En el marco de la crisis global, Francia registró en julio una inflación interanual del 6,8%, la más alta desde que el país empezó a utilizar las mediciones de la Unión Europea, a principios de los ´90.
Aunque se trata de una de las tasas más bajas del bloque, producto de los topes a las tarifas de electricidad y gas, el alza de los precios de los alimentos y los combustibles empieza a tener un impacto en el humor social. Y el marketing empieza a dar cuenta de ese fenómeno, especialmente en el sector del consumo masivo.
En ese maco, la cadena francesa de supermercados Carrefour, decidió implementar en su tierra natal un programa que desde hace ya muchos años lleva adelante en Argentina, un país con una larga trayectoria inflacionaria.
Luego de que el Gobierno de Cristina Kirchner pusiera en marcha el programa “Precios Cuidados”, que establece una lista de precios acordados con el sector empresario para definir tarifas de referencia sostenidos durante algunos meses, la empresa lanzó en 2017 (ya bajo la gestión de Mauricio Macri) la campaña “Precios Corajudos”, que prometía sostener los precios de un centenar de productor durante todo un año, bajo un concepto épico y música de marcha militar en sus anuncios televisivos y radiales. En el país llegó a tener 1.300 productos incluidos en el congelamiento.
Dados los aumentos reflejados en los índices, el presidente francés, Emmanuel Macron, había iniciado en las últimas semanas una cruzada discursiva contra los “formadores de precios”, y pidió al sector de la intermediación hacer un mayor esfuerzo para contener esos incrementos.
Pocos días después, Carrefour respondió con el lanzamiento de su versión local de “Precios Corajudos”: unos 100 productos de uso cotidiano mantendrán sus precios finales hasta el 30 de noviembre.
La propuesta incluye un amplio abanico de productos básicos, como arroz o detergente, pero también alcanza a la indumentaria, con mensajes que refuerzan la idea de apoyar a los consumidores en este difícil momento.