“El déficit cero no se negocia”, dijo el ministro de Economía, Luis Caputo, luego de celebrar que el país alcanzó un superávit financiero por primera vez desde 2012. Sin embargo, casi un tercio de ese excedente se logró por los recortes en las jubilaciones.
Así lo advierte un estudio realizado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que señaló que gran parte del superávit de enero se explica “por la ausencia de gestión del Estado, el congelamiento en las partidas de gasto, y por la licuación de las partidas vinculadas a prestaciones sociales”.
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De acuerdo a los números publicados por la Secretaría de Hacienda, en el primer mes del año, el Sector Público Nacional (SPN) alcanzó un superávit primario de $2.010.746 millones, casi medio punto del PBI. Mientras que el superávit financiero, tras los pagos de intereses de la deuda pública, fue de $518.408 millones.
“Es el primer superávit financiero desde agosto de 2012, y el primer superávit financiero en un mes de enero desde 2011”, destacaron desde el ministerio de Economía.
Pese a esto el informe del CEPA remarcó que de ese monto, el 32,9% se debe a los ajustes en las jubilaciones y pensiones; seguido por un 17% de recortes en gastos de capital; un 16,8% en subsidios económicos y un 12,6% en salarios y otros.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, en enero el Gobierno ejecutó un presupuesto de $1.591.930 millones en jubilaciones y pensiones, lo que representó una caída del 32,5% con respecto al mismo mes de 2023.
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En cuanto a los programas sociales en general, el presupuesto bajó de $3.319.327 millones a $2.232.008 en un año, lo que significa un 32,8% menos. Por su parte los gastos de capital mermaron un 75,6%.