Al menos 15 personas murieron y otras 21 resultaron heridas durante un atentado terrorista contra un santuario religioso de la ciudad iraní de Shiraz, que fue reivindicado por el grupo extremista llamado “Estado Islámico”. Entre las víctimas fatales habría una mujer y dos niños.
De acuerdo a lo informado por las agencias IRNA y Fars, citadas por Reuters, se cree que tres terroristas planearon el ataque al templo de Shahcheragh, pero sólo uno de ellos habría ingresado allí el miércoles para perpetrar el atentado, de acuerdo a la policía de la provincia de Fars.
Luego de que ese grupo chií reivindicara el ataque, el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei prometió este jueves una dura respuesta por parte de las autoridades del país, quienes además se encuentran tratando de controlar las crecientes protestas en las calles.
El ayatolá realizó una declaración a través de la TV estatal y aseveró que “los responsables serán seguramente castigados” y exhortó a los iraníes a “unirse”. “Todos tenemos el deber de enfrentarnos al enemigo y a sus agentes traidores o ignorantes», dijo.
Según analistas internacionales, el mensaje parecía estar dirigido al núcleo duro del Gobierno, que había empezado exhibir sus diferencias en relación al manejo político y policial de la crisis por las protestas (incluso internacionales) que se multiplicaron tras el asesinato de Mahsa Amini, quien falleció tras ser arrestada por la policía moral por no usar correctamente su hiyab. Los manifestantes vienen pidiendo el fin de la República islámica e incluso la muerte de Jamenei.
Respecto al hecho en sí, las autoridades han divulgado en los medios estatales que el atacante sería un “terrorista takfiri”, manera en que llaman a los musulmanes suníes de la línea más dura, identificados con el “Estado Islámico”. Según el parte oficial, se encuentra “en estado crítico” luego de ser abatido por los efectivos policiales. Por ese motivo, aún no ha podido ser interrogado.