En noviembre, por primera vez en el año, el consumo en supermercados y autoservicios logró revertir la tendencia descendente que había predominado durante algunos meses. De acuerdo con un informe reciente de la consultora Scentia, el sector registró un incremento del 1,5% en comparación con octubre, marcando un cambio relevante en el panorama económico. Sin embargo, esta mejora mensual se da en un contexto de caídas interanuales que aún reflejan los desafíos estructurales que enfrenta el país.
El consumo en supermercados y autoservicios independientes registró en noviembre un aumento intermensual del 1,5%
Según el análisis de Scentia, este cambio refleja ajustes en los hábitos de consumo de las familias argentinas, que se concentraron en adquirir productos esenciales. Esta estrategia responde tanto a la necesidad de optimizar los ingresos disponibles como a una ligera moderación en el ritmo de la inflación.
El crecimiento de noviembre resulta significativo tras un año de contracciones constantes. Desde abril, cuando los niveles de consumo tocaron su punto más bajo, las variaciones intermensuales habían permanecido estancadas o en caída.
Moderación en el aumento de precios y su impacto en las compras
Uno de los factores destacados fue la desaceleración en el aumento de precios. Para el mes de marzo, los autoservicios habían registrado un alza interanual del 345,5%, mientras que para noviembre, esta cifra se redujo al 312,5%. Aunque la inflación sigue siendo elevada, esta desaceleración permitió una leve mejora en el poder adquisitivo, favoreciendo el volumen de compras.
Asimismo, noviembre suele ser un mes de mayor actividad comercial debido a la cercanía con las fiestas de fin de año. No obstante, a diferencia de años anteriores, este repunte no estuvo vinculado a medidas de impulso económico lo que otorga un carácter más estructural a la mejora registrada.
Desigualdad en el desempeño regional y por tipo de comercio
El análisis también muestra diferencias significativas entre regiones y canales de venta. Las cadenas de supermercados sufrieron una caída interanual acumulada del 13,2%, con retracciones más pronunciadas en el interior del país con un -19% en comparación con el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde la baja fue del 15,6%.
Por otro lado, los autoservicios independientes, que incluyen los populares autoservicios “chinos”, presentaron una caída anual acumulada del 13,5%.
En noviembre, las diferencias entre el AMBA y el interior se redujeron, con caídas del 20,9% y 19,4%, respectivamente. Esta convergencia podría indicar un impacto más homogéneo de los factores macroeconómicos en todo el país.
Cambios en las categorías de consumo
El comportamiento del consumidor también varió según el tipo de producto. Las bebidas con alcohol y los productos asociados al consumo impulsivo fueron los más perjudicados, con contracciones del 19,2% y 18,6%, respectivamente. Por el contrario, los alimentos y perecederos, considerados esenciales, registraron descensos más moderados, del 9,1% y 8,7%. Esto evidencia que las familias continúan ajustando sus gastos hacia bienes básicos, sacrificando otras categorías menos prioritarias.
Perspectivas hacia el cierre del año y 2025
El cierre del año plantea un escenario con ciertas oportunidades para consolidar la recuperación. Con una base de comparación interanual, las cifras podrían mostrar mejoras relativas, especialmente si las fiestas impulsan el consumo de categorías esenciales. Asimismo, un avance más lento de la inflación permitiría una mayor estabilidad en el poder adquisitivo, lo que resultaría en un inicio de 2025 con señales más claras de recuperación.
Cabe destacar que a esta altura del año durante el 2023 había un cierto escenario de incertidumbre por cómo iba a adaptarse la economía a la transición entre Alberto Fernández y Javier Milei. El temor a una disparada en los precios, en un contexto de alta inflación, había llevado a que durante el 2023 muchos consumidores se stockeen, dejando una base alta de comparación para este 2024.
A pesar de estos indicios positivos, el panorama aún demanda cautela. Las desigualdades en el desempeño entre regiones y la lenta recuperación del consumo en general reflejan un escenario frágil. Las políticas públicas y privadas que promuevan incentivos al consumo serán fundamentales para transformar estas mejoras puntuales en una recuperación sostenida y más equitativa en el mediano plazo.