En un escenario de dólar oficial rondando los $1.190, los gigantes de Wall Street pusieron la lupa sobre la nueva estrategia cambiaria del Gobierno argentino y dejaron impresiones positivas. Tanto JP Morgan, como Morgan Stanley y BNP Paribas coincidieron en destacar que el reciente acuerdo con el FMI y la flexibilización del cepo podrían marcar un punto de inflexión para la economía nacional. Si bien advirtieron sobre ciertas presiones inflacionarias transitorias, también vieron oportunidades claras de acumulación de reservas, crecimiento sostenido e incentivo a la inversión extranjera.
El nuevo régimen cambiario, implementado desde este lunes, propuso una flotación entre bandas entre $1.000 y $1.400, con una corrección mensual del 1%. Esta apertura vino acompañada del desarme parcial del cepo, habilitando mayor acceso al dólar tanto para personas físicas como jurídicas.
En ese marco, JP Morgan no escatimó elogios: “Los avances en materia de política representan un paso significativo que permite al país liberar un potencial que estuvo reprimido durante décadas por decisiones políticas deficientes”. También subrayaron que la relajación cambiaria podría facilitar el pago de dividendos y deudas intraempresa, elementos claves para reactivar el flujo de capital.
Desde Morgan Stanley, la visión fue igualmente alentadora. Evaluaron que el BCRA cuenta con suficiente respaldo, unos USD 20.000 millones provenientes del FMI, el BID y el Banco Mundial, como para sostener un esquema de flotación administrada. Reconocieron, sin embargo, que «es probable que haya presiones inflacionarias temporales«, aunque matizaron que el diseño gradual de las reformas –pensadas para el ciclo pos-elecciones de medio término– daría margen para su implementación. Además, anticiparon una mejora de alrededor de USD 10.000 millones en reservas netas durante 2025.
Por su parte, BNP Paribas consideró que el giro del Gobierno hacia una política cambiaria más ambiciosa fue “más sólido que el esquema anterior y superior a lo que contemplaban la mayoría de los analistas”.
A su juicio, levantar el cepo en medio de un año electoral envía una señal clara de disciplina fiscal y de que el oficialismo está dispuesto a enfrentar el costo de una inflación más elevada en el corto plazo. “Estas medidas fortalecen la credibilidad del Gobierno ante el mercado y consolidan la idea de que se priorizan los fundamentos económicos por sobre la especulación electoral”, afirmaron.
Finalmente, los expertos de BNP proyectaron una posible unificación cambiaria en torno al dólar financiero, con un impacto desinflacionario que llevaría la inflación mensual nuevamente cerca del 3% en tres meses. También resaltaron que, con una menor emisión monetaria respaldada por superávit fiscal primario, se espera una mayor demanda de pesos, lo que permitiría al Banco Central recomponer reservas y cumplir con las metas del FMI: USD 4.900 millones en junio y USD 9.400 millones en diciembre. Todo indica que los mercados internacionales están viendo, al menos por ahora, un nuevo horizonte de estabilidad para Argentina.