemente genere que muchos usuarios de ingresos medios perforen el umbral de consumo subsidiado y pasen a pagar tarifa plena por esos kw adicionales.
Esto ya se está notando en las primeras facturas que empezaron a llegar a los domicilios por los consumos hasta el 15 de marzo. Ante la consulta de este medio, fuentes oficiales reconocieron estar preocupadas por el arrastre en la inflación y el efecto que puede tener en familias de bajos ingresos que quedaron agrupadas en la categoría 1 por no haberse registrado al RASE.
El factor clave que explica este consumo fue el inédito aumento de la temperatura, que promedió los 30 grados centígrados durante estos días, cuando el promedio histórico de la primera quincena de marzo es de 22 grados.
En febrero sucedió algo similar, pero con un aumento de solamente 2,5 grados respecto al promedio histórico. Aún así, el consumo residencial saltó un 25% y fue un 42% superior en la región del AMBA.
En tanto, en el acumulado de lo que va del 2023 el consumo eléctrico residencial se disparó un 33% en términos interanuales, por lo que se descuenta un golpe fuerte en el bolsillo.
Como explicó este medio, esta situación se intensificará los próximos meses, ya que el FMI dispuso una aceleración de la segmentación tarifaria debido al impacto fiscal de la sequía. Es por eso que se espera que el RASE se cierre en abril y que los usuarios de altos ingresos y aquellos que no se anotaron dejen de recibir la porción de subsidios que todavía mantenían.
A su vez, está contemplado una suba del valor agregado de distribución en abril y otra en junio, que particularmente afectará a los usuarios de menor poder adquisitivo dado que guarda una mayor representación en estas facturas por ser un componente que no está subsidiado en ninguna categoría. En promedio, cada suba rondará los $400 para la gran mayoría de la población, por lo que, en términos proporcionales, el alza será mayor en la categoría más vulnerable.
El aspecto positivo radica en que el incremento no coincide con el período veraniego de mayor consumo, lo que hubiera significado un doble efecto por precio y cantidad. En cambio, los usuarios de gas natural sí se verán afectados por esta situación, ya que la segmentación y los aumentos del VAD se darán justo antes del inicio del invierno, donde los consumos residenciales se duplican.
Publicado en cooperación con EnergíaOnline.com.ar