Argentina enfrenta un nuevo escenario comercial internacional marcado por la política arancelaria impulsada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La estrategia de utilizar los aranceles como herramienta de negociación ha generado incertidumbre global y plantea desafíos particulares para la economía argentina, que debe definir un enfoque pragmático para minimizar los riesgos y aprovechar oportunidades en un contexto adverso.
Trump afirmó considerar “cualquier cosa” si se trata de la Argentina, en respuesta a un posible tratado entre ambos países. Afirmó que Milei es un gran líder y que está haciendo un gran trabajo pero esto no ha significado una definición concreta sobre un acuerdo.
De acuerdo con la Fundación Capital, la administración Trump ha intensificado las restricciones comerciales en los primeros meses de su nuevo mandato, con más de 300 medidas proteccionistas implementadas a nivel global. Entre ellas, destacan los aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, así como a las compras desde la Unión Europea. A su vez, la estrategia de «aranceles recíprocos»—que implica replicar las tarifas que enfrentan los exportadores estadounidenses en otros mercados—afecta directamente a economías con altos niveles arancelarios, como la argentina.
Desde esta semana, Estados Unidos aplicará un arancel adicional del 25% a México y Canadá, dos de sus principales socios; aunque estas medidas entraron en vigor, podría haber un acuerdo para bajar los porcentajes.
El vínculo comercial entre Argentina y Estados Unidos
Si bien Argentina no ostenta un superávit comercial estructural con Estados Unidos, lo que la excluye de acusaciones sobre afectación al empleo estadounidense, las medidas proteccionistas impulsadas por Trump representan un riesgo para sectores clave del país. En particular, el informe advierte que la suba del arancel al 25% para el acero y el aluminio representa un golpe para la industria local, ya que estos productos representaron en 2024 un 40% y 60% del total exportado, respectivamente.
La administración Trump ya había aplicado restricciones similares en 2018, aunque en esa ocasión Argentina logró negociar cuotas de exportación.
El fortalecimiento del dólar es otro factor que condiciona la competitividad argentina, a ello se suma el esquema local del crawling peg al 1%. Según la Fundación Capital, la revalorización de la moneda estadounidense impacta en los precios de los commodities. En 2025, la mitad de las ventas externas argentinas provendrían de los tres principales complejos agrícolas—soja, trigo y maíz—y del sector energético. En este contexto, la depreciación de las monedas emergentes y la baja en los precios de los commodities añaden presión a una economía que depende de sus ventas externas para obtener divisas.
Según explica la fundación los anuncios son más bien una táctica negociadora de Trump para obtener beneficios para su país( salvo en el caso de China) y es que el presidente estadounidense “ha hecho uso de la política arancelaria como herramienta de negociación en temas bien diversos, como seguridad, control de drogas, inmigración, armamentos, entre otras”.
El informe también destaca que, Argentina no tiene superávit comercial estructural con Estados Unidos lo que podría dar a nuestro país margen de negociación. Si bien en 2024 Argentina logró revertir su histórico déficit comercial con Estados Unidos por una mejora en las exportaciones locales y por una baja en las compras del otro país (registrando un superávit de 228 millones de dólares), no es una tendencia sostenida a lo largo del tiempo.
Ante este panorama, la Fundación Capital señala que Argentina debe adoptar una estrategia comercial pragmática y transaccional. La necesidad de mantener y ampliar los mercados de exportación exige negociaciones firmes con Estados Unidos para garantizar el acceso de productos como acero, aluminio y biodiésel, que sigue excluido del mercado estadounidense desde 2017 por medidas antidumping. También resulta clave revisar los aranceles aplicados a productos estadounidenses, dado que la tarifa promedio local es significativamente superior a la de Estados Unidos.
Si bien Trump afirmó estar dispuesto a discutir un tratado de libre comercio con Argentina, esto podría implicar que el país deba romper con el Mercosur, generando un problema diplomático y comercial de gran magnitud.
Más allá de las declaraciones del presidente estadounidense, no hay hasta el momento avances concretos sobre la posibilidad de negociar un acuerdo de este tipo.
La relación entre los presidentes Javier Milei y Donald Trump podría jugar un rol en este escenario, pero el informe advierte que Argentina no es una prioridad para la política comercial estadounidense. En este sentido, la iniciativa debe partir del gobierno argentino, con el objetivo de preservar el acceso a mercados clave y minimizar el impacto de las medidas proteccionistas.
En definitiva, Argentina enfrenta un desafío complejo en su inserción internacional. La política arancelaria de Trump obliga a replantear estrategias comerciales y a fortalecer el poder negociador del país. En este contexto, se evalúa cuál será el margen de maniobra y la capacidad del gobierno para gestionar este escenario que será determinante para el desempeño económico de la Argentina.