Funcionarios del Gobierno argentino viajarán el jueves a Estados Unidos para reunirse con representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI), en momentos en que el país renegocia un crédito ya desembolsado de unos 44.000 millones de dólares, dijo a Reuters una fuente oficial.
El encuentro se producirá luego de que el FMI dijera a fines de noviembre que comenzó a delinear junto a Argentina los contornos de un programa que podría respaldar al Gobierno para enfrentar los profundos desafíos económicos y sociales del país, agravados por la pandemia de COVID-19.
«Diego Bastourre, Ramiro Tosi y Mariano Sardi viajan el jueves a Washington con el objetivo de mantener reuniones en función de la agenda de potenciar y desarrollar el mercado de capitales. Además está previsto intercambios técnicos con FMI sobre el programa de financiamiento», dijo el miércoles la fuente, que habló bajo condición de anonimato.
Bastourre es el secretario de Finanzas de Argentina, mientras que Tosi y Sardi ocupan los cargos de subsecretario de Financiamiento y subsecretario de Servicios Financieros, respectivamente. También integrará la delegación Sergio Chodos, representante de Argentina ante el FMI.
Otra fuente oficial, conocedora de las tratativas, no descarta que el viaje se aproveche para que los funcionarios mantengan reuniones con inversores privados.
El país cerró en agosto un millonario canje de deuda pública por unos 100.000 millones de dólares con acreedores privados.
El titular de la cartera de Hacienda, Martín Guzmán, y el equipo de finanzas «continúan con un diálogo fluido con los inversores luego de haber reestructurado la deuda y, durante este viaje, se buscará profundizar ese diálogo institucional», agregó la fuente.
Argentina, que atraviesa el tercer año consecutivo de recesión con alta inflación y tiene cada vez menos reservas de divisas, cerró en agosto un millonario canje de deuda pública por unos 100.000 millones de dólares con acreedores privados.
Pese al éxito que representó esta operación, la debilidad del peso se mantiene ante la desconfianza de los inversores sobre el futuro inmediato de la economía doméstica.